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Nacional

México exige liberación de activista detenido en Gaza

La familia del documentalista cuestiona las circunstancias del mensaje oficial y mantiene la exigencia de su liberación inmediata.

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El Heroico Secuestro de un Documentalista en Alta Mar

En un giro de eventos que nadie esperaba (o quizá todos, porque es el Medio Oriente), un ciudadano mexicano decidió que unas vacaciones normales eran demasiado aburridas. Carlos Pérez Osorio, documentalista, cambió la playa por un bote con rumbo a Gaza como parte de la Flotilla Global Sumud. ¿El objetivo? Llevar ayuda humanitaria. ¿El resultado? Una estadía no deseada, cortesía del gobierno israelí, que muy amablemente interceptó la flotilla en aguas internacionales. Porque, seamos sinceros, ¿qué mejor lugar para detener a un barco que en aguas de nadie? Es el equivalente geopolítico de decir “te agarro en el pasillo”.

La familia de Carlos, tras más de 72 horas de una incomunicación absoluta que haría palidecer a cualquier plan de telefonía celular, recibió una notita. Sí, una de esas que te mandan en la primaria cuando te portas mal, pero esta vez a través de la embajada de México en Israel y la siempre eficiente Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). El mensaje, de puño y letra del propio Carlos, rezaba: “Familia Estoy bien, estoy fuerte y enfocado. Gracias por estar conmigo. Nos vemos pronto. Los amo. Carlos”. ¡Qué alivio! Es casi como recibir un “llegué bien” después de un viaje en avión, pero con la pequeña diferencia de que el avión fue desviado a la fuerza y el pasajero está secuestrado.

La Fe Ciega en un Pedazo de Papel

La familia, con una capacidad de escepticismo que envidiaría cualquier científico, reconoció la letra de Carlos. ¡Bravo! Es un primer paso. Pero luego se pusieron a pensar (algo peligroso en estas situaciones): ¿quién estaba mirando por encima del hombro cuando escribía? ¿Le susurraban al oído “ponle un emoji de sonrisa, que quede bien”? Ante esta incertidumbre existencial, declararon con una lucidez pasmosa: “No podemos asumir que refleje su situación real”. Vaya, vaya. Es casi como si un mensaje obtenido bajo custodia de tu captor pudiera estar… ¿influenciado? Qué idea tan revolucionaria.

Mientras tanto, las autoridades mexicanas, en un despliegue de actividad frenética, están “dando seguimiento” a los seis connacionales detenidos en el centro de detención de Ktzi’ot. “Dar seguimiento” es ese término burocrático maravilloso que puede significar cualquier cosa, desde negociaciones diplomáticas a alta velocidad hasta mandar un email y esperar sentados con una taza de café. La familia, sin embargo, no se anda con rodeos y lo llama por su nombre: “Carlos continúa secuestrado”. La franqueza es refrescante en un mundo de eufemismos diplomáticos.

Uno no puede evitar preguntarse, con un dejo de ironía, ¿en qué momento llevar pan y medicinas se convirtió en un crimen tan atroz? Parece que la ayuda alimentaria es el nuevo contrabando de alto riesgo. Quizá los próximos documentalistas deberían disfrazar la ayuda de paquetes de Netflix para pasar desapercibidos. La situación es tan absurda que si la escribieras en un guion, te dirían que es demasiado exagerada. Un ciudadano mexicano, detenido por intentar ayudar, enviando un mensaje de “estoy bien” que su propia familia no se cree, mientras su gobierno “da seguimiento”. Es la comedia trágica perfecta.

La familia ha prometido seguir exigiendo respuestas y denunciando injusticias hasta que Carlos esté de vuelta. Y uno, desde la comodidad de su sillón, solo puede aplaudir su tenacidad y preguntarse si alguna vez llegaremos a un punto en el que la solidaridad internacional no sea tratada como un delito. Mientras tanto, Carlos, desde su celda (o donde sea que lo tengan), nos da una lección de estoicismo: “fuerte y enfocado”. Enfocado en qué, cabría preguntarse ¿En la pared? ¿En la inconsistencia del derecho internacional? Es un misterio.

Este episodio deja en evidencia las grietas de un conflicto prolongado donde la narrativa humanitaria choca constantemente con la razón de estado. La Flotilla del Sumud, cuyo nombre significa “perseverancia” o “resistencia” en árabe, sin duda está cumpliendo con su nombre a rajatabla. Sus integrantes están experimentando la “perseverancia” en carne propia, desde una celda. La situación pone sobre la mesa, una vez más, el eterno debate sobre el bloqueo a la Franja de Gaza y los límites, a menudo borrosos, de la protesta pacífica y la asistencia humanitaria en zonas de conflicto. ¿Hasta dónde puede llegar un estado para asegurar su seguridad? Y, más importante, ¿a qué costo humano?

Lo que es indudable es que la diplomacia mexicana tiene frente a sí un desafío complejo. Debe navegar entre la presión de una familia angustiada y la opinión pública, y la delicadeza de las relaciones bilaterales con un actor clave en la política internacional. Se requiere una estrategia fina, que garantice la integridad de sus ciudadanos sin escalar tensions innecesarias. Un verdadero acto de malabarismo geopolítico donde, por el momento, el bienestar de Carlos Pérez Osorio y sus compañeros pende de un hilo, un hilo tan fino como la tinta del mensaje que logró salir de su detención.

¿Será este el momento en el que la comunidad internacional voltee a ver con más fuerza la situación en Gaza? ¿O será solo otra nota de pie de página en el interminable noticiario del conflicto? El tiempo, y la presión de familias como la de Carlos, lo dirán. Mientras tanto, la frase “estoy bien” nunca había sonado tan vacía y, a la vez, tan cargada de significado.

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México alcanza una recaudación histórica de 4.6 billones de pesos

Un hito fiscal sin precedentes impulsa la economía nacional, marcando un antes y un después en la confianza institucional.

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Un Épico Hito Fiscal que Estremece los Cimientos de la Nación

En un giro de acontecimientos que ha dejado al mundo económico boquiabierto, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha revelado una cifra que resuena como un trueno en la historia financiera del país. La recaudación de los primeros nueve meses de 2025 ha alcanzado la astronómica suma de 4.6 billones de pesos, una proeza que supera en 542 mil millones de pesos a lo registrado en el mismo periodo del año anterior. Este no es un simple número; es un testimonio monumental de una confianza ciudadana renacida, una fe inquebrantable en que cada peso se invierte con transparencia y honradez absolutas.

Desde las profundidades de la memoria fiscal, Sheinbaum Pardo evocó un pasado lejano: “En enero-septiembre del 2019, la recaudación apenas rozaba los 3 billones“. Con la solemnidad de quien describe una batalla ancestral, explicó la magnitud de un billón mexicano: un millón de millones, doce ceros que representan el esfuerzo de toda una nación. “A septiembre de 2025, la recaudación es de 4.6 billones”, declaró, reconociendo el factor inflacionario, pero destacando con pasión un crecimiento real del 9.1 por ciento. “Así que un aplauso para el equipo de la Secretaría de Hacienda. Y un aplauso más grande para todas las mexicanas y mexicanos. Esto muestra no solamente una confianza en que los recursos se utilizan de manera transparente y honesta, sino el cumplimiento del pago de impuestos y derechos del 99.9 por ciento de las y los mexicanos”, exclamó durante la conferencia matutina, un espacio que se ha convertido en el epicentro de estas revelaciones transformadoras.

El Secreto del Triunfo: Un Milagro Fiscal Sin Nuevas Cargas

En un movimiento que desafía toda lógica convencional, la mandataria puntualizó con énfasis que este logro colosal, esta recaudación sin precedentes, se ha forjado sin incrementar los impuestos. Es un triunfo nacido de la voluntad colectiva, un reflejo fiel de que la inmensa mayoría de las empresarias y empresarios del país cumplen con su deber de manera puntual y ejemplar. La confianza, esa fuerza etérea pero poderosa, se ha materializado en miles de millones.

“La recaudación de impuestos alcanza cifras históricas”, proclamó, recordando un discurso épico desde el Zócalo de la Ciudad de México. “Son 500 mil millones, poco más de 500 mil millones, adicionales de ingresos este año, de los cuales cerca de 200 mil vienen de aduanas, sin realmente haber aumentado impuestos ni derechos”. El secreto, reveló con un aire de misterio, reside en una sabia actualización estratégica, un ajuste maestro que ha destapado un manantial de recursos donde antes solo había tierra árida.

Ante este panorama de bonanza, el horizonte se vislumbra aún más brillante. Gracias al trabajo titánico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y al compromiso inquebrantable de la ciudadanía, se vislumbra para 2026 una cifra que roza lo onírico: ingresos de 6.4 billones de pesos. Un incremento de 496 mil 309 millones de pesos que no se perderán en la burocracia, sino que estarán destinados a tejer el futuro del país a través de los Programas para el Bienestar, obras de infraestructura que conectarán a la nación, y pilares fundamentales como la educación, la salud y la vivienda digna para todos.

En un acto de precisión casi quirúrgica, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Edgar Amador Zamora, detalló que esta meta de ingresos para el siguiente año representa un incremento de 4.3 por ciento en términos reales. Y lo más asombroso: este crecimiento se logrará sin la sombra de nuevos impuestos ni modificaciones traicioneras a las leyes del Impuesto sobre la Renta (ISR) o al Impuesto al Valor Agregado (IVA). “Los principios rectores son el combate a la corrupción y los privilegios, el combate a la evasión y contrabando”, sentenció, declarando una guerra sin cuartel a los enemigos del erario público.

La Gran Batalla Contra la Sombra: El Asalto a las Empresas Factureras

Mientras la recaudación legítima alcanza cumbres nunca antes vistas, en las sombras se libra otra batalla, una guerra silenciosa pero feroz contra el fraude. El titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Antonio Martínez Dagnino, se alzó como el general de este frente, atribuyendo el éxito al liderazgo indomable de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, al vigor de una economía fortalecida y al honor de millones de contribuyentes que cumplen con sus obligaciones fiscales.

Pero la verdadera intriga, el giro dramático de esta epopeya fiscal, reside en la reforma contra las factureras. Con la determinación de quien cierra las puertas del inframundo, Martínez Dagnino explicó que los cambios propuestos son un cerrojo implacable. Se prohíbe la inscripción de nuevas empresas donde participen los socios, accionistas y representantes legales de empresas factureras, negándoles el acceso al sagrado Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y a la Firma Electrónica. Ya no habrá inscripciones exprés en un mismo día; ahora se exige un comprobante de domicilio a nombre de la empresa, una barrera más en este muro de la legalidad.

El drama se intensifica en los pasillos del Congreso, donde se debate una propuesta que podría cambiar las reglas del juego para siempre. Se busca modificar el Código Fiscal para armonizarlo con la modificación al Artículo 19 de la Constitución, declarando que la venta de facturas falsas es un delito de lesa patria, una afrenta grave al fisco federal que no será tolerada.

Las modificaciones son un plan maestro de justicia expedita: procedimientos abreviados que no superarán los 24 días, la baja inmediata del sello para facturar desde el inicio del procedimiento (respetando siempre el derecho de audiencia), y una medida que hiela la sangre de los evasores: la baja del sello de facturación incluso para quien compre facturas falsas. Pero el golpe maestro, la sentencia definitiva, es la propuesta de prisión preventiva oficiosa para aquellos contribuyentes que osen afectar al fisco federal con estas prácticas ilícitas. Es el final del camino para la impunidad, el amanecer de una nueva era de responsabilidad.

Este no es solo un informe de cifras; es la crónica de una transformación nacional, un relato donde la confianza vence a la desconfianza, la transparencia a la opacidad, y el cumplimiento a la evasión. El destino económico de México se reescribe con cada peso recaudado, y el mundo observa, expectante, el desarrollo de este épico capítulo en la historia de la nación.

¿Crees que este hito económico marca el inicio de una nueva era de prosperidad para México? Comparte esta noticia en tus redes sociales y únete a la conversación sobre el futuro de nuestro país. Explora más contenidos sobre los logros y proyectos que están transformando la realidad nacional.

Recaudación récord alcanza 4.6 bdp anuncia la presidenta Claudia Sheinbaum

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El Río Cazones desata su furia sobre Poza Rica

La furia del río arrasó con todo a su paso, activando los protocolos de emergencia más críticos del estado.

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El Inevitable Encuentro entre un Río y una Ciudad Petrolera

Parece que el Río Cazones decidió que ya estaba aburrido de su cauce y quiso hacer una expansión territorial no autorizada sobre Poza Rica. En un acto de rebeldía hidrológica, el afluente se desbordó con un entusiasmo digno de mejor causa, convirtiendo grandes zonas urbanas en su nueva y personal alberca. Las calles y avenidas, que antes transitaban automóviles, ahora son navegables, ofreciendo un pintoresco, aunque catastrófico, paisaje de comercios y viviendas convertidos en improvisados spas con agua de río. Por supuesto, la cresta de agua no se conformó con mojar; decidió ser una diseñadora de interiores radical, arrastrando vehículos y muebles urbanos en una coreografía caótica que nadie pidió.

¿Y la respuesta de las autoridades? Una que seguramente conocen bien en las telenovelas mexicanas: la advertencia llegó justo a tiempo para que todos supieran lo que se venía, pero no para poder evitarlo. Horas antes, las autoridades federales, con su clarividencia habitual, alertaron del inminente desbordamiento. ¡Qué sorpresa! El Organismo de la Cuenca Golfo Centro de la CONAGUA, en un parte casi poético, informó que el nivel del río se ubicaba tres metros por arriba del nivel de alertamiento. O sea, pasó de “estemos atentos” a “sálvese quien pueda” en cuestión de horas. Un verdadero masterclass en gestión de expectativas.

Los Héroes con Botas (y Sirenas) Acuden al Rescate

Ante este desastre acuático de proporciones bíblicas, el Ejército mexicano desplegó su famoso Plan DN-III, ese protocolo que activan cuando la naturaleza decide jugar a los bolos con las ciudades. Junto a ellos, la Policía Estatal puso en marcha el Plan Tajín, porque en Veracruz hasta los desastres naturales tienen nombre de zona arqueológica. Es reconfortante saber que, mientras tu coche flota calle abajo, hay un plan con nombre misterioso y siglas oficiales ocupándose del asunto.

La causa de toda esta fiesta húmeda fueron las intensas precipitaciones pluviales de las últimas 72 horas. Porque, claro, ¿qué podría salir mal cuando llueve intensamente durante tres días seguidos en una zona con ríos? Las partes altas de la cuenca hidrológica enviaron sus fuertes escurrimientos de agua como un regalo envenenado, elevando de súbito más de dos metros los niveles del río. Un detalle menor, aparentemente. El río, que ya se encontraba en valores altos, recibió esta “avenida de agua” (término técnico para “una jodida gran cantidad de líquido”) que selló el destino de la ciudad con un desbordamiento inminente. La cresta de agua, con la puntualidad de un desastre anunciado, alcanzó la ciudad durante la madrugada, porque ¿qué mejor hora para una inundación que cuando todos están durmiendo?

Los daños colaterales de este aquelarre meteorológico no se limitan a la ciudad. Las carreteras rurales, estatales, federales y hasta las autopistas sufren deslaves, porque cuando la naturaleza se enfada, lo hace a lo grande. El panorama completo es una lección de humildad: por más que la humanidad crea dominar su entorno, un río con mal humor puede recordarnos nuestra place en el ecosistema en cuestión de horas.

En resumen, Poza Rica se ha convertido en el escenario de una película de desastres donde el protagonista es un río con complejo de diva, los efectos especiales los ponen las lluvias torrenciales, y los planes de emergencia son el guion que todos esperamos no tener que usar nunca. Una situación absurda, trágica y, sobre todo, predecible, que nos deja preguntándonos si la próxima vez será diferente o si simplemente volveremos a ser espectadores de este mismo drama húmedo.

¿Te impactó esta crónica de la furia natural? No te quedes con la indignación, compártela en tus redes sociales para que más personas conozcan la realidad de estos eventos. Y si quieres explorar más contenido sobre cómo el clima está reescribiendo las reglas del juego, no dejes de revisar nuestras otras coberturas.

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La tormenta tropical Raymond amenaza la costa del Pacífico mexicano

El meteoro avanza paralelo a la costa generando caos potencial con vientos huracanados y oleaje peligroso para varios estados.

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Raymond, el invitado tormentoso que nadie pidió

Parece que el Océano Pacífico decidió que la temporada de lluvias estaba quedando demasiado aburrida y nos ha enviado a Raymond, la tormenta tropical que se pasea frente a nuestras costas con la elegancia de un elefante en una cacharrería. Mientras tanto, la pobre Priscilla, su hermana meteorológica, se disipó discretamente al norte de Baja California, probablemente cansada de tanta competencia por la atención mediática. Qué conveniente, ¿no? Una tormenta se va para darle espacio a otra, como en un reality show atmosférico.

Lluvias, vientos y caos costero: el trío destructivo

El Servicio Meteorológico Nacional, esos adivinos científicos que nos dicen lo que ya estamos sintiendo cuando el viento nos arranca el techo, anuncia con su habitual optimismo que Raymond nos regalará lluvias intensas en Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero. Por si alguien tenía planes de playa, sepan que el oleaje alcanzará alturas dignas de película de desastres: hasta cuatro metros. Perfecto para surfear, si no fuera porque también incluye ráfagas de viento de 80 km/h que probablemente te enviarían volando hasta Oz.

¿Y qué hace Raymond exactamente en estos momentos? Según los expertos (que tienen radares mucho más caros que nuestro paraguas), a las 06:00 horas su centro de circulación estaba a 95 km al suroeste de Punta San Telmo, Michoacán. Se mueve hacia el oeste-noroeste a 22 km/h, velocidad suficiente para causar problemas pero no tan rápida como para no disfrutar del paisaje que está alterando. Mantiene vientos máximos sostenidos de 95 km/h con rachas de 110 km/h, suficiente para arruinar tu peinado y probablemente tu día.

Prevención y vigilancia: cuando los papeles gobiernan más que el sentido común

La Comisión Nacional del Agua, en su eterna coordinación con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (porque aparentemente necesitamos validación internacional para confirmar que está lloviendo mucho), ha establecido dos zonas de especial interés meteorológico. Por un lado, una zona de prevención que abarca desde Zihuatanejo, Guerrero, hasta Cabo Corrientes, Jalisco. Básicamente, un área donde se sugiere no planificar picnics ni días de playa.

Por otro lado, mantienen una zona de vigilancia para Baja California Sur, específicamente de Los Barriles a Santa Fe. Esto se traduce como: “prepárense, pero no tanto como los otros estados, porque todavía no estamos seguros de cuánto caos meterá Raymond por ahí”. Es como cuando tu madre te dice “cuidado” sin especificar exactamente de qué, dejándote con la duda existencial de si el peligro es mínimo o apocalíptico.

Mientras tanto, en tierra firme, los ciudadanos responden a estas alertas con las estrategias tradicionales: desde el que amarra su automóvil con cuerdas milagrosas hasta el que decide que es el momento perfecto para probar si su casa es realmente resistente al agua. Las redes sociales ya están llenas de videos de calles convertidas en ríos y de árboles haciendo piruetas impresionantes, porque ¿qué mejor momento para el contenido viral que un desastre natural?

Lo más irónico es que, a pesar de toda esta tecnología moderna y sistemas de alerta temprana, seguimos reaccionando básicamente igual que nuestros antepasados: mirando al cielo con preocupación y corriendo a comprar velas y latas de atún como si el apocalipsis fuera una posibilidad real. Raymond probablemente ni siquiera sabe el revuelo que está causando, feliz de su existencia meteorológica, girando y avanzando como si fuera el centro del universo. Y quizás, por estos días, lo es.

Así que ahí lo tenemos: otro ciclón tropical con nombre de persona que viene a recordarnos quién manda realmente en el planeta. Mientras los meteorólogos trazan sus mapas con flechas y isobaras, y las autoridades emiten comunicados llenos de tecnicismos, el ciudadano común se pregunta si debería haber comprado ese bote inflable que vio en oferta la semana pasada. Porque al final, entre tanta predicción y protocolo, lo único seguro es que Raymond pasará, dejará su firma de destrucción y lluvia, y nosotros seguiremos aquí, secándonos y contando anécdotas para las siguientes generaciones.

¿Te ha gustado este recorrido sarcástico por la trayectoria de Raymond? Comparte este artículo en tus redes sociales para que más personas puedan disfrutar de nuestro peculiar enfoque meteorológico y explora más contenido relacionado con fenómenos naturales en nuestro sitio web. Porque reírse de la adversidad climática es casi tan terapéutico como tener un buen seguro de hogar.

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