Un caos con gas lacrimógeno y banderas de anime donde las etiquetas generacionales chocaron con la cruda realidad de la protesta callejera.
El máximo órgano judicial del país rechaza los actos vandálicos que dejaron un centenar de agentes heridos y daños materiales en su sede.
Una protesta que inició con jóvenes se transforma en un pulso político nacional, revelando una profunda fractura social y un descontento que estalla en las calles.
El icónico actor alza la voz, transformando el duelo en una poderosa demanda ciudadana que retumba en las calles.