Las aguas retroceden y revelan la devastación total en comunidades del norte veracruzano, donde la solidaridad se erige como el único pilar frente a la catástrofe.
Un gesto de amor alimenta cuerpos y almas en medio de la catástrofe. La esperanza se sirve en un plato de tacos.
El desbordamiento del Río Cazones desata el caos y el pillaje en el norte de Veracruz, requiriendo la intervención de fuerzas federales.
Las calles se convirtieron en ríos y miles de hogares quedaron anegados mientras los pronósticos auguran más agua para la devastada región.
La furia de los ríos desbordados deja a pobladores aislados en techos y árboles, en una carrera contra el tiempo para su rescate.
Despliegue operativo militar y civil para contener los efectos de las precipitaciones. Coordinación total en tres regiones críticas del estado.
Las calles del puerto se transformaron en ríos embravecidos bajo la furia del cielo, mientras los vecinos contenían el aliento.