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CANCÚN, Q. ROO.- Entre los cinco estados donde la canasta básica estuvo más encarecida durante abril se encontró Quintana Roo, de acuerdo con el reporte de variación de precios en 44 productos que llevó a cabo la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
Del 15 de marzo al 15 de abril del año en curso se realizó el estudio de mercado en las 32 entidades del país, con una muestra aleatoria domiciliada, ambulatoria y estratificada en 200 puntos de venta en tres niveles de consumo: alto, medio y popular.
El reporte señala que Morelos, Nuevo León, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo fueron los estados con el costo más elevado de la canasta básica el mes pasado, puesto que los precios altos se dieron en 29 de los 44 productos estudiados.
Los alimentos que más aumentaron fueron el limón en Morelos, al comercializarse en 75 pesos el kilo, el aguacate en Quintana Roo se vendía en 80 pesos, el limpiador de piso en Coahuila en 42 pesos, la naranja en Chiapas a 42 pesos, y el jabón para lavar ropa en Zacatecas en 63 pesos.
En el caso del territorio quintanarroense, en enero la canasta básica tenía un costo de mil 520 pesos, para febrero se ubicó en mil 521, para marzo subió a mil 905 y en abril bajó a mil 831 pesos; incluso a nivel nacional la Anpec reportó una leve mejora de 4.24 en el precio total de este artículo.
“Este reporte confirma que la inflación alimentaria al primer tercio del año en nuestro país, como la puerta de Alcalá, ahí está. No se ha logrado controlar aún este flagelo que, como lo hemos dicho en múltiples ocasiones, golpea a la población más vulnerable, la del esfuerzo, aquella que destina la mayor parte de sus ingresos, hasta 90 centavos de cada peso a la compra de alimentos”, externó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec.
Consideró que la inflación es un tema perjudicial que, por ser cotidiano, en ocasiones no se le da el valor y el significado que socialmente merece, incluso, dijo que la resiliencia de miles de hogares mexicanos es de admirar y, a la vez, criticable, puesto que familias de otros países en igualdad de circunstancias ya hubieran alzado la voz, manifestándose, exigiendo un cambio radical y verdadero en la cotidianidad alimentaria.
“Lo que Anpec quiere resaltar, sin alarmismos ni amarillismos ni nada que se le parezca, simple y llanamente, por responsabilidad social y convicción que, si bien la población puede posponer adquisiciones y ahorrar a cuentagotas para futuras prendas o muebles, todo mexicano debería tener garantizado el derecho a una alimentación de calidad para su familia”.
