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Tribunal concede suspensión a José Luis Abarca en caso Ayotzinapa

Un tribunal federal concede una suspensión al exalcalde de Iguala, paralizando temporalmente su condena de 92 años de prisión.

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La Justicia Mexicana y su Telenovela Interminable: Abarca Obtiene Otro ‘Capítulo’

Parece que la saga judicial de José Luis Abarca tiene más giros argumentales que una temporada completa de La Casa de las Flores, pero con un elenco mucho más siniestro. El exalcalde de Iguala, Guerrero, ese personaje que se ha convertido en la encarnación misma de la impunidad en México, acaba de recibir lo que podríamos llamar un pase VIP temporal en su interminable recorrido por los pasillos de la justicia. Desde 2014, este sujeto está entre rejas, acusado de una lista de crímenes tan larga que da para varias temporadas de un podcast true crime. Su papel más infame: ser el presunto cerebro detrás de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, un episodio que marcó a fuego la conciencia nacional.

Ahora, un Tribunal Federal ha decidido otorgarle una suspensión. Sí, leíste bien. Una medida cautelar que básicamente le dice a su condena de 92 años de cárcel (que recibió en 2023 por el secuestro de siete activistas campesinos): “Espérate tantito, vamos a ver un amparo primero”. Es el equivalente judicial a un “hold my beer”. La defensa de Abarca logró este movimiento para mantener en pausa la ejecución de la sentencia mientras se resuelve un recurso de amparo que pretende, cómo no, tumbar la condena. Porque en este país, las sentencias parecen sugerencias cuando tienes los recursos legales adecuados.

Los Detalles que Dan Coraje (y Mucho Cringe)

Vamos a desglosar este despropósito. El Tribunal Colegiado de Apelación del Décimo Noveno Circuito, con sede en Tamaulipas (porque nada dice “justicia local” como llevar un caso de Guerrero a la otra punta del país), argumentó que, aunque los padres de los 43 son reconocidos como víctimas, no son considerados “terceros interesados” directos en este amparo específico. Básicamente, la corte dijo que la suspensión de la condena por el secuestro de los activistas no afecta directamente la reparación del daño que las familias de Ayotzinapa buscan. Un tecnicismo legal que huele a loophole millonario.

¿Y de qué va esa condena de 92 años? Se trata del secuestro de siete integrantes del movimiento campesino Unidad Popular, entre los que estaba Arturo Hernández Cardona, un líder agrario. La historia es tan brutal como predecible: seis de estos activistas denunciaron a Abarca, a su esposa, María de los Ángeles Pineda, y al exsecretario de Seguridad Pública local a finales de mayo de 2013. ¿Qué pasó después? Desaparecieron. Para junio, los cadáveres de Hernández Cardona y dos de sus compañeros fueron hallados con claros signos de tortura. La declaración de Nicolás Mendoza, un superviviente, es para quedarse helado: “Vi cómo Abarca le apuntaba a la cabeza [a Hernández Cardona], en la mejilla izquierda, y le disparaba. Una vez caído en la fosa, le volvió a disparar”. Pero hey, hablemos de tecnicismos legales.

Por si alguien pensaba que el currículum delictivo de Abarca era breve, en abril pasado le sumaron una sentencia de 20 años más por el asesinato de su propio compañero de cabildo, Justino Carvajal Salgado, quien era primo de la actual gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, y sobrino del senador Félix Salgado Macedonio. Abarca fue acusado de ordenar su asesinato a tiros en marzo de 2013. Una joyita de persona.

La Absolución que Nadie (con dos dedos de frente) Entiende

Y no podemos olvidar el elefante en la habitación: en mayo de 2023, un tribunal confirmó la absolución de Abarca por el secuestro de los 43 normalistas. Los jueces ratificaron que no había pruebas suficientes, a pesar de que fue señalado como el que dio la orden de detener y entregar a los estudiantes a un grupo delictivo. En junio pasado, la absolución se hizo definitiva tras rechazarse un amparo de los padres. Cuando le preguntaron a la presidenta Claudia Sheinbaum, su respuesta fue un dignísimo: “No estoy de acuerdo con que los jueces sin explicación alguna absuelvan. No estoy de acuerdo. Cuando hay sustento en la investigación…”. Un mood que compartimos el 99% del país.

Mientras tanto, a apenas tres días del undécimo aniversario de la desaparición de los 43, familiares y activistas protestaban frente a la Secretaría de Relaciones Exteriores. Es el recordatorio anual de que, para las víctimas, la justicia es una promesa vacía, y para tipos como Abarca, el sistema es un campo de juego con reglas maleables. Esta suspensión es solo otro episodio en una tragedia nacional que parece no tener final.

¿Qué sigue? Probablemente otro recurso, otra apelación, otro amparo. La rueda de la impunidad sigue girando, alimentada por fallos técnicos y una opacidad que beneficia a los poderosos. La pregunta que queda flotando en el aire, más pesada que nunca, es: ¿algún día habrá un final que honre la memoria de las víctimas? O seguiremos viendo cómo la justicia se convierte en una parodia de sí misma.

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Citan a comparecer al contralmirante prófugo por huachicol fiscal

El alto mando naval enfrenta una audiencia crucial que definirá su situación legal tras ser acusado de liderar una red de corrupción en aduanas.

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Un Llamado Judicial Crucial

El contralmirante Fernando Farías Laguna, alto mando de la Marina actualmente prófugo de la justicia por su presunta vinculación con una extensa red de huachicol fiscal en las aduanas del país, recibió una citación formal para comparecer el próximo 1 de octubre a las 9:00 horas. La audiencia se llevará a cabo ante la jueza de Control Nancy Selene Hidalgo Pérez, con residencia en el penal de El Altiplano, quien fue la autoridad que emitió la orden de aprehensión en su contra. Este mandamiento judicial está relacionado con el delito de delincuencia organizada con fines de cometer ilícitos en materia de hidrocarburos, dentro del marco de la causa penal 325/2025. Su presencia en esta audiencia inicial es obligatoria y marca un punto de inflexión en el proceso legal.

Las consecuencias de una inasistencia son graves. La suspensión provisional que le fue concedida por la titular del Juzgado Decimoprimero de Distrito en Materia Penal, Emma Cristina Carlos Ávalos, quedaría inmediatamente sin efecto. Esta suspensión era el escudo legal que impedía su detención inmediata. Al extinguirse este beneficio, la Fiscalía General de la República (FGR) quedaría facultada para ejecutar su captura en cualquier momento y lugar. Farías Laguna, quien es sobrino político del exsecretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán, se juega su libertad en esta decisión.

Formalización de la Audiencia y Medidas Cautelares

La jueza de Distrito Nancy Selene Hidalgo Pérez actuó en cumplimiento de un requerimiento específico de la jueza de Amparo Emma Cristina Carlos Ávalos. Mediante un acuerdo formal, se informó que la audiencia inicial, regida por lo establecido en el artículo 310 del Código Nacional de Procedimientos Penales, quedó oficialmente señalada para la fecha y hora mencionadas. Este acto procesal es el primer paso formal dentro del proceso penal 325/2025 en contra de Fernando Farías Laguna.

Para mantener la vigencia de la suspensión provisional que le protege de ser aprehendido, el contralmirante cumplió con una obligación financiera clave. De acuerdo con acuerdos publicados en las listas de amparo, el pasado 17 de septiembre Farías Laguna pagó una garantía de 49 mil pesos. Además, el 24 de septiembre notificó a la jueza de Distrito sobre una medida que afecta su situación económica: el bloqueo de sus cuentas bancarias personales y las de sus familiares directos. Ante esta circunstancia, el imputado solicitó formalmente una medida de seguridad alternativa relacionada con la garantía. Su petición busca sustituir la fianza monetaria por una prenda, hipoteca o fideicomiso que le permita seguir accediendo al beneficio de gozar de libertad durante el proceso penal que se le sigue.

Negativa de Acceso a Información Reservada

El camino legal del contralmirante ha encontrado otro obstáculo significativo. Hace unos días, la jueza Emma Cristina Carlos Ávalos negó la solicitud de Fernando Farías Laguna para obtener una copia certificada de la orden de aprehensión en su contra. Farías Laguna es señalado como el presunto cabecilla de la red de huachicol fiscal que operaba desde las aduanas marítimas con presunta complicidad al interior de la Secretaría de Marina, una trama en la que también está implicado su hermano, Manuel Roberto, quien se encuentra actualmente en prisión.

La magistrada fundamentó su rechazo en dos argumentos principales. En primer lugar, destacó que el contralmirante no ha comparecido aún ante la jueza que emitió el mandamiento de captura. En segundo lugar, y más importante, clasificó el documento como de carácter reservado y confidencial. Esta reserva se justifica porque la orden de aprehensión no solo concierne a Farías Laguna, sino que involucra a otros 12 coacusados, en lo que las autoridades investigan como potentially el caso de corrupción más grande de la historia reciente de México.

Esta decisión fue plasmada en un acuerdo derivado del amparo 813/2025, promovido por el propio imputado. La jueza argumentó que proporcionar una copia certificada al contralmirante Fernando Farías Laguna podría afectar de manera severa la investigación de la FGR. La fiscalía construye su caso dentro de la causa penal 325/2025, donde se le imputa el delito de delincuencia organizada para cometer delitos en materia de hidrocarburos. La resolución judicial fue contundente: “(…) no se observa que haya comparecido ante la autoridad del proceso que se le sigue, aunado a que del análisis de la orden de aprehensión reclamada se advierte que inmiscuye a personas diversas al aquí justiciable, por lo que en este supuesto opera la reserva o confidencialidad de dicha información, al no ser concerniente únicamente al quejoso; pues de lo contrario se le permitiría tener acceso a constancias que tienen el carácter de reservadas, con lo cual se contravendrían disposiciones de orden público, respecto a las cuales su difusión podría afectar la investigación de los hechos con apariencia de delito”.

Respecto al acceso a las pruebas aportadas por el juez de Distrito Especializado en el Sistema Penal Acusatorio –quien funge como juez de Control–, la jueza Carlos Ávalos estableció una condición. Indicó que Fernando Farías puede consultar dicha información directamente en la sede de su Juzgado de Distrito, en un día y horario hábil, para que pueda manifestar lo que considere pertinente a su defensa. Sin embargo, este acceso está supeditado a un requisito previo e ineludible: debe acreditar fehacientemente que ha comparecido ante la autoridad que lleva el proceso penal en su contra. Esto significa que su presencia en la audiencia del 1 de octubre es la llave para acceder a los elementos de la investigación que sostienen los cargos en su contra.

Este caso continúa en desarrollo y representa una prueba significativa para las instituciones mexicanas en su lucha contra la corrupción de alto nivel. Comparte este análisis para mantener informada a tu red sobre los procesos judiciales de interés nacional y explora más contenido relacionado con la transparencia y la rendición de cuentas en nuestro sitio.

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México registra su día con menos homicidios en el sexenio

La cifra más baja de víctimas en un solo día desde 2018 contrasta con los picos de violencia registrados a lo largo del año.

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Un respiro (sí, lo leíste bien) en la estadística macabra

Parece que el universo, en un giro inesperado digno de un final de temporada de una serie que todos creíamos cancelada, nos ha dado un dato que no nos obliga a cerrar los ojos y contar hasta diez. Ayer, el Informe diario de Seguridad del Gobierno federal, ese documento que normalmente leemos entre los dedos como si fuera una escena de terror, arrojó una cifra que hizo que más de uno se frotara los ojos incrédulo: 37 víctimas de homicidio doloso en todo el país. Sí, treinta y siete. No es un error de tipeo, no es un sueño febril. Es la cifra más baja registrada en un solo día desde que el ex Presidente Andrés Manuel López Obrador empezó su administración en diciembre de 2018. Básicamente, el equivalente a encontrar un aguacate perfecto en el supermercado un domingo por la tarde: un evento raro, casi mítico.

Para ponerlo en perspectiva, este número supera (o mejor dicho, “infra”) la marca previa de 38 casos que se había contabilizado en julio de este mismo año. Un récord que, en este macabro ranking, uno prefiere batir hacia abajo. El contraste con lo que hemos vivido en 2025 es tan brutal que duele. ¿Se acuerdan de marzo? Parece una eternidad, pero fue este mismo año cuando el país se estremeció con un pico de 84 homicidios en un sólo día, un número impulsado en gran medida por la confrontación interna en Sinaloa que nos tuvo a todos en vilo, checando las noticias con la misma ansiedad con la que se revisa la cuenta bancaria después de unas vacaciones.

La montaña rusa de la violencia: de los picos a los valles (relativos)

La cosa no mejoró mucho después. En junio, la pesadilla se repitió con 79 víctimas en una jornada. Es como si la violencia en México siguiera la lógica de las tendencias de TikTok: un desafío terrible se vuelve viral y todos quieren imitarlo. Pero hablemos de promedios, porque un día puede ser una anomalía, una casualidad estadística. Aquí es donde el asunto se pone más interesante (y usamos “interesante” en el sentido más amplio y sarcástico posible).

El mes de agosto pasado nos regaló el promedio diario más bajo del sexenio: 52.7 asesinatos al día. Suena horrible decir “regaló” y “52.7 asesinatos” en la misma frase, pero así de distorsionada está nuestra realidad. En el otro extremo del espectro, tenemos a noviembre, que se lleva el dudoso honor de ser el mes más violento hasta ahora, con un promedio de 74.4 homicidios diarios. Es la diferencia entre tener un día “tranquilo” en el infierno y un día particularmente intenso. La montaña rusa emocional que vivimos los ciudadanos, que solo queremos checar si hay muertos en la nota roja antes de desayunar, es digna de un parque de atracciones que nadie en su sano juicio visitaría.

Por supuesto, las autoridades, en un intento de mantener los pies en la tierra y evitar que nos ilusionemos como si hubiéramos ganado la lotería, aclaran que estos datos corresponden a un conteo preliminar y están sujetos a ajustes conforme avanzan las investigaciones ministeriales en los estados. O sea, el clásico “cálmate, no cantes victoria todavía” institucional. Pero el hecho histórico, la marca de 37 homicidios en un día, ya está ahí, brillando con una luz tenue en la oscuridad estadística.

Este respiro, por pequeño que sea, llega después de meses marcados por episodios de violencia vinculados a disputas criminales en estados como Sinaloa, Tabasco, Guerrero, Guanajuato, Michoacán y el Estado de México. Parece el elenco de una telenovela de narcos, pero es nuestra vida real. Las disputas son atribuidas a un catálogo de grupos que suenan más a nombres de bandas de rock alternativo que a organizaciones criminales: facciones de “La Mayiza” y “La Chapiza” (ambas del Cártel de Sinaloa); un conflicto entre Los Ardillos y La Familia Michoacana (que suena a pelea entre especies de roedores), y las eternas disputas entre el Cartel Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Santa Rosa de Lima, entre otros. Es tan surrealista que si lo escribieras para una serie, te dirían que es demasiado exagerado.

Y para recordarnos que la calma es frágil, ayer mismo el repunte de la violencia lo lideró Guanajuato con seis personas asesinadas. Entre los crímenes que empañan cualquier atisbo de optimismo, destaca especialmente la muerte de un trabajador de la Fiscalía estatal y el hallazgo de dos cuerpos con signos de tortura en una carretera en las inmediaciones de Pénjamo. Un recordatorio brutal de que, aunque la cifra nacional baje, la tragedia individual y local sigue su curso implacable.

Así que, ¿qué hacemos con esta noticia? ¿La celebramos con cautela como cuando tu equipo anota un gol en el minuto 89 pero aún puede perder? ¿O la miramos con escepticismo, esperando a que el siguiente informe diario nos devuelva a la “normalidad” aterradora? En un país donde la violencia se ha normalizado de una manera espeluznante, un día con “solo” 37 homicidios se siente como una victoria. Y eso, quizás, es lo más triste de todo este análisis. Es el reflejo de una sociedad que ha tenido que ajustar su barómetro del horror para encontrar un atisbo de esperanza en lo que, en cualquier otro lugar, sería una estadística inaceptable.

¿Crees que esta tendencia a la baja se mantendrá o es solo un espejismo estadístico? Comparte este análisis en tus redes sociales y ayúdanos a ampliar la conversación sobre la seguridad en México. Explora más contenido relacionado con la actualidad nacional en nuestro sitio.

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México registra su día con menos homicidios en el sexenio

La cifra más baja de víctimas en un solo día desde 2018 marca un hito inesperado en medio de la espiral violenta.

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Un respiro (sí, lo leíste bien) en la montaña rusa de la violencia

Parece que el universo, en un giro argumental que ni el guionista de la temporada más caótica de Narcos se habría atrevido a plantear, nos ha dado un día de descanso. Ayer, el Informe diario de Seguridad del Gobierno de la Cuarta Transformación soltó un dato que hizo que más de uno se limpiara los ojos para asegurarse de no estar viendo cosas: 37 víctimas de homicidio doloso en todo el país. Sí, treinta y siete. Una cifra que, en el contexto mexicano, suena casi a utopía. Para que te des una idea, es como si de pronto tu feed de noticias dejara de estar saturado de tragedias por un instante, un brevísimo, casi incómodo, momento de paz.

Este número no es solo un dígito bajo; es un récord histórico a la baja. Se cargó la marca anterior de 38 casos que se había registrado en julio de este mismo año, un verano que, por cierto, también tuvo sus picos de locura. El contraste es tan brutal que duele. Si lo comparamos con el pico más alto del 2025, que fue en marzo con 84 homicidios en un solo día (impulsado, cómo no, por el drama interno en Sinaloa), la diferencia es abismal. Es la clásica montaña rusa emocional a la que nos tiene acostumbrados la realidad nacional: un día estás en el punto más alto de la violencia y, cuando menos te lo esperas, caes en una curva que, por una vez, no te desgarra el estómago.

Promedios que pintan un panorama menos aterrador (pero no cantemos victoria)

Ahora, si nos ponemos en modo data analyst y miramos los promedios mensuales, la cosa también pinta… ¿mejor? Suena raro decirlo, pero es la verdad. El agosto pasado se alcanzó el promedio diario más bajo del sexenio, con 52.7 asesinatos al día. Suena a mucho, porque lo es, pero cuando lo contrastas con el mes más violento hasta ahora, que fue noviembre con un promedio de 74.4 homicidios diarios, la cosa se ve un poquito menos apocalíptica. Es como si, después de meses de una serie de terror sin fin, por fin hubiera un capítulo con un final… ¿tranquilo? No nos emocionemos, el narrador siempre puede volver a sacar un giro inesperado.

Eso sí, el informe oficial, con esa prudencia burocrática que nos caracteriza, aclara que estos son datos preliminares y están sujetos a ajustes conforme avanzan las investigaciones ministeriales en los estados. O sea, la cifra podría cambiar, pero por ahora, nos aferramos a este pequeño rayo de esperanza como si fuera el último episodio de nuestra serie favorita en un día lluvioso.

Lo que hace que este dato sea tan significativo es que, a pesar de ser un conteo preliminar, se coloca como la marca más baja registrada desde el inicio del sexenio del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2018. Seis años después, por fin hay un día que rompe el récord… pero para bien. Un auténtico plot twist en la narrativa de la violencia que ha definido a esta administración.

El contexto: un país que sigue ardiendo en focos rojos

Este respiro estadístico llega tras meses marcados por episodios de violencia vinculados a disputas criminales que suenan más a elenco de una película de acción mal coordinada que a la realidad. Tenemos a las facciones de “La Mayiza” y “La Chapiza”, ambas del Cártel de Sinaloa, en su eterno drama familiar por el control. Luego está el conflicto entre Los Ardillos y La Familia Michoacana, una rivalidad que parece sacada de un videojuego de mundo abierto. Y, por si fuera poco, las disputas entre el Cartel Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Santa Rosa de Lima, entre otros. Básicamente, el país es un gran tablero de ajedrez donde las piezas se mueven con fuego y sangre.

Y ayer, justo cuando se registraba este mínimo histórico, el repunte de violencia lo tuvo Guanajuato, con seis personas asesinadas. Entre los crímenes, destaca la muerte de un trabajador de la Fiscalía estatal y el hallazgo de dos cuerpos con signos de tortura en una carretera en las inmediaciones de Pénjamo. Un recordatorio cruel de que, aunque el promedio nacional baje, la violencia no se ha ido; solo ha cambiado de código postal. Es como si el monstruo de la inseguridad diera un respiro a nivel macro, pero a nivel micro sigue haciendo de las suyas.

En resumen, este dato es un suspiro, un paréntesis en la crónica negra de México. No es la solución, ni mucho menos, pero es un hecho que invita a la reflexión. ¿Será el inicio de una tendencia o solo un espejismo en el desierto de la violencia? El tiempo, y los próximos informes de seguridad, lo dirán. Mientras tanto, toca analizar este momento con la mezcla de esperanza y escepticismo que define a toda una generación acostumbrada a las malas noticias.

¿Te sorprende esta cifra récord? Comparte esta nota para generar conversación y explorar más análisis sobre la seguridad en México.

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