El álbum número 32 de Elvis Costello suena como un grupo de rock and roll sudando en un pequeño escenario, retroalimentándose para producir un ruido alegre. Pero es todo espejismo.
Costello y su banda de tres integrantes, The Imposters, nunca estuvieron en la misma ciudad, mucho menos en el mismo cuarto, cuando hicieron “The Boy Named If”, que salió a la luz el viernes. Estaban en cuarentena por el coronavirus, como el resto del mundo, y buscaban hacer algo productivo.
Después de escribir una canción, Costello hacía una grabación inicial con su voz y guitarra en su casa de Vancouver. Se la enviaba a Pete Thomas, quien se retiraba a su sótano en Los Ángeles para agregar la batería. El bajista Davey Faragher le seguía, antes de que se la enviaran al teclista Steve Nieve en Francia. Nicole Atkins agregó voces como invitada en “My Most Beautiful Mistake” desde una quinta ubicación.
Ocasionalmente se conectaban por videollamada para poder verse, aunque eso no propicio para las grabaciones por los retrasos en la transmisión.