El espectáculo de la destrucción: Trump y su “éxito militar espectacular”

Oh, qué alegría. El presidente Donald Trump, en su infinita sabiduría geopolítica, ha decidido regalarnos otro capítulo de su reality show favorito: “Bombas y Arrogancia”. Este sábado, con la solemnidad de un presentador de WWE, anunció que el ejército estadounidense había llevado a cabo ataques “masivos y de precisión” (porque, claro, destruir cosas queda mejor si le añades adjetivos grandilocuentes) contra tres instalaciones nucleares iraníes: Fordow, Natanz y Esfahán. ¿El objetivo? Según él, “eliminar la amenaza del mayor patrocinador estatal del terrorismo”. Por supuesto, no mencionó si eso incluía también eliminar la hipocresía de décadas de intervencionismo occidental.

“Trabajamos como un equipo”: Netanyahu, el compañero de reparto

En su discurso, Trump no podía dejar de agradecer a su fiel compinche, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, con quien asegura haber trabajado “como un equipo como quizás nunca antes se ha hecho”. Qué bonito. Una amistad forjada a base de drones y amenazas. Eso sí, no especificó si Netanyahu le pasó las palomitas mientras veían las explosiones en tiempo real.

Pero lo mejor fue su ultimátum: “Habrá paz o habrá una tragedia mucho mayor”. Vaya, qué opciones tan reconfortantes. Como elegir entre un apretón de manos o un misil en el patio trasero. Eso sí, nos consuela saber que, según Trump, este era el objetivo “más difícil y quizás el más letal”. ¿Qué será lo próximo? ¿Un ataque a la panadería nuclear de Teherán?

Mientras tanto, el mundo reacciona como era de esperar: con condenas. Porque nada une más a la comunidad internacional que ver a Estados Unidos jugar al Call of Duty en la vida real. Y para rematar el circo, el Pentágono ofrecerá una conferencia de prensa este domingo. Seguro que nos explicarán, con gráficos en 3D, cómo convirtieron instalaciones nucleares en un parque de cenizas. ¡Qué emoción!

¿Qué sigue? ¿Un tratado de paz escrito en papel higiénico? ¿O simplemente más episodios de esta serie que nadie pidió? Mientras tanto, el planeta sigue girando… aunque quizás un poco más caliente después de tanta “precisión”.

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Un paso más cerca del adiós (pero con trámites)

Ah, Reino Unido, ese lugar donde la lluvia es constante y ahora, aparentemente, también lo es el debate sobre cómo dejar este valle de lágrimas. El viernes, los honorables miembros del Parlamento británico decidieron que los adultos con enfermedades terminales en Inglaterra y Gales pueden pedir una muerte asistida. Sí, como suena: un “hasta nunca” con sello oficial. Por supuesto, no sin antes saltar por unos aros burocráticos que harían sonrojar a un contorsionista.

El Proyecto de Ley para Adultos con Enfermedades Terminales (nombre técnico para “el manual de instrucciones del último viaje”) fue aprobado por 314 votos a favor frente a 291 en contra. Una mayoría de 23, lo que significa que, entre noviembre y ahora, algunos legisladores debieron pensar: “Bueno, quizá no sea tan mala idea”. O tal vez solo querían irse a casa temprano un viernes. Quién sabe.

Los detalles (porque nada es sencillo)

Para acceder a este servicio de salida express, los candidatos deben ser mayores de 18 años, tener menos de seis meses de vida (según el pronóstico médico, no según el horóscopo) y pasar por un comité de tres profesionales: dos médicos, un trabajador social, un abogado y un psiquiatra. Básicamente, un jurado para decidir si tu sufrimiento es lo suficientemente convincente. Originalmente, se requería un juez, pero los abogados protestaron, probablemente porque ya tienen suficientes papeleos.

Y aquí viene lo mejor: el paciente debe tomar el cóctel letal por sí mismo. Nada de que te lo administren como en Canadá o Países Bajos, donde la eutanasia es más estilo “servicio a la habitación”. No, en Reino Unido hay que hacer el esfuerzo final. ¿Ironía? Quizá. ¿Macabro? Definitivamente.

Por supuesto, nadie está obligado a participar. Los médicos pueden negarse, los farmacéuticos pueden lavarse las manos y los trabajadores sociales pueden esconderse detrás de una montaña de formularios. Libertad de elección para todos, incluso para los que prefieren no mancharse las manos.

Un debate que divide (como todo lo demás)

El tema ha polarizado a la sociedad británica más que el Brexit y el té con leche juntos. Los partidarios, vestidos con camisetas de “Dignidad en el Morir”, lloraban de emoción frente al Parlamento. Los opositores, con pancartas que acusan al NHS de convertirse en el “Servicio Nacional de Suicidio”, no se quedaron atrás. ¿Quién tiene razón? Bueno, eso depende de si crees que la vida es sagrada o simplemente un contrato con cláusulas de rescisión.

Los defensores argumentan que esto evita que los ricos viajen a Suiza (el Disneylandia de la muerte asistida) mientras los pobres se ven obligados a sufrir. Los críticos, en cambio, temen que los discapacitados y ancianos sean “animados” a irse pronto para ahorrar costos. ¿Miedo infundado o realidad distópica? El tiempo lo dirá.

¿Y ahora qué?

El proyecto pasa ahora a la Cámara de los Lores, donde un grupo de nobles no electos decidirá su destino. Si todo sale bien (o mal, según cómo se mire), la ley podría estar en vigor para 2029, justo a tiempo para las próximas elecciones. ¿Coincidencia? Claro que no. Nada en política lo es.

Mientras tanto, el gobierno británico se lava las manos. El primer ministro Keir Starmer apoya la ley, pero su secretario de salud votó en contra. ¿Consenso? No en este planeta.

Así que ahí lo tienen: Reino Unido se une al club de países donde puedes planificar tu despedida con la misma meticulosidad con la que organizas unas vacaciones. ¿Progreso o pendiente resbaladiza? Tú decides.

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Reacciones internacionales ante el ataque estadounidense a Irán

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, calificó los bombardeos de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes como una peligrosa escalada del conflicto en Oriente Medio. En un comunicado publicado en redes sociales, el mandatario cubano afirmó que esta acción viola la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, advirtiendo sobre posibles consecuencias irreversibles para la estabilidad global.

Postura diplomática y advertencias

Bruno Rodríguez Parrilla, canciller de Cuba, respaldó la declaración presidencial, describiendo el ataque como un acto criminal e irresponsable que amenaza el régimen de seguridad nuclear internacional. “Vulnera las normas de la OIEA y profundiza una guerra injusta”, señaló, expresando solidaridad con el pueblo iraní.

Desde Colombia, el presidente Gustavo Petro urgió al gobierno estadounidense a evitar la participación en conflictos armados, enfatizando su rol como líder de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). “La prioridad debe ser impedir el genocidio en Gaza y la escalada bélica”, subrayó en sus redes sociales.

Impacto en el derecho internacional humanitario

Gabriel Boric, presidente de Chile, recordó que los ataques a infraestructura nuclear están prohibidos por tratados internacionales. “El poder no justifica violar las reglas que garantizan la convivencia pacífica”, declaró, exigiendo el cese de hostilidades.

António Guterres, secretario general de la ONU, manifestó su alarma por el uso de la fuerza militar en una región ya destabilizada. “Esta acción compromete la seguridad global y requiere contención inmediata”, escribió en la plataforma X, instando al diálogo.

Análisis de las implicaciones geopolíticas

Expertos en relaciones internacionales coinciden en que el ataque agrava las tensiones en una zona crítica para el suministro energético mundial. La vulneración de protocolos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) podría generar sanciones multilaterales y afectar la credibilidad de EE.UU. en negociaciones futuras.

Además, la condena unánime de líderes latinoamericanos refleja un cambio en la diplomacia regional, tradicionalmente alineada con Washington. Este posicionamiento colectivo marca un precedente para la autonomía política de la región.

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