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Bryan Cranston aplaude las nuevas protecciones de OpenAI contra la IA

El actor celebra nuevas salvaguardas tecnológicas que protegen a los artistas de la usurpación digital masiva.

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Cuando tu alter ego digital se vuelve más famoso que tú

Parece que Bryan Cranston, nuestro querido y meticuloso profesor de química convertido en lord del cristal azul, ha descubierto que en el universo paralelo de la inteligencia artificial, su imagen estaba siendo más solicitada que en cualquier casting post-Breaking Bad. Qué ironía: después de años perfeccionando el arte de la actuación, resulta que su doble digital puede protagonizar escenas sin necesidad de trailers, contratos ni, por supuesto, ese detalle trivial llamado pago por derechos. Pero no teman, mortales, porque OpenAI ha acudido al rescate con su nuevo modelo Sora 2, como si de un superhéroe tecnológico se tratara, para calmar los ánimos de quienes creían que la apropiación indebida masiva de identidades era solo un argumento de Black Mirror.

La situación alcanzó su punto más surrealista cuando en las redes sociales comenzó a circular un vídeo donde el fallecido Michael Jackson compartía pantalla con Walter White. Porque, claro, ¿qué mejor dueto que un rey del pop que nos dejó hace años y un narcotraficante de ficción? La tecnología nos regala estos encuentros imposibles, como si alguien hubiera mezclado Netflix con un seance digital. Las agencias de talento como WME, CAA y UTA, aquellas que normalmente se dedican a negociar millonarios contratos para estrellas de carne y hueso, de repente se encontraron lidiando con una rebelión de avatares sintéticos que trabajan gratis y sin quejarse de las condiciones del plató.

El sindicato contra las máquinas (versión 2.0)

En este panorama distópico que mezcla Blade Runner con Hollywood, SAG-AFTRA, el sindicato que representa a los actores, ha tenido que convertirse en una suerte de cuerpo diplomático para negociar con nuestras futuras overlords de silicio. Su presidente, el director Sean Astin (quien seguramente nunca imaginó que después de llevar el Anillo Único tendría que cargar con los problemas de la inteligencia artificial), señaló con notable elegancia que los intérpretes enfrentan el “riesgo de una apropiación indebida masiva“. Vamos a traducir esto del burocrático al castellano: que cualquiera con un ordenador medianamente potente puede clonarte y ponerte a bailar la macarena si le apetece.

Pero he aquí el giro argumental: OpenAI, en un arrebato de conciencia corporativa, ha decidido implementar nuevas regulaciones y protecciones en Sora 2. Porque nada dice “ética en la tecnología” como tener que poner puertas al campo digital después de que los caballos hayan escapado, se hayan reproducido y estén protagonizando vídeos virales. Bryan Cranston, en un comunicado que perfectamente podría haber sido escrito por su personaje de Breaking Bad (“Respeten mi territorio, chicos”), agradeció a la compañía por mejorar su política de seguridad, aunque uno se pregunta si lo hizo con esa mirada intensa que nos helaba la sangre en la serie.

El actor expresó con impecable diplomacia: “Agradezco a OpenAI su política y la mejora de sus medidas de seguridad, y espero que ellos y todas las empresas involucradas en este trabajo respeten nuestro derecho personal y profesional a gestionar la reproducción de nuestra voz e imagen“. O, en otras palabras: “Está muy bien que inventen herramientas maravillosas, pero mi cara no es de código abierto, señores”.

Mientras tanto, SAG-AFTRA enfrenta otro frente abierto con Tilly Norwood, la primera actriz creada completamente con inteligencia artificial. Imaginen la situación: los actores humanos haciendo piquetes para mejoras salariales mientras su competencia digital no necesita comer, dormir ni tener crisis existenciales entre toma y toma. Norwood representa todos esos riesgos económicos y laborales que tantos gurús tecnológicos nos vendieron como “oportunidades” mientras silbaban mirando hacia otro lado.

Lo más hilarante de toda esta situación es que necesitamos que las mismas empresas que crean estas tecnologías disruptivas nos protejan de sus propias creaciones. Es como pedirle a un mago que deshaga su propio truco más espectacular porque asustó a la audiencia. OpenAI desarrolla una herramienta capaz de generar vídeos hiperrealistas con cualquier persona viva, muerta o ficticia, y luego implementa salvaguardas para que no usemos dicha herramienta precisamente para lo que fue diseñada. La lógica brilla por su ausencia, como un cameo de Elvis en un vídeo promocional generado por IA.

Astin, en un tono que mezcla el orgullo paternal con la resignación, declaró que “Bryan hizo lo correcto al comunicarse con su sindicato y sus representantes profesionales para que se abordara el asunto”. Traducción: menos mal que alguien con influencia se quejó antes de que empezaran a producir la secuela no autorizada de Breaking Bad protagonizada por versiones IA de todo el elenco.

En este circo de lo absurdo donde la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad para regularla, uno no puede evitar preguntarse: ¿estamos presenciando el nacimiento de una nueva era de creatividad ilimitada o simplemente la monetización definitiva del robo de identidad? Las nuevas regulaciones son, sin duda, un paso en la dirección correcta, pero dan ganas de reír (o llorar) al pensar que necesitamos que las empresas nos protejan de las herramientas que ellas mismas nos venden como revolucionarias. Como diría el propio Walter White: “Yo soy el peligro”. Y parece que no era broma.

¿Te ha gustado este análisis sobre los dilemas éticos de la inteligencia artificial en la industria del entretenimiento? Comparte este artículo en tus redes sociales para seguir la conversación sobre cómo la tecnología está transformando la creación artística y los derechos de propiedad intelectual. Explora más contenido relacionado con la intersección entre tecnología, ley y entretenimiento en nuestra plataforma.

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Captura la impresionante Luna del Castor con estos consejos

Captura el espectáculo celeste del año con tu cámara o smartphone. Te revelamos los secretos para una foto perfecta.

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¡Prepara tu cámara! Un espectáculo celestial te espera

Amigos y amantes de la belleza, ¡ha llegado el momento de elevar nuestra mirada y nuestra creatividad! El universo nos regala un evento absolutamente mágico: la Luna del Castor, la más deslumbrante de todo el 2025, está a punto de iluminar los cielos de México. Imagina un disco lunar que se ve un 14% más grande y brilla con un 30% más de intensidad. Esta no es una noche cualquiera; es una invitación directa a conectar con la inmensidad, a capturar un pedacito de cielo y a recordar que siempre hay maravillas esperando ser descubiertas. Este fenómeno, también conocido como la Superluna de noviembre, ocurre cuando nuestro satélite alcanza su punto más cercano a la Tierra, y es una oportunidad de oro para transformar lo ordinario en algo extraordinario.

Tu equipo, tu aliado: desde el smartphone hasta la cámara profesional

Y aquí viene la mejor noticia: no necesitas ser un profesional con equipo de lujo para lograr una toma increíble. ¡Tu pasión y estas recomendaciones son todo lo que requieres! Si tienes una cámara réflex o una digital con un buen zoom, es tu momento de brillar. Aprovecha su potencia para conseguir esos detalles nítidos que te dejarán sin aliento. Pero hay un secreto infalible, un verdadero game-changer: el trípode. Este accesorio será tu mejor amigo para eliminar vibraciones y garantizar una estabilidad perfecta. Confía en mí, esa estabilidad marcará la diferencia entre una foto buena y una espectacular.

¿Y si tu herramienta principal es tu fiel teléfono móvil? ¡Celebrémoslo! La tecnología está de tu lado. Activa el modo video, aplica el zoom al máximo y enfoca directamente sobre la luna. Ahora, un truco poderoso: ajusta la exposición manualmente deslizando tu dedo hacia abajo en la pantalla para reducir el brillo. Este simple gesto hará que los cráteres y los juegos de luz cobren vida. Y un plus de genialidad: graba un video corto mientras tomas capturas de pantalla. Esta estrategia te dará múltiples imágenes con distintas atmósferas lumínicas, ¡es como tener un estudio fotográfico en tu bolsillo!

Secretos revelados: eleva tu fotografía lunar al siguiente nivel

Los fotógrafos más experimentados comparten su sabiduría: la preparación lo es todo. Busca localizaciones elevadas y aléjate de la contaminación lumínica de la ciudad. Permítete experimentar la paz de la naturaleza mientras esperas la toma perfecta. El momento cumbre es durante su salida o justo antes del amanecer, cuando la luna se encuentra cerca del horizonte y se viste con tonalidades doradas y anaranjadas. Es un instante de una belleza serena y profunda.

Si te aventuras en el modo manual, configura una velocidad media y un diafragma cerrado (como f/8 o f/11) para evitar que la luz te deslumbre y pierdas detalle. Y para todos los valientes que usan su smartphone, los modos “noche” o las aplicaciones especializadas en astrofotografía, como Star Walk, son aliados increíbles que potenciarán tu capacidad creativa. Capturar este fenómeno va más allá de una simple imagen; es una experiencia emocional que nos conecta con el ritmo del cosmos. La Luna del Castor cierra el ciclo de superlunas del año, un recordatorio poderoso y constante del vínculo que nos une con el universo.

¡El cielo te está llamando! Comparte tus capturas más asombrosas de la Luna del Castor en tus redes sociales usando #LunaDelCastor2025 y motiva a otros a mirar hacia arriba. ¿Buscas más inspiración para capturar las maravillas del universo? Explora nuestra sección de astrofotografía y descubre cómo convertir cada noche en una oportunidad para crear arte.

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WhatsApp Web deja a usuarios navegando en un mar de dudas

La versión de escritorio del popular mensajero dejó de funcionar para miles, mientras la app móvil seguía operando con total normalidad.

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El Gran Apagón Digital (o cómo tu vida social se pausó por culpa de un código)

En un giro del destino que nadie pidió, pero que todos recibimos con un suspiro colectivo, WhatsApp Web decidió que este martes era un buen día para tomarse unas vacaciones no remuneradas. Sí, queridos habitantes del mundo hiperconectado, la versión de escritorio del mensajero omnipresente se desplomó con la elegancia de un elefante en una cacharrería, dejando a millones de usuarios preguntándose si su tecla F5 estaba rota o si, en realidad, era el universo conspirando para que finalmente hicieran algo de trabajo.

El portal DownDetector, ese chismoso oficial de internet que todos amamos, se convirtió en el termómetro de la desesperación global. Registró un espectacular pico de 1516 reportes de fallos alrededor de las 8:42 de la mañana, con un escandaloso 81% de los problemas concentrados en la aplicación web. Imaginen la escena: ejecutivos dejando de simular productividad, adolescentes desconectados de sus diez conversaciones simultáneas, y abuelitas desesperadas porque no podían enviar el meme de los buenos días desde la comodidad de su pantalla grande. Un auténtico drama shakespeariano en la era digital.

La gran incógnita y el consejo del siglo

¿La razón de este colapso catastrófico? Absolutamente nadie lo sabe. Meta, la casa matriz de esta criatura digital, mantuvo un silencio ensordecedor, probablemente ocupada en una de esas reuniones donde se discute si el azul del logo es el tono correcto de azul. Mientras tanto, en las trincheras, los usuarios supervivientes –aquellos afortunados cuya sesión aún milagrosamente funcionaba– comenzaron a difundir el consejo más valioso desde “no corras con tijeras en las manos”: eviten actualizar la página a toda costa. Porque, claramente, en 2025, la estrategia tecnológica más avanzada es… no tocar nada. ¿Acaso estamos en un museo interactivo donde la pieza más frágil es la estabilidad de una aplicación de mensajería?

La ironía más deliciosa de toda esta situación fue que la aplicación móvil del servicio seguía funcionando con la precisión de un reloj suizo. Esto creó una brecha digital absurda: las mismas personas que podían enviar un “OK” desde su teléfono, veían cómo su navegador web mostraba una pantalla de carga eterna, como un viaje sin fin hacia el limbo de los bits. Una prueba fehaciente de que podemos poner un hombre en la luna, pero no podemos hacer que dos plataformas hermanas funcionen al unísono. ¿Será que los servidores de WhatsApp Web estaban teniendo su propia sesión de terapia grupal?

En un mundo donde nuestra existencia social y laboral depende de hilos digitales tan finos, este incidente nos regaló un recordatorio (o una bofetada con guante blanco) de nuestra fragilidad tecnológica. Millones de personas, repentinamente liberadas de la tiranía del chat de escritorio, se vieron forzadas a… ¿hablar por teléfono? ¿Mirar por la ventana? Las posibilidades eran tan aterradoras como fascinantes. Quizás esta caída no fue un error, sino un experimento social masivo no autorizado para medir nuestro nivel de adicción a la mensajería instantánea. Y, querido lector, si estás leyendo esto, significa que sobreviviste para contarlo.

¿Te reconectaste con la realidad o solo esperaste con desespero a que volviera el servicio? Comparte esta joya de la incompetencia tecnológica en tus redes sociales y ayuda a otros a recordar el día que WhatsApp Web nos dejó a todos en visto. Y si la curiosidad te carcome, explora más contenido sobre los gloriosos fracasos del mundo digital en nuestra sección de tecnología.

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Tu router es un chismoso que debes silenciar

Tu router sabe más de ti que tu mejor amigo. Te contamos cómo limpiar ese chismoso digital y blindar tu conexión.

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Tu router es un chismoso que debes silenciar

¿Crees que tu historial de incógnito es un secreto bien guardado? Plot twist: tu router de WiFi lo sabe todo, absolutamente todo. Ese aparatito inocente que te da la vida (también conocida como conexión a Internet) es el Gran Hermano de tu hogar, guardando un registro de cada meme, cada búsqueda vergonzosa a las 3 a.m. y cada sitio web que visitas. Sí, incluso esos. Es útil, lo admitimos, para cuando necesitas volver a esa receta de pancakes que juraste recordar, pero en manos equivocadas, se convierte en un festín para ciberdelincuentes.

Según los expertos en privacidad de NordVPN, este historial no es solo una lista de tus visitas. Es tu huella digital completa: tus sitios frecuentes, tus operaciones bancarias online, ese contenido que compartes en redes… todo queda registrado. Y ojo, navegar en modo incógnito no te salva de este espía doméstico. Tu proveedor de Internet puede verlo, y si tienes mala suerte, también un hacker con malas intenciones. Básicamente, es como dejar tu diario personal abierto en la mesa del café.

¿Por qué deberías entrar en pánico (y luego actuar)?

Ignorar este chismoso digital es como poner un cartel de “Bienvenidos, hackers” en tu red. Los riesgos son más reales que el final de una temporada de tu serie favorita:

Si los ciberdelincuentes obtienen tu dirección IP, pueden colarse en tu red. Esto no es una película de ciencia ficción; es el preámbulo para un ciberataque directo a tu vida digital.

Tus datos personales podrían ser recolectados y vendidos en los mercados clandestinos de la dark web, el bazar digital de lo ilegal.

Toda tu información personal, financiera y laboral, almacenada en cualquier dispositivo conectado a tu WiFi, estaría en la picota. Tu laptop, tu teléfono, tu smart TV… todo es vulnerable.

Existe la posibilidad real de que tu ubicación física sea rastreada y divulgada. ¿Quién quiere que un extraño sepa dónde vives?

Tu privacidad se esfuma. Los videos que ves, la información que buscas y los portales que frecuentas podrían ser revelados. Es como si alguien te estuviera haciendo un stalkeo profesional desde tu propio salón.

El ritual de limpieza digital: Cómo borrar a tu soplón

Llegó la hora de la catarsis digital. Limpiar el historial de tu router es más fácil que descifrar los mensajes subliminales de tu artista favorito. Solo necesitas tu navegador y seguir estos pasos como si fuera una receta de cocina de TikTok:

· Abre el navegador de tu celular, tablet o computadora y escribe la dirección IP de tu router (esa que está anotada en la parte trasera del aparato, la que nunca miras).

· Una vez dentro de la interfaz (que parece sacada de los años 90), dirígete al apartado de “Configuración avanzada” y selecciona “Sistema”.

· Después, busca y entra en “Registro del sistema” o simplemente “Registros“. Ahí está toda la evidencia en tu contra.

· Busca la opción de “Borrar todo“. Haz clic sin miedo al éxito.

· ¡Y listo! Acabas de darle un borrón y cuenta nueva a tu router espía. Respira aliviado.

Para blindarte como un profesional, puedes dar un paso más y encriptar tu red WiFi desde el mismo portal. Solo tienes que buscar el campo “Seguridad” o “Modo de seguridad” y seleccionar la opción más robusta, como WPA3 o WPA2, y establecer una contraseña que no sea “123456” o “password”. Sé creativo.

¿Listo para tomar el control? Comparte este manual de supervivencia digital con tus amigos y asegúrate de explorar más consejos para mantener tu vida online a salvo de miradas indiscretas.

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