La medida estadounidense genera pérdidas millonarias y desestabiliza la industria cárnica de Norteamérica, afectando a productores y consumidores.
Mientras las verduras alivian el gasto familiar, la carne y el huevo disparan su costo en un escenario de sequía y alta demanda.
La reducción en el uso de identificadores para ganado revela un problema estructural que impacta los costos de la carne.