El “Jefe” que sigue coleccionando invitaciones a fiestas donde ya no debería estar

Ahí lo tienen, señores: Robinson Canó, el hombre que convirtió el Juego de Estrellas en su segunda residencia, incluso cuando su rendimiento en el campo sugiere que quizá debería estar más preocupado por elegir un buen retiro que por seguir posando para fotos con compañeros que podrían ser sus hijos. El dominicano, de 42 primaveras (y otros tantos otoños), fue elegido —sí, entre comillas— por segunda vez consecutiva para el evento estelar de la Liga Mexicana de Béisbol, demostrando que el cariño de la afición escarlata es más duradero que su promedio de bateo.

“Agradecido”, dice el hombre que no sabe decir que no

Con una humildad que huele a “en realidad no me lo esperaba, pero claro que acepto”, Canó declaró: “Agradecido con todas las personas que votaron y que dedicaron su valioso tiempo para poder votar por cada uno de nosotros”. Traducción: “Gracias por ignorar mis estadísticas y votar por el nombre en mi camiseta”. El exligamayorista, quien en México encontró el lugar perfecto para extender una carrera que en otras latitudes ya habría terminado, aseguró que estos eventos son lo que todo pelotero desea. Claro, porque ¿quién no querría un fin de semana de selfies, palmaditas en la espalda y cero presión por rendir?

Pero no todo es sarcasmo (mentira, sí lo es). El “Jefe” —apodo que, curiosamente, nadie sabe si se refiere a su liderazgo o a su habilidad para seguir cobrando cheques— destacó lo “emocionante” que será ver el juego en Ciudad de México, donde los Diablos Rojos aportarán 12 representantes. Doce. Porque, al parecer, la LMB decidió que este año el evento sería menos “Todos contra Todos” y más “Todos con México”. ¿Fair play? Nah, pero al menos garantiza que la fiesta estará llena de caras conocidas… aunque algunas lleven más de dos décadas en el circuito.

Canó, en un arranque de realismo, admitió que la afición “siempre viene con toda la energía”. Lo que no dijo es que esa energía probablemente incluya gritos de “¡retírate ya!” mezclados con ovaciones nostálgicas. Pero hey, en un deporte donde la estadística lo es todo, el cariño del público sigue siendo el último refugio de los veteranos. Y vaya si Canó lo sabe explotar.

¿Moraleja? Si alguna vez dudaste de tu relevancia en el trabajo, recuerda: Robinson Canó sigue siendo estrella. Y si él puede, tú también. O no.

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