Miles inundan las calles en una explosión de resistencia cívica que desafía el poder y redefine la democracia estadounidense.
La paralización gubernamental intensifica la crisis para los trabajadores, mientras una nueva amenaza de recortes de personal agrava la incertidumbre laboral y económica.
La fractura bipartidista y las tácticas de presión profundizan el estancamiento, dejando en suspenso a empleados federales y servicios esenciales.