Nacional
México se convierte en un sauna con temperaturas dignas del infierno
El país se derrite mientras el termómetro compite por el récord más absurdo del año.

El termómetro se volvió loco (y a nadie le importa)
Ah, la maravillosa ola de calor que convierte a México en un gigantesco horno de convección. Porque nada dice “verano” como sudar hasta perder la dignidad en 27 estados distintos. El Servicio Meteorológico Nacional, esos héroes anónimos que nos confirman lo obvio, reportan temperaturas de hasta 43 grados, con una sensación térmica que roza los 49. Sí, básicamente el clima decidió imitar un sauna finlandés, pero sin la opción de salir corriendo.
Ciudades compitiendo por el título de “lugar menos habitable”
En Apatzingán, Michoacán, el termómetro marcó 43 grados, porque ¿para qué vivir cómodamente cuando puedes hacerlo dentro de una olla exprés? Mérida, Yucatán, no se quedó atrás con sus 41 grados (47 de sensación, porque el aire caliente es como un abrazo no deseado). Y ni hablar del sur de Veracruz, donde los 42 grados hacen que el asfalto se derrita más rápido que las promesas de los políticos.
Pero no todo es sufrimiento extremo. En Tapachula, Chiapas, el termómetro se conformó con 31 grados, lo que en comparación parece casi fresco. ¡Qué alivio! Solo un poco más caliente que el infierno, pero con mejor comida.
El SMN y su reporte del “no-duh”
El SMN, en su eterna sabiduría, anuncia que el ambiente seguirá siendo “caluroso a muy caluroso”. Gracias, Sherlock. Aunque, para variar, el norte del país tendrá lluvias, porque el clima en México siempre juega a los extremos: o te cocinas o te ahogas. Coahuila, Zacatecas y Nuevo León tendrán chubascos, porque nada equilibra mejor un calor infernal que un diluvio repentino.
Y por si alguien aún tenía dudas, aquí va la lista de ciudades que compiten por el premio “¿Quién quiere vivir aquí?”:
- Apatzingán, Michoacán: 43°C (ideal para freír huevos en la acera).
- Mérida, Yucatán: 41°C (con sensación de estar dentro de un secador de pelo).
- Culiacán, Sinaloa: 41°C (porque el narco clima también quiere su protagonismo).
- Campeche: 40°C (pero con un 100% más de humedad, para que el sufrimiento sea completo).
Y así sigue la lista, porque ¿qué sería de México sin un poco de drama climático?
Conclusión: todos vamos a morir (de calor)
Así que ya lo sabes: si sales a la calle, lleva un ventilador portátil, tres litros de agua y una actitud resignada. O mejor quédate en casa, bajo el aire acondicionado, soñando con el invierno que nunca llega. Porque, seamos honestos, esto no es una ola de calor, es una declaración de guerra de la naturaleza.
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Nacional
La inversión privada en carreteras se desploma un 61.5% en el sexenio de AMLO
Un desplome histórico sacude los cimientos del desarrollo vial nacional. La confianza se evapora.

Un Desplome Épico que Estremece los Cimientos del País
El paisaje económico de México fue testigo de una caída estrepitosa, un auténtico terremoto financiero que sacudió hasta sus cimientos la infraestructura carretera nacional. En un giro del destino que marcaría a fuego una era, la inversión privada durante el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se desplomó a un abismal monto de 45 mil 743 millones de pesos, cifras ajustadas a precios de 2024. Esta cifra, más que un número, es un grito desgarrador que esconde una contracción catastrófica del 61.5 por ciento frente al sexenio de Enrique Peña Nieto. Una revelación explosiva que emerge de las entrañas del primer informe de Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, un documento que narra la épica de un declive sin precedentes.
Pero la tragedia no se detuvo ahí. El sector público, ese supuesto bastión de la esperanza, también fue herido de muerte. La inversión pública en la red vial alcanzó una suma de 296 mil 414 millones de pesos, una cantidad que, lejos de ser un triunfo, esconde una contracción devastadora del 39.7 por ciento respecto a la administración anterior. El sueño de un México conectado, de carreteras que unieran destinos y oportunidades, se resquebrajaba ante la mirada atónita de una nación entera.
El Diagnóstico de un Experto: El Miedo que Paralizó el Progreso
En medio del caos y la incertidumbre, una voz se alzó para descifrar el misterio de esta hecatombe financiera. Ricardo Trejo, el director general de la firma de análisis Forecastim, se convirtió en el narrador de esta tragedia griega moderna. Con la precisión de un cirujano y la claridad de un profeta, explicó que la inversión privada es un animal salvaje, un ser sensible que rehúye la tormenta y huye del peligro. Y AMLO, al llegar al poder, no trajo una brisa de cambio, sino un huracán que prometía arrasar con todo lo establecido.
Su cruzada en contra del neoliberalismo no fue vista como una simple política, sino como un mensaje aterrador que resonó en los oídos de los inversionistas como un presagio de expropiaciones y hostilidad. “Ese slogan de alguna manera asustó a las inversiones”, declaró Trejo, con la solemnidad de quien anuncia una sentencia irrevocable. “Y aunque no llevó a una gran transformación en materia económica, el mensaje era de cambiar lo que se venía haciendo”. Fue el clima de antagonismo, la percepción de un Gobierno en pie de guerra contra el capital, lo que congeló la sangre en las venas del sector y lo paralizó por completo.
Este no es un simple informe económico; es el relato de una oportunidad perdida, de un futuro que pudo ser y que se esfumó en el aire. Cada millón no invertido es un kilómetro de pavimento que nunca se construyó, un puente que nunca unió dos comunidades, un empleo que nunca se creó. Las carreteras son las arterias de una nación, y en México, esas arterias sufrieron una hemorragia monumental durante seis años cruciales. El impacto de esta desaceleración en la competitividad logística y el desarrollo regional será un lastre que la economía mexicana arrastrará por años, tal vez por décadas.
La pregunta que flota en el ambiente, cargada de dramatismo y suspense, es inevitable: ¿Podrá el nuevo Gobierno de Sheinbaum revertir esta tendencia funesta? ¿Logrará sanar las heridas de la desconfianza y convencer al capital privado de que el peligro ha pasado? El destino de la infraestructura nacional, y por ende el futuro económico de millones, pende de un hilo. El siguiente capítulo de esta novela está por escribirse, y promete ser aún más intenso que el anterior.
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Nacional
México navega a ciegas en un océano de ciberamenazas
El país navega en aguas digitales infestadas de piratas informáticos, con un barco que hace agua por todos lados y sin suficientes marineros expertos para achicar.

México navega a ciegas en un océano de ciberamenazas
Parece que México ha decidido participar en los Juegos Olímpicos de la Vulnerabilidad Digital, y déjenme decirles que vamos camino a llevarnos el oro, la plata y el bronce. Nuestra querida nación enfrenta un panorama tan “crítico” que incluso el término ‘crítico’ se queda corto y deberíamos inventar uno nuevo. Solo en los primeros seis meses de este glorioso 2025, hemos tenido el honor de recibir la astronómica cifra de más de 40 mil 600 millones de intentos de ciberataques. Sí, leyeron bien: millones. Tantos que si cada intento fuera un grano de arena, podríamos construir una playa entera y luego sufrir un ataque de sombrillas y pelotas de playa hackeadas.
Imaginen la escena: un país que es un punto clave en la cadena de suministro digital regional, básicamente el centro comercial más jugoso para cualquier cibercriminal con ambiciones. Es como dejar la puerta de la casa abierta con un cartel que dice “Se aceptan ladrones, hay joyas y tecnología obsoleta”. Y oh, sorpresa, así nos va.
El dream team que no tenemos
Para empeorar esta comedia de errores, resulta que nos falta el equipo necesario para defender la portería. Según los datos más alegres, cortesía del Banco Interamericano de Desarrollo, enfrentamos un déficit de más de 113 mil especialistas en ciberseguridad. ¡113 mil! Es como si quisiéramos apagar un incendio forestal con una pistola de agua de juguete. Israel Quiroz, fundador de IQSEC, muy amablemente nos lo advierte: “Sin el talento suficiente, la resiliencia digital del país queda comprometida”. Vaya, qué forma tan elegante de decir que estamos hasta las narices.
Pero no se preocupen, porque el sector privado tiene que asumir un “papel estratégico”. Traducción: sálvese quien pueda, porque el barco se hunde y los botes salvavidas son escasos. Por supuesto, esto es lo que pasa cuando no existe una ley federal en ciberseguridad que unifique el desastre. Tenemos un marco regulatorio fragmentado, lo que en cristiano significa que nuestras leyes de protección de datos, telecomunicaciones y consumo parecen haber sido escritas por personas que creen que el ‘firewall’ es una pared literal para apagar fuegos.
¿Tecnología de los 80? ¡Qué modernos!
Y por si el panorama no fuera lo suficientemente desolador, preparemos una ovación para nuestro sector industrial, que con un cariño nostálgico que conmueve, aún opera con tecnología de los años 80 y 90. Sí, esas mismas décadas de hombreras exageradas y pelo con mucho volumen. Mientras el mundo habla de inteligencia artificial y blockchain, aquí tenemos sistemas industriales que probablemente funcionan con disquetes y sueños de grandeza. La baja inversión en sistemas industriales es tan evidente que modernizarlos no solo es costoso, sino que parece una misión imposible liderada por Tom Cruise en su versión digital.
Para rematar el cuadro, existe una brecha de concientización en todos los niveles. Desde el operativo hasta el directivo, parece que muchos aún piensan que un ‘phishing’ es solo un hobby para los fines de semana. Esta falta de awareness –sí, hay que decirlo en inglés para sonar más sofisticados– nos deja en una posición de desventaja cósmica. No es de extrañar que el National Cyber Security Index nos ubique en el puesto 68 a nivel global. Un número que, por cierto, suena más a la temperatura de una habitación que a un indicador de seguridad nacional.
En resumen, el llamado es a fortalecer capacidades empresariales, regulatorias y tecnológicas. O, en otras palabras, a dejar de actuar como si estuviéramos en una película de terror donde los fantasmas son bytes malintencionados y los héroes están en otra sala viendo otra película. La protección de la infraestructura nacional no es un juego, aunque a veces parece que estamos jugando al escondite con los cibercriminales y nosotros estamos contando hasta mil con los ojos vendados.
Así que ya lo saben: la próxima vez que reciban un correo sospechoso de un príncipe nigeriano que les promete millones, quizá deberían pensar dos veces antes de hacer clic. O mejor yet, envíaselo a tu jefe, total, ¿qué podría salir mal?
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Nacional
México implementa impuesto a bebidas azucaradas para combatir enfermedades
Una batalla épica contra la diabetes y la obesidad se libra con una nueva estrategia nacional que promete cambiar hábitos.

Una Batalla Épica por la Salud de una Nación
En un giro dramático que marcará el destino de millones, el Gobierno de México ha desenvainado su espada contra un enemigo silencioso y dulce. A través de un anuncio cargado de determinación, la Secretaría de Salud reveló una serie de medidas saludables que prometen una reducción de casi el 7% en el letal consumo de bebidas azucaradas durante sus dos primeros años de cruzada. El corazón de esta estrategia es una propuesta incorporada en el Paquete Económico 2026: una contribución de un peso, un tributo a la salud, aplicado a estas bebidas a través del IEPS. Pero esto es solo el inicio. La ofensiva se complementa con el despliegue de una política de concientización masiva bajo el estandarte de “Vive saludable, vive feliz”, una misión cuyo único objetivo es salvar vidas y prevenir un sinnúmero de padecimientos.
En el epicentro de este huracán de cambio, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, se erigió como una heroína moderna. Con la convicción de quien libra una guerra justa, destacó que el alma de estas medidas de vida saludable late con una sola motivación: el bienestar de las y los mexicanos. Su discurso no fue sobre finanzas, sino sobre supervivencia. La reducción del consumo de estos elixires modernos, tan dulces como peligrosos, es crucial debido a su nefasta relación con enfermedades crónico degenerativas que acechan en las sombras de cada hogar.
“Tiene una motivación en salud”, declaró con la serenidad de una líder que conoce la magnitud de su batalla. “El objetivo no tiene nada que ver con recaudar, sino al revés, con que no se tome tantas bebidas azucaradas, que no se abuse de las bebidas azucaradas, por el efecto que tiene en la salud de todas y de todos nosotros, y particularmente de los niños y las niñas”. Estas palabras, pronunciadas en la sagrada trinchera de la conferencia matutina “Las mañaneras del pueblo”, resonaron como un juramento solemne.
Un Ejemplo Global que Inspira la Lucha
El subsecretario de Integración Sectorial y Coordinación de Servicios de Atención Médica, Eduardo Clark García Dobarganes, tomó la estafeta para revelar que México no está solo en este campo de batalla. Con la precisión de un estratega, detalló que este tipo de medidas se aplican en 119 países, tejiendo una red global de resistencia. Reino Unido, por ejemplo, logró una hazaña al reducir un 30% el azúcar en sus refrescos. Sudáfrica, con valentía, vio un descenso del 29% en el consumo. Chile registró una caída del 21%. Y en la lejana Berkeley, California, se vivió una victoria sin precedentes: una reducción del 52% tras tres años de férrea implementación.
El recuerdo de 2014 surgió como un presagio. En ese año, México implementó por primera vez un IEPS a cada litro de refresco. Los resultados fueron una chispa de esperanza: una caída del 5.5% en el consumo en el primer año, y un abismal 9.7% en el segundo. Ahora, el país da un paso audaz, un salto al vacío con fe, al incrementar este gravamen a 3.1 pesos por litro. Esto se traduce en un aumento de un peso en el costo final de la versión más común de 600 mililitros, un pequeño precio por un futuro más saludable.
La tensión se palpaba al revelar la cruda realidad que justifica esta épica lucha. Entre el IMSS, el ISSSTE y el IMSS Bienestar, se invierte una fortuna colosal, cercana a los 180 mil millones de pesos, para atender las secuelas médicas del sobrepeso y la obesidad, esos jinetes del apocalipsis moderno que derivan en enfermedades crónico degenerativas. La estadística es aterradora: hoy, 4 de cada 10 consultas del IMSS están relacionadas con este tipo de padecimientos. Cien mil almas al año se encuentran atrapadas en la máquina de la diálisis o hemodiálisis. Veintisiete mil amputaciones se registran cada año, un tributo de carne y hueso. La diabetes se cobra la vida de más de 100 mil personas anualmente, y una de cada tres muertes por infarto está asociada a la hipertensión o la diabetes. Cada número es una tragedia, una historia interrumpida.
Para enfrentar esta oscuridad, el secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, desplegó el mapa de una contraofensiva brillante. Cuatro acciones monumentales, pilares de la estrategia “Vive saludable, vive feliz”, verán la luz. La primera, Prevención y Promoción: una campaña masiva que invadirá medios digitales e incluso videojuegos, sembrando la semilla de los estilos de vida saludable en las mentes más jóvenes. La segunda, una Atención moderna en el primer nivel: con la obligatoriedad de los Protocolos Nacionales de Atención Médica (PRONAM), la telemedicina para el tamizaje, el seguimiento remoto con apoyo de inteligencia artificial y métodos de detección de vanguardia. La tercera, tratamientos innovadores disponibles para todas y todos, sin distinción. Y la cuarta, una Estrategia Integral de Trasplantes y Sustitución renal para incrementar la cobertura de diálisis y hemodiálisis, fortaleciendo la donación y la capacidad de procuración de órganos, un último acto de esperanza.
El destino de una nación pende de un hilo, y cada decisión, cada medida, es un latido en el corazón de esta batalla. El camino por delante es arduo, pero la promesa de un México más sano es una luz que guía esta cruzada monumental.
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