El Papa le encargó a un duranguense organizar sus viajes (y no, no es broma)

Imagina tener que coordinar los viajes de alguien que literalmente tiene 1.300 millones de seguidores en el planeta. Pues eso es exactamente lo que acaba de caerle encima a Monseñor José Nahúm Jairo Salas Castañeda, el duranguense que ahora es el nuevo “event planner” del Papa León XIV. Sí, el Vaticano también tiene su propio “Coachella”, pero en lugar de influencers, hay cardenales y, en vez de glitter, incienso.

El comunicado que cambió su vida (y sus niveles de estrés)

La Secretaría de Estado de la Santa Sede soltó el chisme esta mañana con un comunicado más corto que un tuit de Elon Musk: básicamente, León XIV le pasó el micrófono (o el báculo) a Salas Castañeda para que se encargue de los viajes apostólicos. O sea, desde elegir el avión papal (¿Ryanair está en opciones?) hasta asegurarse de que nadie le pida selfies al Pontífice en plena homilía.

Por si no quedó claro, esto no es un “trabajito de verano”. Hablamos de organizar giras mundiales donde el protocolo, la seguridad y la logística son más complejos que descifrar los mensajes subliminales de Rosalía. Monseñor Sustituto (sí, ese es su título real) lo anunció después del Ángelus, porque en el Vaticano hasta los spoilers son divinos.

Mientras tanto, la Arquidiócesis de Durango está más emocionada que fan de Bad Bunny en concierto: “¡Gran alegría!”, publicaron en X (antes Twitter), porque hasta la Iglesia sabe que los memes se escriben solos. Eso sí, pidieron oraciones para el pobre Monseñor, porque manejar el calendario del Papa debe ser como jugar Tetris en modo legendario.

¿Qué implica ser el “coordinador de viajes apostólicos”?

Traducción para mortales: este duranguense ahora es una mezcla de asistente personal, productor de eventos y diplomático. Desde reservar hoteles (¿el Hilton acepta bendiciones como forma de pago?) hasta negociar con gobiernos y evitar que algún líder mundial le haga pasar un papelón al Papa. Porque sí, hasta los jefes de Estado pueden ser tan intensos como un stalker en Instagram.

Y no, no es un puesto nuevo. Antes lo tenía un italiano, porque claro, en el Vaticano la pasta y la burocracia son igual de importantes. Pero ahora le toca a un mexicano demostrar que sabe organizar cosas mejor que un grupo de amigos planeando salir un viernes (spoiler: siempre alguien cancela).

Lo curioso es que Salas Castañeda ya trabajaba en la Secretaría de Estado, así que no es un rookie. Pero pasar de archivar documentos a coordinar multitudes en Brasil o Filipinas es como saltar de vender tamales a dirigir un banquete para el G20. Eso sí, con mejor sueldo (esperamos).

¿Y ahora qué? Pues a esperar el primer viaje oficial con el duranguense a cargo. ¿Habrá mariachi en el Vaticano? ¿Incluirá México en la ruta? Lo único seguro es que, si algo sale mal, el cielo será el último lugar donde querrán enviar su queja.

¿Te imaginas el nivel de estrés? Comparte esta nota y etiqueta a ese amigo que siempre organiza los planes (y sufre en el intento). Y si quieres más historias igual de surrealistas, dale clic a nuestro contenido relacionado. #SantoTrabajo

La épica batalla contra el huachicol (o cómo perder con estilo)

Ah, el huachicol. Ese deporte nacional que combina ingeniería clandestina, contabilidad creativa y una pizca de crimen organizado. Cuando el Gobierno de AMLO llegó en 2018 prometiendo acabar con este saqueo a los ductos de Pemex, muchos imaginaron escenas de película: explosiones, persecuciones y villanos esposados. Pero la realidad, como siempre, prefirió el género de la comedia absurda.

Las matemáticas mágicas de la justicia

Entre enero de 2019 y septiembre de 2024 (casi seis años, por si perdiste la cuenta), las autoridades lograron consignar a 54 personas por robo de combustible. ¿El premio mayor? Nueve –sí, NUEVE– sentencias. Vamos, hasta un partido de béisbol tiene más innings. Pero no te preocupes, en el sexenio anterior (2013-2018) la cosa fue “mejor”: 716 detenidos y 299 sentencias. Claro, eso fue cuando el huachicol era moda retro con piquetes a ductos, no el sofisticado huachicol fiscal que hoy hace llorar a los contadores.

Mientras tanto, Pemex sigue perdiendo 4 mil barriles diarios (o 747 mil litros, para los que prefieren la versión metric). ¿Dónde va todo ese combustible? Quizá a alimentar el motor de la ironía, porque según fuentes internas, las denuncias ante la FGR aumentaron 22% en 2025. ¡23 al día! A este ritmo, pronto tendremos más denuncias que barriles robados.

Operativos espectaculares (sin espectadores)

El Gabinete de Seguridad de Sheinbaum parece haber adoptado la estrategia del “muéstrales el cadáver, pero no el asesino”. Esta semana allanaron dos predios: uno en Coatzacoalcos con 500 mil litros de crudo (suficiente para bañar a un ejército de patos), y otro en Allende con 1.5 millones de litros robados. ¿Detenidos? Cero. Como diría el meme: “Aquí no pasó nada, pero miren qué bonitas fotos”.

Y mientras Querétaro, Puebla y el Edomex lideran este ranking del delito, las autoridades insisten en que hay menos tomas clandestinas. ¡Genial! Ahora los ladrones usan UberEats para el combustible. Eficiencia ante todo.

¿El verdadero problema? Que el huachicol fiscal (esa joya donde el combustible “desaparece” antes de salir de la refinería) sigue campante. Pero tranquilos, con suerte para 2030 tendremos… quizá otras 15 sentencias. ¡Progreso!

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Un golpe a la justicia que estremece los cimientos de la democracia

En las sombras del poder, se teje una trama que amenaza con arrasar los últimos vestigios de independencia judicial. Legisladores de oposición han alzado la voz con un grito desgarrador: Morena y sus aliados planean descuartizar las Fiscalías Generales de Justicia estatales, arrojándolas de vuelta a las garras del Ejecutivo estatal. ¿El pretexto? Un débil argumento de que el modelo no ha funcionado, mientras las intenciones reales palpitan con oscura claridad: el control absoluto.

El regreso de los fiscales carnales: un espectro del pasado que acecha

La senadora Alejandra Barrales, con la voz temblorosa de quien ve repetirse los errores más atroces, advierte: “Quieren resucitar a los fiscales incondicionales, a los fiscales carnales”. Cada palabra suena como un martillazo en el ataúd de la democracia. ¿Volveremos a los días en que la justicia era un mero apéndice del poder? ¿A las épocas donde los procesos se estancaban en cuellos de botella y la politización manchaba cada decisión judicial?

Ricardo Anaya, líder de los senadores panistas, no disimula su amarga certeza: “No sorprende, es parte del diseño que hemos denunciado”. Morena, ese titán sediento de dominio, no se conforma con gobernar; ansia devorar toda resistencia. “El control total, un régimen autoritario”, susurra Anaya, como si ya vislumbrara el abismo.

Pero la advertencia más escalofriante llega de boca del diputado Federico Döring: “Sería el último clavo en el ataúd”. Y entonces, el recuerdo de Ernestina Godoy, esa fiscal a modo que convertía disidentes en reos, resurge como un fantasma. ¿Es este el futuro? Fiscales carnales, jueces carnales, una Corte de acordeones que baila al ritmo que le marquen desde arriba.

El senador morenista Waldo Fernández intenta vestir de razón esta embestida, pero sus palabras se deshacen como arena entre los dedos. ¿Analizar una iniciativa? No. Esto es una emboscada. Una jugada maestra para estrangular la autonomía y coronar al Ejecutivo estatal como el gran titiritero de la justicia.

El reloj avanza. La sombra del autoritarismo se alarga. Y mientras los legisladores de oposición libran esta batalla épica, una pregunta flota en el aire: ¿Podrá detenerse esta maquinaria antes de que sea demasiado tarde?

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