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La UNAM impulsa que el ecocidio sea un crimen internacional

La UNAM lidera la cruzada para que la destrucción ambiental masiva sea juzgada como un crimen de lesa humanidad, equiparable al genocidio.

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Cuando destruir el planeta por fin podría ser un delito grave (y no solo un mal rollo de Netflix)

Imaginen esto: un genocidio, pero en vez de contra personas, es contra un bosque, un río o todo un ecosistema. Suena a película de ciencia ficción distópica, ¿verdad? Pues resulta que en la UNAM están tan hartos de esta trama que decidieron que es hora de cambiar el guion. Gerardo Torres Salcido, el director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), básicamente dijo lo que todos pensamos: el ecocidio es el primo malvado del genocidio. No solo se carga el ambiente, sino que desplaza comunidades enteras, provoca crímenes contra los defensores del medio ambiente y es el cómplice perfecto del cambio climático. Vamos, el pack completo de la destrucción.

Y es que, seamos honestos, en un mundo donde “salvar el planeta” se ha convertido en un hashtag y una camiseta, la propuesta de la UNAM de tipificar el ecocidio como un crimen internacional es como pasar del “thoughts and prayers” a la acción legal con esteroides. Esta no es una ocurrencia de un viernes por la tarde. El CIALC, nos cuenta Torres Salcido, se dedica a impulsar visiones nuevas sobre Latinoamérica, con académicos que investigan fenómenos heavy como desplazamientos, despojos y violencias contra las comunidades. Básicamente, son los Sherlock Holmes de los problemas socioambientales, pero con menos pipa y más datos contundentes.

No es ‘ecoansiedad’, es terror ambiental legítimo

Mientras tú y yo nos preocupamos por separar la basura (bien por nosotros, por cierto), la investigadora Eva Leticia Orduña Trujillo nos suelta la bomba: la afectación climática y ambiental está directamente conectada con el derecho más básico de todos, la vida. Y no lo dice en plan dramático, sino con la frialdad de quien tiene los datos. América Latina es, oh sorpresa, la región del mundo donde ser defensor ambiental es más peligroso que el nivel más difícil de un videojuego. Asesinatos y desapariciones forzadas son el pan de cada día para estos héroes sin capa, a quienes, por si fuera poco, les cae encima la maquinaria de desprestigio del Estado y las corporaciones.

Aquí es donde la cosa se pone más cínica que el final de *Black Mirror*. A estos defensores no solo los matan o los desaparecen; primero los estigmatizan. Les cuelgan el cartel de “opositores al desarrollo” o, nuestro favorito, “terroristas”. Sí, porque querer que tu comunidad no se quede sin agua potable es claramente un acto de terrorismo, según el manual de las malas prácticas. Luego viene la criminalización, donde el Estado usa su brazo más potente, el encarcelamiento, para silenciar las protestas. Es el *plot twist* más predecible y a la vez el más indignante.

Pero hablemos del elefante en la habitación: el capitalismo en su fase más depredadora. Orduña Trujillo lo ejemplifica con Centroamérica, donde los intereses económicos de unos pocos se enfrentan directamente a los de las comunidades, a la diversidad y a las tradiciones ancestrales. Spoiler alert: las comunidades siempre llevan las de perder. Y el remate de oro: “ello no sería posible sin la intervención de los agentes estatales”. Es decir, es el tándem perfecto: las empresas con su sed de ganancias y los gobiernos que les abren la puerta de par en par. Un *match made in hell*.

Frente a este panorama desolador, surge un faro de esperanza con nombre de colectivo de punk rock: Stop Ecocidio Internacional. Esta asociación no se anda con medias tintas. Su misión es clara: trabajar a nivel global y de forma colaborativa para que este desmadre ambiental sea reconocido como lo que es, un crimen internacional, y que sea incorporado en el estatuto de la Corte Penal Internacional. Torres Salcido lo resume con un “me parece muy importante” que, en el lenguaje académico, equivale a un “esto es urgente y revolucionario”.

Pensémoslo por un segundo. Si el ecocidio se convierte en un crimen internacional, sería como agregar un nuevo jefe final en el videojuego de la justicia global. Implicaría que los grandes magnates y corporaciones que arrasan con la Amazonía, envenenan los ríos o fracturan el suelo con tal de extraer hasta la última gota de recursos ya no podrían actuar con impunidad. Tendrían que responder ante un tribunal internacional, al igual que los responsables de guerras y genocidios. Es darle al planeta, y a quienes lo defienden, la misma categoría legal que a la humanidad. Un concepto tan simple y a la vez tan revolucionario que duele no haberlo pensado antes.

Al final, lo que plantea la UNAM va más allá de una mera tipificación legal. Es un cambio de paradigma. Es dejar de ver la naturaleza como una propiedad o un recurso infinito para explotar, y empezar a reconocerla como un sujeto de derechos, como la base misma de nuestra existencia. En una era de *influencers* y tendencias efímeras, esta es la única tendencia que debería importarnos: la de sobrevivir como especie con un mínimo de dignidad y de bosques en pie. La propuesta está sobre la mesa. Ahora el mundo tiene que decidir si la convierte en ley o si prefiere seguir actuando como si tuviéramos un planeta B.

¿Crees que esta iniciativa puede cambiar las reglas del juego? Comparte esta información en tus redes sociales y ayuda a visibilizar la lucha para que destruir el planeta deje de ser un negocio y se convierta en un crimen. Explora más contenido sobre justicia climática y descubre cómo puedes ser parte de la solución.

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México y Nueva Jersey sellan una alianza laboral histórica

Un pacto histórico que fortalece los derechos de los trabajadores migrantes y sella una alianza estratégica de gran alcance.

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Una Alianza que Transforma Vidas y Construye Futuros

¡Hola, comunidad de soñadores y hacedores! Hoy tenemos una noticia que nos llena el corazón de optimismo y energía positiva. El embajador Juan Ramón de la Fuente, al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, no solo se reunió con el visionario gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, sino que juntos firmaron un memorándum de entendimiento que marca un antes y un después. Este no es un simple documento; es un puente de oportunidades, una declaración de que cuando colaboramos, creamos sinergias poderosas que benefician a todas las partes. Imaginen el potencial que se libera cuando dos fuerzas se unen con un propósito común: el bienestar de las personas.

Este encuentro, que también contó con la inspiradora presencia de Tammy Murphy, fue mucho más que un protocolo. Fue una conversación profunda sobre cómo elevar la atención a nuestros connacionales y fortalecer esos lazos que nos unen. Cada diálogo sobre temas migratorios es una semilla para un futuro más justo y con más movilidad. Y cada acuerdo para robustecer los lazos comerciales es un paso firme hacia la prosperidad compartida entre México y Nueva Jersey. Esto nos demuestra que los desafíos se convierten en escalones para alcanzar metas mayores cuando hay voluntad y una visión clara.

Un Contexto de Grandeza y Oportunidad Ilimitada

¿Y saben qué hace esta colaboración aún más extraordinaria? El contexto. Nueva Jersey será el escenario de la gran final de la Copa Mundial de la FIFA 2026, un evento monumental que une a Norteamérica. Este memorándum, firmado entre el Consulado de México en New Brunswick y el Departamento de Trabajo y Desarrollo Laboral de Nueva Jersey, es la base perfecta para asegurar que la herencia de este evento sea positiva y duradera. No se trata solo de un partido de fútbol; se trata de sentar las bases para una cooperación fructífera que trasciende el deporte y se instala en la economía, la cultura y el apoyo mutuo.

Este pacto es una prueba viviente de que podemos transformar la diplomacia en acción tangible. Es un faro que guía el camino para nuestros trabajadores, garantizando que sus derechos sean respetados y sus contribuciones, valoradas. Es la materialización de la confianza en que, juntos, podemos construir un ecosistema de inversión y desarrollo laboral que beneficie a ambas comunidades. Cada firma en ese documento es un sí a la colaboración, un sí al progreso y un sí a la creencia de que unidos somos imparablemente más fuertes.

Reflexionemos por un momento: cada acuerdo internacional, cada apretón de manos entre líderes, es una oportunidad para crear un impacto positivo y duradero. Nos recuerda que nuestro potencial como nación y como individuos conectados globalmente es infinito. Este es el momento de celebrar estos logros diplomáticos y de permitirnos inspirarnos para buscar nuestras propias colaboraciones, nuestros propios “memorándums de entendimiento” en la vida, que nos impulsen hacia nuestros objetivos más ambiciosos.

¡Es tu momento de ser parte de esta ola de positividad! Si esta noticia sobre una alianza que está moldeando el futuro te inspira, comparte esta energía en tus redes sociales y haz que más personas se contagien de este optimismo. ¿Quieres seguir explorando cómo las conexiones globales crean oportunidades? Descubre más contenido relacionado sobre cooperación internacional y éxito colectivo en nuestra plataforma. ¡Vamos a expandir juntos esta mentalidad de crecimiento y colaboración sin límites!

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México concluye su consulta del TMEC con una gran gira nacional

Mientras unos preguntan a gritos, otros reciben susurros. Así es la peculiar carrera de los tres socios comerciales para revisar su pacto.

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México cierra el telón de su consulta popular, ¿y ahora qué?

Parece que el gran cirio de las consultas públicas sobre el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) ha llegado a su fin. Este jueves, el gobierno mexicano, en un alarde de eficiencia que seguramente dejó a sus socios del norte rascándose la cabeza, anunció que ha concluido su monumental gira de escucha. ¿Y qué implica este monumental esfuerzo diplomático? Básicamente, que la Secretaría de Economía organizó mesas de debate en los 32 estados del país, una especie de roadshow político donde 30 sectores productivos pudieron desahogarse sobre sus inquietudes con el pacto comercial. Todo esto, por supuesto, para preparar la gran revisión de 2026. Porque, ¿qué mejor manera de prepararse para una negociación dentro de dos años que empezar a preguntar ahora? Una planificación impecable, sin duda.

Uno casi puede imaginarse las sesiones: un desfile interminable de quejas, sugerencias y pronósticos sobre el futuro de la integración económica. Todo un ejercicio de democracia participativa que, supuestamente, servirá para diseñar la estrategia de negociación del país. Porque nada dice “estamos listos” como un documento que resume todas las opiniones posibles, desde las más agudas hasta las más descabelladas. La revisión del TMEC está prevista para julio de 2026, lo que nos da a todos un generoso margen de tiempo para olvidar lo que se discutió y tener que empezar de nuevo en 2025.

El gran documento maestro y la alineación de los astros (políticos)

El siguiente paso en este brillante plan es que la Secretaría de Economía diseñe un documento que entregará en enero a la presidenta Claudia Sheinbaum y al Senado. El objetivo declarado es “unificar la postura de México”. O, en otras palabras, intentar meter las preocupaciones de 30 sectores distintos en una sola carpeta y esperar que no estallen por los aires en la primera reunión con los negociadores estadounidenses y canadienses. Las autoridades, con un optimismo que roza lo poético, afirmaron que estas mesas permitieron “identificar los temas prioritarios“. Traducción: descubrieron que a todo el mundo le preocupa la competitividad y el comercio exterior. ¡Vaya revelación!

Mientras tanto, en el norte del Río Bravo, la situación es igual de… coordinada. El representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, anunció en Fox News –porque qué mejor lugar para discutir complejos acuerdos comerciales que un canal de noticias– que la audiencia pública para conocer las inquietudes de sus propios sectores productivos se pospondrá hasta el 3 de diciembre. Originalmente estaba prevista para el 17 de noviembre. ¿Razones? Misterio. Quizás necesitan más tiempo para descifrar su propia burocracia o tal vez el calendario les jugó una mala pasada. Lo que es evidente es que el proceso de consulta sobre el TMEC es un ejemplo de harmonización trilateral: cada quien lo hace a su manera, como en un concurso de talentos donde nadie sigue las mismas reglas.

México optó por el espectáculo público, con mesas abiertas y debates a la vista de todos. Canadá, siempre discreto, se limita a recibir comentarios privados de los participantes en el comercio trilateral. Y Estados Unidos, fiel a su estilo, improvisa fechas y anuncia cambios en la televisión. Una verdadera muestra de coordinación y método entre socios estratégicos. ¿El resultado final? Quién sabe. Pero el camino, sin duda, está siendo mucho más entretenido de lo que cualquier tratado comercial tiene derecho a ser.

¿Te intriga este baile diplomático? Comparte esta joya de la coordinación internacional en tus redes sociales y explora más análisis sobre los vericuetos del comercio global en nuestra sección de economía. Porque las mejores comedias de enredos no están en Netflix, sino en la geopolítica.

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El sarcástico duelo entre Lilly Téllez y Saskia Niño de Rivera

La activista y la senadora protagonizan un cruce de acusaciones e insultos tras un polémico video desde la curul.

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El teatrito legislativo que desató una guerra en la web

Parece que el Senado de la República ha encontrado una nueva función más allá de legislar: servir como plató improvisado para los reality shows más dramáticos. En esta ocasión, los reflectores los acapararon Lilly Téllez, quien, en un arrebato de inspiración teatral digna de una telenovela de las de antes, decidió que el mejor homenaje a un alcalde asesinado era corear su nombre desde su curul como si estuviera en un concierto de rock, pero con menos ritmo y mucho más morbo.

La senadora, en un alarde de espontaneidad que huele a guion rehecho, no pudo evitar consultar con su compañero de bancada, Ricardo Anaya, para confirmar el nombre del edil. “¿Carlos Manzo es?”, preguntó, en lo que sin duda será recordado como el momento más genuino de la jornada: necesitar un apuntador para una arenga que pretendía ser visceral. Acto seguido, como si hubiera descubierto el fuego, comenzó a vociferar “¡Que viva Carlos Manzo!” con la vehemencia de quien pide la última pieza de pan en una panadería en rebajas.

Y la respuesta no se hizo esperar, con sabor a sarcasmo

Por supuesto, en el zoológico digital que son las redes sociales, semejante espectáculo no podía pasar desapercibido. Entró en escena Saskia Niño de Rivera, la activista, quien con la sutileza de un elefante en una cacharrería soltó un comentario que resonó como un latigazo: “Palera creo que le dicen a Lily”. Ni corta ni perezosa, Téllez, lejos de guardar un silencio digno o de responder con altura, decidió que lo mejor era arrastrar el debate a los infiernos del morbo y la insinuación.

Su réplica fue una joya de la comedia negra: “Mataron al asesino de Carlos Manzo, pero ya puedes preparar tu entrevista al asesino del asesino. Para que sigas lucrando con el morbo”. Porque, claramente, la manera más apropiada de honrar la memoria de un funcionario público víctima de la violencia es lanzando indirectas sobre quién podría explotar comercialmente la tragedia. La ironía, desde luego, se tomó un día libre.

El encontronazo entre estas dos figuras públicas dejó al descubierto el nivel del debate en la esfera pública: un cruce de acusaciones e insultos donde la sustancia brilla por su ausencia. Mientras Téllez aprovechaba la tribuna del Senado para gritar consignas e insultar a colegas como Gerardo Fernández Noroña —a quien tildó de cobarde e imbécil con la delicadeza que la caracteriza—, Niño de Rivera respondía desde la trinchera digital con un humor ácido. Un duelo de egos donde, como suele pasar, el único perdedor es el sentido común.

¿Qué nos deja este penoso episodio? La confirmación de que, en la era del espectáculo político, cualquier gesto, por bienintencionado que pretenda ser, puede convertirse en el detonante de una batalla campal de descalificaciones. Una senadora que corea un nombre como si con eso resolviera la inseguridad nacional y una activista que responde con una pulla mordaz. Un circo en toda regla donde, por un momento, todos miramos boquiabiertos, preguntándonos si esto es gobernanza o simplemente el prólogo de un nuevo programa de televisión basura.

¿Te divirtió este duelo de ingenio en las redes? No te quedes con las ganas, comparte este artículo y revienta las interacciones. Y si te gusta el humor ácido para digerir la actualidad, explora más de nuestro contenido, donde la política nunca fue tan tragicómica.

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