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Nacional

Sheinbaum anuncia billón de pesos para programas sociales en 2026

La mandataria proyecta un hito presupuestal para apoyos directos a la ciudadanía, mientras detalla el crecimiento de la inversión en bienestar.

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Un billón de razones (y de pesos) para hablar de la lana del bienestar

Bueno, pues parece que la presidenta Claudia Sheinbaum acaba de soltar la cifra que hará que todos revisemos nuestra calculadora del celular: para el próximo año, la inversión en pensiones y apoyos sociales va a rozar el billón de pesos. Sí, billón con B de “¿en serio?”. Y lo más ‘viral’, según ella, es que esa lana llega directo a los bolsillos, sin intermediarios que se lleven su tajada, como si fuera un transferencia de Mercado Pago pero a escala nacional. En su ya famosa conferencia mañanera (el podcast gubernamental que nadie se pierde), detalló que este 2025 la cosa anduvo en unos 850 mil millones de pesos. O sea, en unos meses vamos a necesitar un contador con más dedos.

La narrativa fue más o menos así: “32 millones de familias beneficiadas de manera directa…”. Una cifra que es básicamente la población de varios países juntos. Y para que no queden dudas, soltó la comparativa temporal: en 2019, el primer año de estos programas, la inversión fue de 291 mil 525 millones. Del 2019 al 2026, el presupuesto para el bienestar social habrá dado un salto estratosférico. Alguien aquí le subió al volumen a la política social, y fuerte.

Los logros del “main character” gubernamental

En lo que podríamos llamar el “reel de highlights” de la administración, en “Las mañaneras del pueblo” se repasó el currículum: 13.5 millones de personas salieron de la pobreza (un logro no menor), se presume una de las tasas de desocupación más bajas, récord en Inversión Extranjera Directa, el salario mínimo aumentó un 125% (adiós, épocas de comprar sólo la bolsita de chicharrones), más construcción de universidades y prepas, y una reducción del 37% en homicidios dolosos en poco más de un año. Con ese panorama, Sheinbaum lanzó la pregunta retórica del siglo: “¿Por qué tanto apoyo a los gobiernos de la 4T?”. Y ella misma se contestó: porque los recursos van directo a la gente, sin preguntar por preferencias electorales. Traducción: aquí, supuestamente, no hay condicionamiento político. La mayoría son programas universales, para todos como el aire… pero pagado.

Pero claro, la mente millennial escéptica inmediatamente piensa: ¿y de dónde sale tanto dinero? Porque un billón de pesos no se encuentra debajo del colchón de la nación. Ahí entró la explicación de las medidas para aumentar la recaudación. La estrategia, según la presidenta, incluye leyes para cerrar el paso a las empresas ‘factureras’ (esas que facturan fantasmas) y seguir apretando las tuercas en aduanas. “Todavía hay espacio para la recaudación”, dijo. O sea, el SAT viene con todo. El objetivo final, según el discurso, es claro: construir derechos sociales. Lo llaman transformación, y suena a que el bolsillo de muchos mexicanos lo va a sentir.

Para ponerle números y nombres a la operación, Carlos Torres Rosas, coordinador general de Programas para el Bienestar, detalló que la meta este año es atender a 33.4 millones de personas, y que ya tienen un avance del 98%. Con los depósitos de los próximos días, prometen llegar al 100%. Básicamente, están en modo “última milla” de la repartición de apoyos.

En resumen, el mensaje es contundente: la apuesta por la inversión social no sólo se mantiene, se acelera. El año que viene, si todo sale como planean, un billón de pesos fluirá hacia pensiones, becas y apoyos directos. Una cifra que refleja una prioridad política clara y que, sin duda, marcará el debate económico y social de los próximos meses. ¿Funcionará? El tiempo y los beneficiarios lo dirán. Mientras tanto, las cifras hablan por sí solas, y bastante fuerte.

¿Te sorprende la magnitud de esta inversión en programas sociales? Comparte esta nota y dinos qué piensas sobre el destino de estos recursos públicos. Explora más contenido relacionado con la política económica y social en nuestro sitio.

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Cuernavaca sigue entre las cinco ciudades más inseguras de México

La ciudad de la eterna primavera lucha contra cifras rojas de violencia, donde unas pocas colonias acaparan la mayoría de las emergencias.

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La “Ciudad de la Eterna Primavera” tiene un serio problema de seguridad

Parece que el único clima que no es eterno en Cuernavaca es el de tranquilidad. La ciudad, famosa por sus jardines y su aire colonial, se mantiene con el nada envidiable título de estar entre las cinco urbes más inseguras de todo México. Los números no mienten, y aquí pintan un panorama bastante gris: los delitos de violación y extorsión han dado un salto preocupante del 10%. Lo único que bajó, y no es para celebrar con fiesta, es la cifra de feminicidios, que registró una ligera disminución. Un respiro mínimo en medio del caos.

Pero el drama no se reparte parejo. Imagina que de las 242 colonias que tiene la ciudad, solo 11 de ellas son el epicentro del 34% de todos los auxilios que atienden las autoridades. ¿Los nombres? Suenan hasta pintorescos, pero son focos rojos: el Centro Histórico (sí, donde van los turistas), Vista Hermosa, Miraval y Las Palmas, entre otras. No es de extrañar entonces que la percepción de inseguridad entre los habitantes haya escalado del 80% a un abrumador 85%, según los fríos datos del Secretariado Ejecutivo del Consejo Municipal de Seguridad Pública. Básicamente, casi todos sienten que salir a la calle es una aventura de alto riesgo.

Apps, cámaras y marchas: el kit de supervivencia oficial

Frente a este panorama, las autoridades no se han quedado de brazos cruzados (o al menos, eso quieren que creamos). Han desempolvado y relanzado la aplicación “Cuernavaca Segura” y el programa “Adopta una cámara”, que se conectará al centro de mando C4. La meta es instalar 200 cámaras de vigilancia en puntos estratégicos este año. Además, reportan haber hecho 38 marchas exploratorias en 23 colonias</strong, beneficiando –en teoría– a 32 mil habitantes.

Suena bien en el PowerPoint, ¿verdad? Pero aquí viene el *plot twist*: la efectividad de estas acciones choca contra dos paredes de realidad. La primera es la escasez crónica de policías. La segunda, y no menos importante, es la remuneración bajísima de los elementos que sí hay. ¿Resultado? Una ciudadanía que huele a kilómetro la distancia entre el discurso y la realidad, y cuya desconfianza hacia la autoridad crece al mismo ritmo que las estadísticas delictivas.

El costo real: vivir con miedo y desconfianza

El impacto de esta ola de inseguridad va más allá de los números en un reporte. Ha generado un clima de temor constante entre la gente. Los ciudadanos sienten, con razón, que las medidas implementadas son un parche en una herida que necesita cirugía mayor. La percepción de riesgo está por las nubes, lo que es un grito en silencio pidiendo una respuesta más contundente y efectiva por parte de los responsables de la seguridad pública.

Los detalles fríos indican que, aunque algunos delitos puedan fluctuar, la inseguridad en Cuernavaca sigue siendo un problema crítico y estructural. Abordarlo requiere no solo tecnología y equipamiento como cámaras, sino una estrategia integral que incluya la capacitación profesional, una remuneración digna para los cuerpos de seguridad y, sobre todo, acciones transparentes que logren recuperar la confianza perdida de una población que ya está harta de promesas.

¿Te sorprenden estas cifras o ya lo vivías en tu día a día? Comparte esta nota para visibilizar la situación de seguridad en nuestra ciudad y explora más contenido sobre temas de impacto social en nuestro sitio.

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Jóvenes Construyendo el Futuro abre 45 mil plazas de capacitación

La iniciativa gubernamental abre una nueva etapa de inscripciones, combinando formación práctica con apoyo económico para miles de personas.

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Programa federal inicia nuevo periodo con miles de oportunidades

El programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro ha iniciado este lunes 1 de diciembre un nuevo ciclo de inscripciones, poniendo a disposición de la población juvenil aproximadamente 45 mil vacantes en diversos centros de trabajo afiliados a lo largo del país. Esta iniciativa, dirigida a personas de entre 18 y 29 años, tiene como eje principal proporcionar formación en el trabajo durante un periodo de doce meses. El modelo se sustenta en dos pilares fundamentales: un apoyo económico mensual y la cobertura de un seguro médico expedido por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

El monto del subsidio para el año 2025 se ha establecido en 8,480 pesos mensuales, cifra que se equipara al salario mínimo profesional vigente. Por su parte, la protección del IMSS es integral, abarcando atención médica por enfermedades, maternidad y riesgos laborales. La estrategia subyacente de este esquema va más allá de la transferencia monetaria; su objetivo central es fortalecer las competencias técnicas y habilidades blandas de los becarios, incrementando así su capacidad para integrarse de manera efectiva y permanente al mercado laboral formal.

Requisitos y proceso de inscripción para los aspirantes

Para poder registrarse en esta convocatoria, los interesados deben cumplir con una serie de requisitos documentales y declarativos. Es indispensable presentar identificación oficial vigente, Clave Única de Registro de Población (CURP), comprobante de domicilio reciente y una fotografía tipo credencial. Asimismo, es necesario contar con la ficha de registro generada en la plataforma digital y suscribir una declaración bajo protesta de decir verdad en la que se afirme no estar estudiando ni laborando al momento de la solicitud. Para garantizar la inclusión, el programa ha dispuesto oficinas móviles para atender a jóvenes residentes en zonas con acceso limitado a internet o baja conectividad.

El proceso de postulación se lleva a cabo de manera primordial en el portal oficial en línea del programa. Durante esta ventana de apertura, que inició el 1 de diciembre, los aspirantes pueden explorar el catálogo de centros de trabajo disponibles, que abarcan desde pequeños negocios hasta medianas y grandes empresas, y postularse a aquellos que se alineen con sus intereses formativos. Una vez que un aprendiz es aceptado por un tutor en un centro, debe presentarse en la fecha estipulada para dar inicio a su capacitación. Este proceso formativo incluye evaluaciones mensuales realizadas de manera conjunta con el tutor asignado, quien funge como guía y supervisor de las actividades.

Resultados, alcance y perspectiva futura de la iniciativa

Los datos de impacto del programa revelan su efectividad en la transición hacia el empleo. Al término de los doce meses de formación, aproximadamente el 70% de los aprendices logran insertarse en un puesto de trabajo remunerado. Desde su lanzamiento en el año 2019, la iniciativa ha beneficiado a más de 3 millones de jóvenes mexicanos, consolidándose como una de las políticas públicas más significativas en materia de empleabilidad juvenil. La proyección para el año 2026 contempla la integración de 500 mil personas adicionales, para lo cual se mantendrá una dinámica de aperturas bimestrales de la convocatoria, permitiendo un flujo constante de oportunidades.

El impacto trascendental de Jóvenes Construyendo el Futuro reside en su enfoque dual: atender la necesidad inmediata de ingresos mientras se construye capital humano especializado. En un contexto de mercado laboral competitivo y en constante evolución, el programa no solo ofrece un subsidio temporal, sino que invierte en la empleabilidad a largo plazo de sus participantes. La combinación de experiencia práctica, desarrollo de habilidades y respaldo institucional constituye una fórmula diseñada para que las nuevas generaciones puedan acceder a oportunidades laborales dignas, formales y con perspectivas de crecimiento, contribuyendo así a la reducción del desempleo y la informalidad juvenil en México.

¿Conoces a alguien que pueda beneficiarse de esta oportunidad? Comparte esta información en tus redes sociales para que más jóvenes conozcan las puertas que pueden abrirse con Jóvenes Construyendo el Futuro. Explora más contenido relacionado con desarrollo profesional y programas de apoyo gubernamental en nuestra sección especializada.

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Aeroméxico despega en la Bolsa de Nueva York

La aerolínea bandera da un salto estratégico al mercado financiero global, abriendo sus puertas al capital internacional con un movimiento que redefine su futuro.

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De los cielos mexicanos al piso de remates de Wall Street

Pues sí, amigos. En un movimiento que nos recuerda que hasta las empresas tienen su era de reinvención, Aeroméxico decidió que volar aviones ya no era suficiente drama y se lanzó al salvaje oeste de las finanzas: la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE). Imagínenlo: después de sortear turbulencias económicas y una pandemia que paralizó los viajes, la aerolínea bandera ahora juega en las grandes ligas, junto a los tiburones de Wall Street que miden el éxito en puntos decimales y gráficos de velas. El anuncio oficial fue el 17 de octubre, pero el despegue bursátil real fue el 6 de noviembre. Básicamente, cambiaron el “abróchense los cinturones” por un “compren, vendan o mantengan”.

¿Y esto qué significa en cristiano para los que no tenemos un MBA? Pues que Aeroméxico puso a la venta un pedacito de su alma corporativa. No es solo vender acciones como si fueran asientos en clase económica; es un movimiento estratégico de alto vuelo para captar lana fresca (digo, capital) de inversionistas que antes ni la ubicaban en el radar. Es como pasar de tener una cuenta de ahorros a lanzarte al trading de criptomonedas, pero con más trajes y menos memes de perros. Con esto, la compañía no solo busca recursos para crecer y modernizar su flota, sino que se somete voluntariamente a un escrutinio público brutal: auditorías, reportes trimestrales, transparencia total. O sea, prometen portarse bien y mostrar las cartas, algo que en el mundo financiero es más raro que un vuelo sin retraso.

No solo es dinero, es todo un ecosistema

Entrar a la NYSE no es solo para que unos cuantos ricos inviertan. Este mercado es el corazón palpitante (y a veces arritmico) del capitalismo global. Aquí se negocian desde acciones y bonos, hasta ETFs y derivados que suenan a hechizos de Harry Potter. Es un universo donde la oferta y la demanda bailan un tango agresivo que determina, en tiempo real, cuánto vale una empresa. Para Aeroméxico, esto significa que su valor ya no lo define solo un pasajero satisfecho, sino miles de inversores internacionales analizando cada ganancia, cada ruta nueva, cada litro de combustible. La presión está ON.

El rol de una bolsa de valores va más allá del simple financiamiento. Es un termómetro de la confianza económica y un motor para la innovación. Para México, que una de sus empresas más icónicas cotice en el principal mercado del mundo es como ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos Financieros. Atrae miradas, genera credibilidad y, en teoría, debería impulsar más inversión hacia el país. Eso sí, conlleva una responsabilidad enorme: jugar bajo las estrictas reglas de la SEC (la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU.), que no perdona ni un error en los decimales.

En resumen, este paso de Aeroméxico es una apuesta ambiciosa. Es decirle al mundo que está lista para competir en un tablero global, con todas las cartas sobre la mesa. Un movimiento que podría significar más rutas, aviones más nuevos y, ojalá, precios más competitivos para nosotros, los mortales que solo queremos llegar a la playa. Pero también es un recordatorio de que en la economía actual, si no evolucionas, te quedas en tierra.

¿Te intriga cómo le irá a Aeroméxico entre los gigantes de Wall Street? Comparte esta nota y hagamos que vuele en tus redes. Y si quieres más análisis sobre cómo las empresas mexicanas conquistan mercados globales, explora nuestro contenido relacionado. ¡La información es el mejor pasaporte!

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