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El uso de la pirotecnia siempre ha sido controversial debido a que pese a que muchos la consideran una tradición que da color y ambiente de festividad, no deja de ser riesgosa su manipulación sobre todo para los menores de edad.
Luces de bengala, buscapiés, chispitas, cañones de luces, tronadores, son los productos que pueden expenderse en estas fechas, con las reservas que señala la Ley Federal de Pirotecnia.
A nivel nacional, la única que puede otorgar permisos para elaborar, almacenar, transportar, vender y quemar artificios pirotécnicos es la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), mediante la expedición del permiso general, debido precisamente a los peligros que representa.
Protección Civil explica que hay tres categorías de cohetes: juguetería pirotécnica, fuegos artificiales ante audiencia cercana y fuegos artificiales en exteriores.
La pirotecnia que está dirigida al público en general tiene poca cantidad de pólvora, pero existen otros, como el cara de diablo, rata blanca y R-15, por ejemplo, que están clasificados como «muy peligrosos». El primero, sobre todo, que debe su nombre a su forma triangular, color negro y ojos rojos, se ha puesto de moda en últimas fechas en nuestro país, causando incluso muertes.
Todos los explosivos pueden ocasionar quemaduras, desprendimiento de extremidades y hasta amputaciones y en muchas ocasiones son vendidos de manera ilegal.
En enero de este año, un hombre falleció en Reynosa, Tamaulipas, luego de que un cohete cara de diablo le explotó en la cara.
La víctima introdujo el explosivo en un tubo y lo prendió, pero pensó que se había apagado porque tardó en explotar. El hombre se asomó para verificar qué había pasado y el cohete ocasionó su muerte.
Las lesiones más comunes ocurren en los dedos (30 por ciento), los ojos (28 por ciento), cara y cabeza (15 por ciento), de acuerdo con Protección Civil.
La dependencia señaló que la atención médica aumenta hasta 300 por ciento en diciembre por quemaduras ocasionadas por juegos pirotécnicos.
Por ello, recomendó que los niños no deben comprarlos ni manipularlos, encenderlos en el suelo, evitar almacenarlos, quemarlos uno por uno y no introducirlos en botellas o envases.
En días pasados, medios de comunicación informaron que, en Sinaloa, la mano de un menor quedó mutilada luego de que un cohete le estallara antes de lograr arrojarlo, parte de los dedos índice y pulgar fueron arrancados y otros más resultaron con daños considerables.
El incidente se registró en el poblado Llano Grande, en la zona serrana de Sinaloa Municipio, mientras el menor de 12 años de edad jugaba con pirotecnia, pero no alcanzó a arrojar a tiempo uno de los explosivos.
Apenas el 15 de diciembre, un niño de 6 años de edad sufrió quemaduras de consideración al jugar con pirotecnia, cuando las chispas encendieron la bolsa con “cebollitas” que traía en su pantalón. El accidente se registró en Mazatlán.
El Ayuntamiento de Centro reportó recientemente que fue retirado un puesto de tronadores que estaba instalado afuera de una gasolinera en la colonia Tierra Colorada.
El local ambulante vendía carrilleras, palomas, chispitas, bengalas y otro tipo de pirotecnia.
Y es que de acuerdo a la Ley Federal de Pirotecnia, estos comercios deben tener una distancia mínima de 100 metros a los lugares que se consideran de riesgo, tales como gasolineras o depósitos de gas.
FOTOS: ESPECIALES/NT