El arte de hacer esperar: una lección de poder en Moscú

Parece que la puntualidad es una virtud que no cotiza alto en ciertas latitudes. Vicente Fox, nuestro expresidente de bigote memorable y francachela verbal, decidió compartir con el mundo una de esas anécdotas que confirman que la política internacional a veces se parece más a una obra de teatro mal dirigida que a la diplomacia seria. El protagonista de esta función: Vladimir Putin, el hombre que probablemente tiene un manual titulado “Cómo proyectar autoridad en 10 pasos exagerados”. El escenario: el Kremlin, ese complejo arquitectónico que grita “poder absoluto” desde cada ladrillo. ¿El argumento? Una cita a las nueve en punto de la mañana que, como cualquier fanático de la puntualidad hubiera sospechado, estaba destinada a no comenzar a tiempo.

Fox y su entonces esposa, Marta Sahagún, llegaron con la precisión de un reloj suizo, demostrando esa educación que nos inculcan de niños. ¿La recompensa por su civismo? Un maratón de espera de casi dos horas, adornado con las excusas más evasivas que el personal ruso pudo improvisar. Imaginen la escena: dos invitados de Estado, probablemente con agendas apretadas, siendo trasladados como piezas de museo a un salón aún más opulento y, seguramente, más intimidante. Allí se sentaron, tomados de la mano, como dos adolescentes nerviosos en la sala de espera del director. Uno se pregunta: ¿era un gesto de cariño o una estrategia de supervivencia para no ser absorbidos por la aura de omnipotencia que emana de las paredes?

La entrada triunfal y el complejo de estatura

Pero toda gran espera merece una gran recompensa, o al menos, una gran entrada. Y Putin, oh, Putin no defraudó. Cuando el zar moderno decidió finalmente honrar con su presencia a los mortales visitantes, lo hizo con una puesta en escena que habría hecho sonrojar a un director de Hollywood por su falta de sutileza. Atravesó enormes puertas de oro y plata (porque el bronce es para los pobres, claro) acompañado por el sonido de trompetas. Sí, trompetas. Porque nada dice “hola, ¿cómo estás?” como una fanfarria que anuncia tu llegada. Fox, con su proverbial perspicacia, interpretó el número: era un despliegue calculado para demostrar poder y autoridad.

El remate de la jugada, sin embargo, fue el saludo. Putin, maestro en el arte de la comunicación no verbal, ofreció un gesto “calculado por la diferencia de estatura”, según el relato del mexicano. Aquí la especulación cómica es obligatoria: ¿el protocolo ruso incluye un seminario sobre “Cómo saludar a líderes más altos sin parecer un niño frente a su padre”? ¿Se practica con maniquíes de diferentes tamaños? La anécdota, en su absurda magnificencia, es un manual completo de las dinámicas de poder. La espera no fue un descuido; fue el acto uno. La entrada con trompetas, el acto dos. El saludo condescendiente, el acto tres. Todo para transmitir un mensaje claro: “Yo marco los tiempos, yo controlo el espacio, y aquí las reglas las pongo yo”.

Fox, por su parte, se llevó una historia perfecta para contar en cenas, mientras el resto del mundo se pregunta si en el Kremlin hay un departamento dedicado exclusivamente a coreografiar entradas y gestionar tiempos de espera para maximizar el impacto psicológico. Al final, más que una reunión bilateral, fue una lección de narrativa política donde los muebles, la música y los minutos perdidos hablaron más fuerte que cualquier discurso sobre cooperación internacional.

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Salud a domicilio: la cifra millonaria que está cambiando el juego

Parece que en México encontramos la fórmula para que el doctor, literalmente, toque a tu puerta. En un anuncio que suena a esos propósitos de Año Nuevo que sí se cumplen, Ariadna Montiel Reyes, la jefa de la Secretaría de Bienestar, soltó el dato en la mañanera presidencial: el programa Salud Casa por Casa ya ha repartido 8 millones 818 mil 488 consultas. Sí, leíste bien, millones. Y todo gratis, como la mejor oferta del Buen Fin pero para tu bienestar físico.

La escena fue en Palacio Nacional, con la presidenta Claudia Sheinbaum de testigo, mientras Montiel explicaba con el entusiasmo de quien acaba de batir un récord Guinness cómo esta estrategia se ha convertido en su “hyperfixation” personal. El objetivo declarado es ambicioso: ser el programa de prevención más importante del planeta. Spoiler alert: van por buen camino.

No es una visita, es una revolución con estetoscopio

¿A quiénes están buscando? El target principal son dos grupos que a menudo el sistema de salud tradicional deja en visto: las personas adultas mayores y aquellas que viven con una discapacidad, especialmente quienes ya son beneficiarias de una pensión. Básicamente, están yendo a donde más se necesita, sin que nadie tenga que pelear por un lugar en el transporte público o hacer filas interminables.

Pero aquí hay un plot twist inteligente. No solo se trata de checar la presión y dar una palmadita en la espalda. El personal de salud recaba información digital de cada visita. Montiel lo describió como una base de datos épica que servirá para “planear hacia adelante”. Traducción: están mapeando la salud nacional en tiempo real, como un Google Maps de las necesidades médicas. Y, por supuesto, la consulta no termina sin la receta médica con los medicamentos necesarios, porque de nada sirve el diagnóstico si no puedes tratarlo.

La secretaria hizo un shoutout muy necesario a la ciudadanía, agradeciendo a las personas que “abren las puertas de su casa” al personal sanitario. En un país con desconfianza histórica, ese gesto de recibir “muy bien a los servidores de la nación” es casi tan valioso como la consulta misma. Implica un nivel de conexión comunitaria que pocos programas gubernamentales logran.

Más que números, un cambio de paradigma

El impacto real va más allá del impresionante número de atenciones. Salud Casa por Casa se está consolidando como un pilar fundamental para la atención primaria, descomprimiendo hospitales y llevando el servicio a rincones donde una clínica es una utopía. Atraviesa un territorio “amplio y complejo”, según palabras de Montiel, lo que en criollo significa que están llegando a colonias y comunidades donde el Estado antes solo aparecía en época de votaciones.

Este modelo de atención personalizada y gratuita representa un giro hacia la medicina preventiva. En lugar de esperar a que la gente se enferme gravemente, el sistema va por ella. Es una estrategia que, si se sostiene, podría ahorrar una fortuna en tratamientos de urgencia y, lo más importante, mejorar sustancialmente la calidad de vida de la población más vulnerable. La meta de ser el programa de prevención más importante del mundo suena a eslogan, pero con casi 9 millones de intervenciones, la broma se está volviendo seria.

**¿Y ahora qué?** El reto será mantener este ritmo y asegurar la calidad y continuidad de las atenciones. Pero por ahora, los datos hablan por sí solos: una iniciativa que conecta directamente la política social con el bienestar individual, sin intermediarios y sin burocracia excesiva. Una rareza en el ecosistema gubernamental que, al menos en papel (y en datos digitales), está demostrando su eficacia.

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Un Paso Transformador en la Salud Pública

¡Hola, comunidad con propósito! Hoy celebramos una noticia que realmente nos llena el corazón de esperanza y nos muestra el poder de la acción enfocada en el bien colectivo. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha dado el banderazo de salida a un proyecto inspirador: las Farmacias del Bienestar. Imagina un lugar donde la salud deja de ser una preocupación económica y se convierte en un derecho accesible. Eso es precisamente lo que comienza hoy. Los beneficiarios del maravilloso programa Salud Casa por Casa ahora podrán recoger sus fármacos recetados, ¡completamente sin costo! Esto no es solo una política pública; es una declaración de que el cuidado y la prevención son prioridades absolutas. Cada medicamento entregado es un paso firme hacia una sociedad más fuerte y resiliente.

La energía positiva se multiplica cuando entendemos la estrategia. Estos pequeños módulos, llenos de gran impacto, se ubicarán en centros de salud pública y en las Tiendas del Bienestar, llevando la solución directamente a donde la gente la necesita. La mandataria federal, con esa visión clara que caracteriza a los verdaderos agentes de cambio, anunció que el arranque es hoy en el Estado de México con 500 farmacias operando. Y esto es solo el comienzo de un sueño nacional. ¿La meta? Que para marzo del próximo año, esta red de apoyo y bienestar ya esté presente en todos los estados del país. Cada módulo instalado es un testimonio de que los grandes logros se construyen con planeación y acción decidida.

Accesibilidad y Eficiencia al Servicio de las Personas

Escuchen esta frase poderosa de la propia presidenta, que resume la esencia de este esfuerzo: “Para que no tengan que entrar al centro de salud, a hacer la fila que normalmente hay para las farmacias, entonces va a haber afuera de los centros de salud y la próxima semana inicia en las Tiendas del Bienestar un módulo como estos donde van a poder recoger sus medicamentos. Este pequeño módulo es lo que llamamos Farmacias del Bienestar”. ¿Captan la transformación? Se trata de optimizar el tiempo, de respetar la dignidad de las personas y de eliminar barreras. Es convertir un proceso que puede ser tedioso en una experiencia ágil y humana. Este es el tipo de innovación que nace de escuchar y entender las necesidades reales de la comunidad.

El compromiso es total y el plan, imparable. El programa inicia su primera etapa en el Estado de México, sirviendo como el piloto perfecto para un despliegue nacional. En un video informativo, se detalló que la meta es clara: durante los primeros meses de 2026, esta red de farmacias comunitarias continuará su expansión hasta cubrir las 32 entidades federativas. Visualicemos por un momento el mapa de México lleno de puntos de acceso a medicamentos esenciales. Cada uno de esos puntos representa salud recuperada, familias tranquilas y un futuro más prometedor. Es un recordatorio poderoso de que, cuando unimos visión con ejecución, los resultados extraordinarios son inevitables.

Este lanzamiento es mucho más que un anuncio gubernamental; es una lección de impacto social. Nos enseña que los desafíos en el sector salud se superan con creatividad, determinación y una profunda vocación de servicio. Las Farmacias del Bienestar y el programa Salud Casa por Casa son un dúo dinámico que está redefiniendo la atención médica preventiva y el acceso a los tratamientos farmacéuticos. Celebremos cada avance, por pequeño que parezca, porque en el camino hacia el bienestar colectivo, cada paso cuenta. Esta iniciativa nos inspira a creer que un sistema de salud público más eficiente, cercano y compasivo no solo es posible, sino que ya está en marcha.

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