Cuando el “servicio al cliente” del crimen organizado falla, los voluntarios limpian el desastre
Los Guerreros Buscadores de Jalisco, ese equipo de voluntarios que hace más trabajo forense que algunas fiscalías (pero con menos presupuesto y más pasión), se toparon con otro “proyecto pirómano” en Ahualulco del Mercado. ¿El hallazgo? Restos óseos calcinados y suficientes casquillos de bala como para abrir una armería improvisada. Todo muy clandestino, muy discreto, como si quemar cuerpos fuera una práctica ecológica de eliminación de residuos.
El tip anónimo: cuando WhatsApp se convierte en línea de denuncia
Índira Navarro, la líder del grupo que probablemente duerme menos que un estudiante en época de exámenes, recibió una llamada de ese héroe sin capa (o cobarde sin rostro, depende de cómo se vea) que les advirtió sobre un posible punto de inhumación. Spoiler: no era “posible”, era un all-inclusive de horror con huesos y balas incluidos. ¿Quién necesita TripAdvisor cuando tienes pistas de crímenes?
Y como todo buen descubrimiento del siglo XXI, el hallazgo se transmitió en vivo por Facebook, porque si no hay streaming, ¿realmente ocurrió? Miles de seguidores vieron en directo cómo se llenaban bolsas con evidencias, porque nada une más a la comunidad que un unboxing de restos humanos.
¿La moraleja? Mientras las autoridades juegan al escondite con la verdad, estos voluntarios recorren campos con palas y esperanza, encontrando lo que el sistema prefiere ignorar. Eso sí, con mejor producción que muchos noticieros.
¿Te indigna? Comparte esta nota y sigue la labor de los Guerreros Buscadores. Porque enterrar la cabeza en la arena es un lujo que México ya no puede permitirse.