Evacuación Total y Ultimátum Militar en la Franja de Gaza

El Ministerio de Defensa de Israel, a través de su titular Israel Katz, emitió el miércoles una directiva de evacuación obligatoria para toda la población civil que permanece en la Ciudad de Gaza. El comunicado, divulgado en la plataforma X, estableció que esta constituía la “última oportunidad” para que los residentes se trasladen hacia el sur del territorio. La proclama oficial advirtió que cualquier individuo que optara por permanecer en la zona sería catalogado como “simpatizante de milicianos” y, en consecuencia, se expondría a la “totalidad de la fuerza” de la ofensiva militar israelí en curso. Esta declaración representa una escalada significativa en la doctrina de enfrentamiento israelí, equiparando la presencia civil con una afiliación combatiente.

El éxodo masivo ya estaba en movimiento. Según estimaciones recientes, aproximadamente 400,000 palestinos habían abandonado la ciudad asolada desde el relanzamiento de la ofensiva terrestre israelí el mes anterior. No obstante, cientos de miles de personas permanecen en el lugar, una situación atribuible a múltiples factores de carácter crítico. Muchos habitantes carecen de los recursos económicos para costear su desplazamiento, mientras que otros se encuentran en un estado de debilidad física extrema, imposibilitados para emprender el peligroso trayecto hacia los campamentos de refugiados establecidos en el sur de Gaza. La carretera principal hacia el sur presentaba un panorama de desesperación, congestionada por una corriente de vehículos sobrecargados y civiles que realizaban el periplo a pie, transportando sus pertenencias más esenciales.

Testimonios recogidos en el terreno, como el de Hussein al Del, relatan las condiciones del desplazamiento: “Nos fuimos descalzos. Los israelíes atacaban al azar, sin piedad para nadie. Dejamos atrás nuestra comida, nuestros muebles, mantas y todo. Nos fuimos sólo con nuestras almas”. Esta narrativa subraya el clima de indiferenciación y precariedad que caracteriza la crisis humanitaria.

Impacto en Infraestructura Civil y Balance de Víctimas

La jornada del miércoles estuvo marcada por una serie de incidentes con un alto costo humano. Uno de los eventos más graves ocurrió cuando dos ataques aéreos israelíes, ejecutados con minutos de diferencia, impactaron una institución educativa que funcionaba como refugio para familias desplazadas en la Ciudad de Gaza. Según reportes del hospital Al Ahli, receptor de las víctimas, el ataque se cobró la vida de al menos siete personas, entre las que se encontraban integrantes de equipos de rescate. Las autoridades sanitarias locales confirmaron, además, que más de tres docenas de individuos resultaron heridos como consecuencia de esta acción militar.

Posteriormente, otro episodio fatal se registró en las inmediaciones de un punto de distribución de agua potable en la misma ciudad, donde un ataque contra civiles que se abastecían dejó un saldo de cinco palestinos fallecidos. A estos incidentes se suman los reportes del Hospital Shifa, que informó de un hombre muerto tras el bombardeo de su apartamento, y del hospital Al Awda, que registró ocho víctimas mortales a causa de bombardeos en el centro de Gaza. La ofensiva israelí también alcanzó el patio del Hospital Mártires de Al Aqsa en Deir al Balah, donde el impacto en una tienda resultó en dos heridos de gravedad.

La prensa y los trabajadores de medios de comunicación continúan siendo un colectivo gravemente afectado. Horas antes de estos eventos, el hospital de Deir al Balah acogió el funeral de Yahya Barzaq, un reportero independiente palestino fallecido el martes junto a otras cinco personas durante un ataque aéreo mientras realizaba una cobertura para la cadena turca TRT. Según el Comité para la Protección de Periodistas, la cifra de profesionales de la comunicación palestinos muertos por fuego israelí en Gaza desde el inicio del conflicto supera los 189. El ejército israelí se abstuvo de realizar comentarios inmediatos sobre los ataques del miércoles o sobre el incidente que costó la vida a Barzaq, manteniendo su postura oficial de que procura evitar bajas civiles y atribuyendo la responsabilidad de estas a Hamás, por operar desde áreas densamente pobladas.

El balance global del conflicto, según las cifras del Ministerio de Salud de Gaza controlado por Hamás, supera las 66,000 víctimas mortales palestinas y cerca de 170,000 heridos. Aunque este recuento no distingue explícitamente entre civiles y combatientes, las autoridades sostienen que aproximadamente la mitad de los fallecidos son mujeres y menores de edad. Agencias de la ONU y numerosos analistas independientes consideran que estas estadísticas constituyen la estimación más fiable disponible. El conflicto se originó tras el asalto liderado por Hamás del 7 de octubre de 2023 sobre el sur de Israel, que resultó en aproximadamente 1,200 israelíes muertos y 251 tomados como rehenes. La mayoría de los cautivos fueron liberados en acuerdos de tregua previos, pero se calcula que 48 permanecen en Gaza, de los cuales Israel presume que 20 siguen con vida.

Análisis de la Propuesta de Paz y Bloqueo Marítimo

En el ámbito diplomático, la propuesta de cese al fuego presentada por el presidente estadounidense Donald Trump se encontraba bajo escrutinio. Un alto funcionario de Hamás, hablando bajo condición de anonimato, declaró a The Associated Press que varios puntos del plan resultaban inaceptables para la organización y requerían enmiendas, sin especificar cuáles. El funcionario señaló que una respuesta oficial conjunta se emitiría únicamente después de realizar consultas con otras facciones palestinas. Esta postura fue reflejada por los mediadores clave, Egipto y Qatar, cuyos ministros de Exteriores indicaron que la propuesta requiere negociaciones adicionales sobre ciertos elementos, mostrando un descontento tácito de los países árabes con el texto del plan de 20 puntos hecho público por la Casa Blanca.

La iniciativa, que ha recibido un amplio respaldo internacional, estipula que Hamás debe liberar a los rehenes restantes, abandonar el poder en Gaza y proceder a su desarme. A cambio, se ofrece la liberación de prisioneros palestinos en cárceles israelíes, el cese definitivo de las hostilidades, la garantía de entrada masiva de ayuda humanitaria y un programa de reconstrucción para el territorio, que quedaría bajo una administración internacional temporal. Un punto crítico de controversia, y probable foco de los rechazos, es la ausencia en el documento de cualquier disposición que establezca un camino hacia la creación de un Estado palestino soberano. El gobierno palestino en Cisjordania, rival de Hamás, así como los gobiernos de Egipto, Jordania y varias naciones árabes y musulmanas, han acogido el plan con beneplácito.

Paralelamente, en el mar, una iniciativa de la sociedad civil intentaba desafiar el cerco israelí. La Flotilla Global Sumud, compuesta por unas 50 embarcaciones y activistas que transportaban una carga simbólica de ayuda, reportó que comenzó a ser interceptada por la Armada israelí. Los activistas a bordo afirmaron que esta era la mayor tentativa hasta la fecha de quebrar el bloqueo naval israelí sobre la Franja de Gaza. Las autoridades israelíes habían advertido previamente que no permitirían que los navíos alcanzaran la costa gazatí, una postura consistente con la interceptación de flotillas similares en el pasado.

La situación humanitaria en el conjunto de Gaza es catastrófica. Aproximadamente el 90% de la población ha sido desplazada forzosamente, en muchas ocasiones de manera reiterada, y la población enfrenta dificultades extremas para acceder a alimentos, agua potable y asistencia médica. La intensificación de los combates en la Ciudad de Gaza obligó incluso al Comité Internacional de la Cruz Roja a suspender sus operaciones en la zona y reubicar a su personal en el sur, un indicador elocuente de la gravedad de las condiciones sobre el terreno. El contexto se ve además enmarcado por la inminente festividad judía de Yom Kipur, el Día de la Expiación, que tradicionalmente conlleva un cese casi total de la actividad en Israel, añadiendo una variable temporal a la ya compleja ecuación del conflicto.

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