- A sus 33 años de edad, tiene el perfil profesional de Asistente Educativo
- Su escuela está instalada en la Biblioteca Pública Mauricio Magdaleno
Zacatecas, Zac.– El silencio que permea en medio de una sala de biblioteca, en la que se leen revistas y periódicos viejos, se rompe con la voz de una maestra que da indicaciones para hacer una actividad escolar.
“A ver, ahora
escribe lá-piz”, se escucha una indicación para dirigirse a Sara
Marisol, una joven estudiante de 16 años que tiene Síndrome de Down,
quien desde que empezó
la clase ha manuscrito en su libreta profesional un listado de palabras
bisílabas y trisílabas.
De entre los 10
mil profesores de nivel primaria que hay en Zacatecas, una docente
destaca por su forma de dar clases y de atender a sus alumnos. Su nombre
es Ana Laura
Barrón Flores, tiene 33 años, y es conocida como “la maestra Laurita”.
A base de
paciencia y de comprensión hacia sus estudiantes, la maestra Laurita,
quien tiene Síndrome de Down, se ha ganado el cariño y afecto de
generaciones estudiantiles,
a quienes les ha instruido en la alfabetización, y en el aprendizaje de
sumas y restas.
Una escuelita instalada en una biblioteca
La historia de esta maestra Down
se desarrolla de la mano de Laura Elena Flores, una profesora de
la Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho (BENMAC)… su mamá.
Inspirada por el
ejemplo en casa, en el año 2008 Ana Laura se tituló como Asistente
Educativo del Colegio Prestige de Zacatecas.
Apoyada de su
mamá, inició su actividad profesional como Instructora Educativa del
Instituto Zacatecano de Educación para Adultos (IZEA), brindando su
apoyo para que jóvenes
y adultos terminaran su educación primaria.
Este servicio lo
ofrecía por las tardes en las instalaciones de jardines de niños y en su
propia casa, en la colonia Fuentes del Bosque, en el Pueblo Mágico de
Guadalupe.
Desde hace ocho
años, la profesora Laurita habilitó unas mesas como salón de clases en
la Sala de Publicaciones Periódicas de la Biblioteca Pública Central
Estatal Mauricio
Magdaleno, ubicada en la capital de Zacatecas.
La escuelita se llama “Integración Zacatecas”, tal y como se llama la
Asociación Civil que encabeza la maestra Laura Elena, y en ésta
se ofrece el servicio educativo a niños, adolescentes, jóvenes y adultos
que tienen discapacidad intelectual.
Clases lunes y jueves
La sesión del
listado de palabras ha terminado y de su mochila, la maestra Laurita
sacó una bolsa de granos de frijol pinto. Ahora empieza la sesión de
sumas y restas.
En la clase, las
tres alumnas, todas con su cubrebocas, escriben el mismo algoritmo en su
libreta: “5+3 =”… La operación la van a resolver sumando frijolitos.
El color verde
del semáforo de riesgo epidémico permitió que se reanudaran las clases
presenciales en esta escuelita que trabaja en turno vespertino, con
clases los días
lunes y jueves, de 5 y media a 7 y media.
Además de Sara
Marisol, dos alumnas más se han reincorporado a la actividad escolar:
Fátima Verónica, de 16 años, y Esperanza Georgina, de 39 años, ambas con
discapacidad
intelectual.
El objetivo
pedagógico que la maestra Laurita busca con la sesión de matemáticas es
que las alumnas tengan vida independiente; es decir, que puedan a
mediano plazo hacer
pagos o dar cambio con monedas y billetes…
El momento de la lectura
La última sesión
de la clase es la lectura: Marisol toma el libro de quinto grado de
primaria de lecturas, lo abre en la página 71 y comienza a leer el
título “Despedida
de un paisaje”.
A un ritmo de dicción monosilábico o bisilábico, la estudiante lee: “No le reprocho a la Primavera que llegue de nuevo”.
Las compañeras de clase la escuchan con atención y la maestra Laurita anota en su lista de registro una palomita, junto al nombre de Sara Marisol, lo que significa que ha hecho bien la lectura.