Una ciudad entera vive bajo sitio, atrapada entre la vigilancia militar y la sombra del crimen que la acecha.
La indignación juvenil toma las calles y principales vías de la ciudad, paralizando la normalidad en un acto de exigencia colectiva.
La trama criminal se desvela tras un ataque audaz durante una festividad tradicional, revelando los hilos de un grupo delictivo que desafía al estado.
La protección asignada al edil no fue suficiente para evitar un ataque audaz en plena celebración pública, revelando grietas en los operativos.
La mandataria federal enfatiza su estrategia de seguridad y responsabiliza a políticas anteriores por la crisis de violencia actual.
La indignación por un crimen político paraliza la educación y lleva a los estudiantes a las calles en una jornada de duelo y protesta.
La violencia política cobra otra víctima de alto perfil en medio de promesas oficiales de justicia y operativos de seguridad.