Teherán ha declarado que se considera vengado tras su ataque nocturno contra Israel en respuesta al bombardeo que destruyó su consulado en Damasco. Aunque la misión iraní ante la ONU ha anunciado que el caso puede considerarse cerrado, al mismo tiempo ha advertido a Israel de que cualquier otro error por su parte provocará una respuesta aún más contundente.
El ataque, lanzado desde territorio iraní, ha sido calificado como sin precedentes, con más de 200 drones y misiles dirigidos a sitios militares en Israel. Irán justifica esta acción como una legítima defensa según el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, en respuesta a la agresión previa del régimen israelí.
Este acto marca un cambio significativo en la postura de Irán hacia Israel, que hasta ahora se había abstenido de ataques directos, prefiriendo apoyar a grupos como Hezbolá y los rebeldes hutíes yemenitas. El líder supremo iraní había prometido castigar a Israel tras la destrucción del consulado iraní en Siria, y esta acción parece cumplir esa amenaza.
Tras el ataque, Irán ha advertido a Estados Unidos que se mantenga al margen del conflicto, amenazando con una respuesta recíproca y proporcionada a cualquier intervención de Washington. En Teherán, miles de personas se reunieron en la plaza Palestina coreando consignas contra Israel y Estados Unidos.
Las autoridades israelíes no han revelado sus intenciones, pero se especula sobre posibles represalias en territorio iraní, lo que ha llevado a la precaución en la aviación civil y a advertencias de viaje por parte de varios países.