El sarampión, ese invitado no deseado que creíamos desterrado

Parece que el sarampión, ese virus que pensábamos archivado en el baúl de los recuerdos junto a los discos de vinilo y los teléfonos con cable, ha decidido hacer un comeback no autorizado. Kentucky acaba de sumarse al club de los estados con brotes activos en 2025, y Estados Unidos está rozando números que no se veían desde que los Backstreet Boys dominaban las listas de éxitos. Sí, hace 30 años.

Según los CDC (esa agencia que todos ignoramos hasta que necesitamos saber si podemos comer el pollo que dejamos fuera de la nevera), ya van 1.267 casos confirmados en el país. Texas, siempre tan protagonista, añadió tres nuevos infectados esta semana a su colección particular, que ya suma 753 casos en 36 condados. ¿El premio? 99 hospitalizaciones y dos muertes de menores no vacunados. Porque nada dice “libertad individual” como ignorar la ciencia y jugar a la ruleta rusa con un virus que puede matarte.

No es solo un problema gringo: el sarampión no respeta fronteras

Mientras en Ontario (Canadá) la fiesta del sarampión lleva activa desde octubre con 2.212 casos y una trágica muerte de un bebé, Alberta y el estado mexicano de Chihuahua no se quedan atrás con 1.169 y 2.810 infectados respectivamente. Por si alguien lo dudaba: las enfermedades no piden visa. El brote en Chihuahua ya suma ocho fallecidos, demostrando que esto no es un “resfriadito molesto”, sino una amenaza real.

Y para los que piensan “eso no me tocará a mí”, la lista de estados afectados en EE.UU. parece el menú de un restaurante de comida rápida: Arizona, Colorado, Georgia, Illinois… (respiren) Iowa, Kansas, Michigan, Montana, Nuevo México (sí, el de Breaking Bad) y hasta Utah, donde seguramente rezarán para que esto pase pronto.

El dato crudo: los dos niños texanos y el adulto de Nuevo México que fallecieron este año tenían algo en común: ninguno estaba vacunado. Pero claro, ¿para qué confiar en décadas de investigación médica cuando puedes creer en un meme de Facebook?

Texas: el epicentro de la polémica (y las malas decisiones)

El condado de Gaines es el campeón indiscutible en este macabro ranking, con 414 casos concentrados en una comunidad menonita donde la vacunación parece ser menos popular que el reggaetón en una iglesia. Allí, el virus ha infectado al 2% de la población local, porque cuando mezclas baja inmunización con un patógeno que se transmite con solo respirar cerca de alguien, el resultado es tan predecible como el final de una película de Marvel.

Las autoridades insisten en que solo dos condados tienen transmisión activa, pero con 37 casos adicionales en investigación, es como decir que solo hay dos llamas en un bosque… mientras el viento sopla a 80 km/h.

La muerte del niño de 8 años en abril fue particularmente devastadora: sin condiciones previas, su cuerpo sucumbió a lo que los médicos describieron como “insuficiencia pulmonar por sarampión”. Su crimen: tener padres que, por motivos que solo ellos conocen, decidieron que un pinchazo era peor que un funeral.

¿La moraleja? Las vacunas funcionan. El sarampión no es una “enfermedad leve”, y eso de “dejar que la naturaleza siga su curso” suena muy bonito hasta que la naturaleza decide llevarse a tu hijo.

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