Cuando el talento choca con la cartera vacía

Ah, la dulce ironía: mientras las universidades presumen sus “avances educativos”, los equipos de robótica estudiantil mendigan monedas como si fueran limosneros tecnológicos. Cada año, estos genios precoces demuestran que pueden construir robots capaces de resolver problemas complejos… excepto el de financiar sus propios proyectos. ¿No es adorable?

De Nuevo León al mundo (si el presupuesto lo permite)

Entre los mártires de la soldadura destacan los equipos Project STAMex y el PCA, que –oh sorpresa– necesitan dinero para viajar a Houston y la CDMX. Porque claro, las inscripciones, vuelos y hoteles se pagan con “exposiciones de orgullo institucional” y “certificados de participación”. ¿Alguien tiene un becómetro para medir esta tragicomedia?

Dato curioso: Estos estudiantes pueden programar un robot en segundos, pero llevan meses esperando que alguien les suelte los billetes. Prioridades, ¿verdad?

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