Un nuevo sistema de ayuda marcado por el caos y la violencia

Al menos 31 palestinos fallecieron y más de 170 resultaron heridos durante un incidente ocurrido en la madrugada del domingo en la ciudad de Rafah, al sur de la Franja de Gaza. Según testimonios recogidos por funcionarios de salud y testigos presenciales, las víctimas se dirigían a un centro de distribución de alimentos gestionado por una fundación respaldada por Israel cuando fuerzas militares abrieron fuego contra la multitud. El Ejército israelí negó haber disparado contra civiles en las inmediaciones del lugar, argumentando que sus tropas solo realizaron disparos de advertencia contra individuos sospechosos que avanzaban hacia ellos durante la noche.

Contradicciones en las versiones y falta de acceso independiente

El Ejército israelí publicó imágenes de drones que, según afirmó, mostraban a hombres armados disparando contra civiles en Jan Yunis. Sin embargo, The Associated Press no pudo verificar la autenticidad del material, ni determinar el contexto exacto de los hechos. Por su parte, la fundación humanitaria involucrada aseguró que la distribución de ayuda se realizó “sin incidentes” y desmintió informes previos sobre caos en la zona, aunque medios independientes no tienen acceso a estos recintos, ubicados en áreas militares restringidas.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) reportó que su hospital de campaña en Rafah atendió a 179 heridos, 21 de los cuales murieron al llegar, la mayoría con lesiones por proyectiles. “Todos los pacientes afirmaron que intentaban acceder a un punto de ayuda”, declaró el organismo, calificando el suceso como el peor desde la apertura del centro hace más de un año. Philippe Lazzarini, director de la agencia de la ONU para refugiados palestinos, denunció que “la distribución de ayuda se ha convertido en una trampa mortal”.

Repercusiones internacionales y fracaso del sistema de ayuda

Organizaciones humanitarias, incluidas las agencias de la ONU, han rechazado colaborar con el nuevo sistema de distribución, argumentando que viola principios básicos de neutralidad y acceso equitativo. Jonathan Whittall, representante de la oficina humanitaria de la ONU en Gaza, lo describió como “una escasez diseñada”, refiriéndose a las restricciones israelíes que dificultan la entrega de asistencia a 2 millones de palestinos en riesgo de hambruna.

Contexto del conflicto y cifras devastadoras

La guerra en Gaza, desencadenada tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, ha dejado más de 54.000 muertos, según el Ministerio de Salud local, aunque no distingue entre civiles y combatientes. La ofensiva israelí ha destruido infraestructuras críticas y desplazado al 90% de la población, agravando la dependencia de la ayuda internacional. Mientras tanto, las negociaciones de alto el fuego enfrentan obstáculos, con Hamás solicitando enmiendas a una propuesta respaldada por Estados Unidos.

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El conflicto legal y la decisión de permanecer en Sanxenxo

Los últimos días han sido particularmente tensos para Juan Carlos I, el rey emérito de España, debido al litigio judicial que mantiene con Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria. El origen del conflicto radica en las declaraciones públicas emitidas por Revilla entre 2022 y 2024, las cuales el padre del rey Felipe VI calificó como “afirmaciones difamatorias e injuriosas” sobre su vida privada. La demanda incluye una indemnización de 50.000 euros por daños morales y la exigencia de una retractación pública. A pesar de que se programó una audiencia de conciliación en los juzgados de Santander, no se logró ningún acuerdo, lo que llevó a Juan Carlos I a permanecer temporalmente en Sanxenxo, Galicia.

Un viaje a Portugal: nostalgia y posibles planes de residencia

Tras su estancia en Galicia, donde compartió una cena con Juan Carlos Escotet, presidente del RC Deportivo y Abanca, el monarca emérito optó por viajar a Cascais, Portugal. Este destino no es casual: Portugal guarda un vínculo emocional profundo para Juan Carlos I, quien pasó parte de su infancia en la Villa Giralda durante el exilio de la familia Borbón. Además, mantiene relaciones cercanas con figuras influyentes portuguesas, como la familia Espírito Santo, que ha hospedado en múltiples ocasiones a miembros de la realeza española.

Estos factores, junto al deseo de llevar una vida discreta cerca de España, han alimentado rumores sobre una posible mudanza definitiva a Cascais, lo que implicaría abandonar su residencia actual en Abu Dabi. Desde 2020, el rey emérito ha vivido en la exclusiva isla de Zaya Nurai, donde ocupa una mansión con amplias comodidades. Sin embargo, pese al lujo, su estancia en Emiratos Árabes Unidos ha estado marcada por la añoranza de su país y las limitaciones para regresar debido a las investigaciones fiscales sobre su patrimonio.

Antecedentes: el exilio y las sombras legales

La decisión de Juan Carlos I de establecerse en Abu Dabi surgió tras las revelaciones sobre presuntas irregularidades financieras en Suiza, incluida una polémica donación de 65 millones de euros a Corinna Larsen. En su momento, el rey emérito atribuyó las acusaciones a una “campaña mediática” y aseguró cooperar con las autoridades, aunque optó por alejarse de España para no perjudicar la imagen de su hijo, Felipe VI. Desde entonces, sus visitas a territorio español han sido esporádicas, centrándose en localidades como Mallorca o Sanxenxo.

Ahora, la posibilidad de trasladarse a Portugal refleja un intento por equilibrar su deseo de proximidad familiar con la necesidad de evitar controversias. Cascais, con su cercanía geográfica y afectiva, emerge como un refugio ideal para sus últimos años, lejos del escrutinio público pero sin renunciar por completo a sus raíces.

Reflexiones finales: entre el legado y la tranquilidad

La vida de Juan Carlos I tras su abdicación en 2014 ha estado marcada por claroscuros: desde los lujos de su exilio dorado hasta las batallas legales y la nostalgia. Su eventual establecimiento en Portugal simboliza un capítulo más en esta búsqueda de paz, aunque también plantea interrogantes sobre el futuro de sus relaciones con la monarquía española y su legado histórico.

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Canadá en llamas (y no es metáfora)

Si pensabas que el cambio climático era un problema del futuro, los más de 25.000 evacuados en Canadá por los incendios forestales te están mirando con cara de “te lo dijimos”. Las llamas no solo están arrasando bosques, sino también la paciencia de quienes huyen del humo, el calor y la desesperación. Y por si fuera poco, el aire en algunas zonas de EE.UU. y Canadá parece sacado de una distopía posapocalíptica. ¿Quién necesita series como The Last of Us cuando la realidad supera la ficción?

Manitoba, Alberta y Saskatchewan: el trío catastrófico

Manitoba lleva la peor parte, con 17.000 personas evacuadas y un estado de emergencia que suena más a guión de película que a boletín oficial. Alberta y Saskatchewan no se quedan atrás, sumando miles más a la lista de desplazados. El primer ministro de Saskatchewan, Scott Moe, lo resumió con la elegancia de quien sabe que el desastre no da tregua: “Los próximos días son críticos”. Traducción: si no llueve pronto, esto va a ponerse peor que la temporada final de Game of Thrones.

En Flin Flon, una ciudad que suena a nombre de villano de cómic, más de 5.000 personas tuvieron que salir corriendo cuando el fuego cruzó la frontera desde Saskatchewan como si fuera un turista sin visa. Y para colmo, un dron entrometido y el humo espeso dejaron a los aviones cisterna en tierra. Porque, claro, ¿qué sería una crisis sin un poco de caos adicional?

El humo no respeta fronteras (ni pulmones)

El aire en Dakota del Norte, Montana y Minnesota alcanzó niveles “poco saludables”, lo que en términos reales significa que respirar ahí es como fumarse tres cigarrillos seguidos. Bryan Jackson, del Servicio Meteorológico de EE.UU., advirtió que el humo canadiense seguirá haciendo turismo por el país en los próximos días. Gracias, Canadá, por el “regalo” tóxico.

Mientras tanto, en Idaho, un incendio aparte quemó más de 100 acres, cerró carreteras y dejó a algunos residentes con la misma expresión de incredulidad que ponemos cuando Netflix cancela nuestra serie favorita. Los vientos y el terreno complicaron las labores de extinción, porque la naturaleza claramente decidió jugar en modo difícil este año.

Refugios llenos y hoteles en modo “sálvese quien pueda”

Los centros de evacuación en Manitoba están al límite, con gente durmiendo en el suelo y esperando en pasillos como si fuera la fila para entrar a un concierto de Taylor Swift. Kyra Wilson, líder indígena, lo describió como una de las peores evacuaciones desde los 90. “La gente está cansada”, dijo. Y no es para menos: entre el humo, el calor y la incertidumbre, hasta el más optimista estaría reconsiderando sus life choices.

La temporada de incendios en Canadá recién comienza (va de mayo a septiembre), y si el 2023 fue malo, el 2025 parece empeñado en superarlo. Así que, si estabas planeando un viaje al norte, quizá quieras reconsiderar y mejor quedarte en casa viendo documentales sobre glaciares… mientras aún existan.

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