Las recientes precipitaciones en el sur de Brasil han reavivado el temor por las crecidas de los ríos, agravando la ya devastadora situación causada por las inundaciones históricas en Rio Grande do Sul. Con más de 140 muertos y miles de desplazados, la región enfrenta una de las peores catástrofes climáticas de su historia.
La Defensa Civil de Rio Grande do Sul informa que prácticamente todos los grandes ríos del estado están en tendencia de elevación, con el Guaíba, que había mostrado una leve disminución, volviendo a subir su caudal tras las torrenciales lluvias del fin de semana. Se espera que supere los cinco metros, lo que aumenta el riesgo de desbordamientos y nuevas evacuaciones.
Estas inundaciones, desencadenadas por las fuertes precipitaciones desde finales de abril, han afectado a más de dos millones de personas, con un saldo trágico de muertos, heridos y desaparecidos. Expertos de la ONU y el gobierno brasileño relacionan estas catástrofes con el cambio climático y el fenómeno de El Niño, mientras continúan las preocupaciones por otros ríos desbordados y en aumento.
Las crecidas del Taquari han puesto en alerta a la ciudad de Muçum, aún recuperándose de un devastador ciclón en septiembre. Mientras tanto, la Laguna de los Patos y la ciudad cercana de Pelotas enfrentan un riesgo cada vez mayor de inundaciones, lo que ha llevado a llamamientos urgentes de desalojo por parte de las autoridades locales.
Las lluvias persistentes también amenazan a Porto Alegre, que aún no se recupera por completo de las inundaciones anteriores. Se espera que las intensas precipitaciones continúen en todo el estado en las próximas horas, aumentando el riesgo de nuevas inundaciones según el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales.