El milagro regio que nadie vio venir (pero que todos celebran)

Ah, Monterrey. Ese equipo que, según los “expertos” de café, iba a volver a casa con la cola entre las piernas después de encontrarse en el Grupo E con pesos pesados como el Inter de Milán y River Plate. Pero, oh sorpresa, los Rayados no solo sobrevivieron, sino que lo hicieron con una elegancia que dejó a más de uno con la boca abierta. ¿Quién necesita lógica cuando tienes a un colombiano lanzando misiles desde 30 metros?

El gol que nadie esperaba (ni el portero, claramente)

Nelson Deossa, ese héroe anónimo que probablemente ni sabía dónde estaba Japón antes del partido, decidió que el Rose Bowl era el lugar perfecto para hacer su mejor imitación de un cañón. Su disparazo no solo hizo vibrar el estadio, sino que dejó al pobre Nishikawa, el arquero de Urawa Red, preguntándose si debería dedicarse al béisbol en lugar de seguir atajando balones. El balón hizo un giro tan absurdo que hasta los físicos de la NASA están estudiando la jugada.

Y claro, después de eso, el partido se convirtió en un paseo campestre para Monterrey. Germán Berterame, siempre fiel a su estilo de “si no la meto, la regalo”, logró anotar el segundo gol, seguido por un zurdazo de Tecatito Corona que dejó a más de uno preguntándose por qué no juega así siempre. El segundo tiempo fue básicamente un entrenamiento con público, aunque con la pequeña diferencia de que Monterrey decidió ser amable y no marcar más de cuatro. Qué caballeros, ¿no?

La Liga MX sigue viva (aunque sea por puro milagro)

Mientras tanto, en Seattle, el Inter de Milán y River Plate jugaban su propio drama europeo-sudamericano, pero a los Rayados les importó un comino. Ellos ya habían hecho su trabajo: humillar a un equipo japonés y asegurarse de que la Liga MX no quedara como un chiste internacional (esta vez). Ahora, les espera el Borussia Dortmund, un equipo que, si tiene algo de sentido común, ya está estudiando videos de Deossa y rezando para que no se le ocurra repetir su hazaña.

Así que, queridos aficionados, prepárense para más emociones, más goles y, con un poco de suerte, más momentos absurdos que demuestren que el fútbol sigue siendo el deporte más impredecible del mundo. O, al menos, el más entretenido para reírse de los pronósticos fallidos.

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Monterrey avanza y la autocomplacencia también

Parece que los Rayados no solo superaron la fase de grupos del Mundial de Clubes, sino que también ganaron el premio al “optimismo desbordante”. Mientras el equipo festejaba su pase a octavos, directivos, jugadores y hasta el Comisionado de la FMF, Mikel Arriola, se sumaron al carrusel de felicitaciones. ¿El motivo? Derrotar a River Plate e Inter de Milán en un grupo que, según el presidente Manuel Filizola, era “tan difícil” que casi les da un infarto (aunque no tanto como para evitar declaraciones triunfalistas contra el Borussia Dortmund).

El nuevo formato: ¿revolución o fiesta de egos?

Mientras los aficionados grababan contenido para Zona Rayada (porque, claro, si no hay video, no existió), José Antonio Noriega, el presidente deportivo, aprovechó para elogiar el nuevo formato del torneo en ESPN. Según él, el anterior “ni era Mundial ni era nada”, pero este sí promete. ¿Será porque ahora hay más partidos para repartir declaraciones épicas? Lo cierto es que la FIFA logró lo imposible: que un directivo diga algo positivo sin mencionar ingresos económicos.

Y hablando de cosas que “no son el momento”, Noriega esquivó con elegancia las preguntas sobre el futuro del arquero Esteban Andrada, quien —sorpresa— no está contento con la incertidumbre. “Ahora estamos concentrados partido a partido”, dijo, en lo que podría traducirse como: “Hoy no, quizá mañana, o nunca”. Eso sí, alabó su calidad, porque en el fútbol, siempre hay tiempo para el halago genérico.

El Dortmund según Filizola: “¡Claro que les ganamos!”

La joya de la corona fue la afirmación de Filizola sobre el próximo rival: “Si pudimos con Inter, ¿por qué no con el Dortmund?”. Un razonamiento impecable, digno de un estratega que ve el fútbol como una serie de “si pasó A, entonces B”. Los aficionados, mientras tanto, entre vítores y memes, ya imaginan al Monterrey levantando el trofeo… o al menos un tuit de la Liga MX celebrando su “gran papel”.

¿Qué sigue? Más partidos, más declaraciones audaces y, con suerte, menos filtraciones incómodas. Por lo pronto, los Rayados pueden presumir ser el único equipo mexicano en la contienda. Y si algo sale mal, siempre quedará el consuelo de haber “hecho historia” (o eso dirán los comunicados oficiales).

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Max Verstappen y su amor por los cascos que gritan “patrocinador favorito”

Oh, sorpresa. Max Verstappen, el hombre que convierte los podios en su segunda casa, ha decidido rendir homenaje a Red Bull con un casco especial en el Gran Premio de Austria. ¿Original? No tanto. ¿Efectivo? Como un bostezo en una junta directiva. Pero hey, al menos los colores combinan con el paisaje.

El neerlandés, quien ostenta el récord de 4 victorias en Spielberg (2018, 2019, 2021 y 2023), lucirá un diseño azul con trazos naranjas y, por supuesto, el león que parece decir: “Sí, soy el rey, pero hoy me disfrazo de publicidad ambulante”. Porque nada grita “tributo” como cumplir con la cláusula de merchandising.

Red Bull necesita más que un casco bonito

Mientras el equipo austriaco sueña con celebrar en casa, la realidad es que su RB21 debe dejar de imitar a un triciclo comparado con los McLaren. Verstappen, actualmente tercero en el campeonato (a 43 puntos del líder Oscar Piastri), necesita algo más que un casco vistoso para remontar. ¿Quizás un motor que no suene como una licuadora?

Y por si fuera poco, esta edición del GP de Austria es la penúltima antes de que el circuito se convierta en un estacionamiento de caravanas en 2026. Porque nada dice “legado” como un contrato que vence sin renovación a la vista. ¿Alguien dijo “prioridades”?

¿Servirá de algo el casco especial? Probablemente no, pero al menos las fotos para Instagram quedan brutales. Mientras tanto, los fanáticos seguirán preguntándose si Red Bull debería invertir más en aerodinámica y menos en pintura.

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