La selección femenil de México vence a Uruguay en un partido de barro y polémica

Un triunfo que huele a tierra mojada (y a suerte)

Si alguien pensó que el fútbol femenino era menos dramático que el masculino, el partido México vs Uruguay en Tlaxcala le dio una cachetada con guante blanco (o mejor dicho, con guante lleno de lodo). En un escenario que parecía más apto para un festival de barro que para un encuentro internacional, las mexicanas se llevaron la victoria 1-0 en un partido donde el verdadero MVP fue el travesaño y la ley del más resbaladizo.

La cancha: el tercer equipo (y el más traicionero)

El estadio Tlahuicole, en Tlaxcala, se convirtió en el protagonista involuntario del partido. Entre charcos y zonas que parecían arrozales, las jugadoras intentaron hacer fútbol mientras los trabajadores desalojaban el agua con cubetas como si fueran marinero Popeye en un barco hundiéndose. Circulan imágenes que parecen sacadas de un meme, pero no, era un partido oficial. ¿Quién necesita césped sintético cuando puedes jugar en un pantano, verdad?

El gol de la victoria llegó en una jugada que tuvo más de sorteo de lotería que de estrategia: un rechazo fallido de la portera uruguaya dejó el balón servido para Diana Ordóñez, aunque muchos juran que fue autogol de Daiana Farías. Para colmo, ni siquiera hubo VAR para aclarar el misterio. Así que, oficialmente, lo llamaremos “gol de la controversia lodosa”.

Esthefanny Barreras: la heroína que México no sabía que necesitaba

Mientras el campo parecía un set de Survivor, la portera mexicana Esthefanny Barreras se convirtió en la guardiana del arco (y de la cordura), atajando todo lo que Uruguay le lanzó. Juliana Viera, Micaela Fitipaldi y Wendy Carballo deben estar soñando todavía con sus tiros fallidos. Y aunque Uruguay disparó 16 veces contra 9 de México, al final lo único que importa es el marcador. ¿Eficiencia? ¿Qué es eso? Se come.

Charlyn Corral, por su parte, estuvo a punto de anotar un golazo que habría salvado el honor del partido, pero el balón dijo “nah, mejor me estrello en el travesaño”. Al menos le dio emoción a un encuentro que, entre resbalones y patadas al aire, parecía más un slapstick comedy que un partido de preparación.

¿Moraleja? México ganó, Uruguay se quejará por años, y Tlaxcala demostró que, contra todo pronóstico, sí existe. Ahora, el Tri Femenil sigue su preparación, probablemente rezando para que el próximo partido sea en un campo que no parezca el set de La casa de papel después de un diluvio.

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