Porque nada dice “compromiso con los trabajadores” como esperar a que intenten matarse
El Partido Verde Ecologista de México (sí, los mismos que antes parecían más interesados en los árboles que en las personas) ha decidido que ya es hora de modernizar la Ley del Seguro Social. ¿Su brillante idea? Que los intentos de suicidio causados por el infierno laboral sean considerados riesgos de trabajo. Porque, claro, ¿qué mejor manera de demostrar que te importa la salud mental de tus empleados que esperar a que estén colgándose del techo para tomar cartas en el asunto?
La diputada que descubrió el agua tibia (pero con datos)
Hilda Magdalena Licerio Valdés, la heroína sin capa detrás de esta iniciativa, señaló con la obviedad de un meteorólogo anunciando lluvia en temporada de huracanes que la ley actual es tan útil como un paraguas de papel. Resulta que el artículo 46 excluye expresamente los intentos de suicidio de la cobertura, incluso si provienen de trastornos mentales causados por trabajar 12 horas diarias para ganar menos que el salario mínimo. ¡Vaya sorpresa!
La legisladora, en un arranque de lucidez, propone que se incluya este “pequeño detalle” en los riesgos laborales. Porque, ¿qué podría salir mal al reconocer que el estrés crónico, el acoso laboral y las jornadas maratonianas convierten a la oficina en un campo de batalla emocional? “Es una contradicción en la protección social”, dice. No, diputada, es como decir que el Titanic tuvo un pequeño problema de flotabilidad.
Datos que duelen más que un lunes sin café
Para justificar su propuesta (que, seamos honestos, llega con décadas de retraso), la diputada citó cifras de la OMS: en 2019, mil millones de personas sufrían trastornos mentales. En México, el 75% de los trabajadores reportaron estrés laboral en 2023. El IMSS, por su parte, confirmó lo que todos sabíamos: México lidera el ranking de fatiga por estrés, gracias a salarios miserables, jefes tóxicos y jornadas que harían llorar a un robot.
“Reconocer estos riesgos es fundamental”, declaró la diputada, en lo que podría ser el eufemismo del año. Porque, claro, primero ignoramos el problema, luego nos sorprendemos cuando explota, y finalmente actuamos… cuando ya hay cadáveres. ¿Progreso?
Señales de alarma (o cómo darte cuenta de que tu trabajo te está matando)
El texto incluye una tierna lista de “señales de aviso” para detectar si alguien está al borde del abismo:
- Hablar de ser una carga (como si los salarios no lo hicieran ya)
- Consumir más alcohol (el mejor compañero de la nómina insuficiente)
- Aislarse (preferible a aguantar reuniones sin sentido)
- Dormir poco (o demasiado, para escapar de la realidad)
Y, por si acaso, recomiendan retirar “objetos afilados” del alcance. Porque, obviamente, el problema no son las condiciones laborales, sino los cuchillos en el cajón. ¡Prioridades!
El llamado a la acción (porque compartir es “ayudar”)
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