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El Senado avala una estrategia de seguridad entre cifras y escepticismo

Mientras los números pintan un panorama esperanzador, ¿realmente estamos más seguros o solo mejor maquillados?

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Porque nada dice “éxito” como una ristra de números y frases bonitas

Ah, el pleno del Senado. Ese lugar donde las cosas se aprueban con la misma solemnidad con la que un estudiante repasa sus apuntes cinco minutos antes del examen. Esta vez, bajo el mágico hechizo de las estadísticas, nuestros ilustres legisladores dieron el visto bueno a la Estrategia Nacional de Seguridad Pública. ¿El resultado? Un discurso lleno de porcentajes, toneladas de drogas incautadas (que, por cierto, nadie sabe dónde terminan) y una colección de frases que suenan bien en PowerPoint pero que, en la vida real, tienen la consistencia de un castillo de arena en pleamar.

Los cuatro ejes de la salvación… o del circo

La senadora Olga Sosa, en un arrebato de claridad digna de un manual de autoayuda, nos iluminó con los cuatro ejes de esta estrategia: atender las causas del crimen (¡qué novedad!), fortalecer a la Guardia Nacional (que hasta ahora parece más un ejercicio de estética institucional), mejorar la inteligencia (ojalá incluya adivinar los próximos movimientos del narco) y coordinar esfuerzos (léase: repartirse la culpa cuando algo salga mal). ¡Bravo! ¿Alguien más siente que esto suena como la lista de propósitos de Año Nuevo que todos olvidamos en febrero?

Mientras tanto, Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad Pública que parece salido de una serie de acción, soltó cifras como si estuviera en un concurso de trivia: 839 laboratorios desmantelados (¿alguien los contó uno por uno?), 144 toneladas de drogas (suficiente para una fiesta en el infierno) y 9,600 armas (que, irónicamente, son más que los seguidores de su cuenta de Twitter). Eso sí, nadie mencionó cuántas de esas armas volvieron a aparecer en manos de los malos… pero bueno, detalles.

La paz, la seguridad y otros cuentos de hadas

La senadora Sosa Ruiz, en un momento de inspiración que rivaliza con los discursos de Miss Universo, declaró que “la seguridad es una prioridad”. ¡Qué revelación! ¿Y aquí nosotros pensando que el gobierno estaba enfocado en organizar torneos de ajedrez. También habló de “construir paz”, como si fuera un Lego, y de conectar jóvenes con empleos para evitar la migración (spoiler: muchos prefieren arriesgarse en el norte que esperar a que el sistema les cumpla).

Por su parte, Harfuch, con la cara de quien acaba de resolver un sudoku difícil, aseguró que han fortalecido las capacidades institucionales. Claro, porque nada dice “fortaleza” como una institución que cada seis meses necesita un nuevo plan para justificar su presupuesto. Eso sí, reconoció que falta combatir la corrupción… lo cual es como decir que falta agua en el océano.

Al final, la senadora Sosa cerró con un “la seguridad es tarea colectiva”. Traducción: si algo sale mal, recuerden que la culpa es de todos. Menos de ellos, claro.

¿Y ahora qué? Si te divierten los números inflados y los discursos que suenan bien pero huelen a promesa incumplida, comparte esta joya de realismo sarcástico. Y si quieres más dosis de ironía política, ¡explora nuestro contenido! (Spoiler: no prometemos soluciones, solo risas).

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El censo sanitario que convirtió a 20 mil enfermeros en detectives de medicinas

Un ejército de 20 mil enfermeros invade hogares mexicanos en nombre de la salud, mientras las cifras bailan entre estadísticas y buenas intenciones.

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La épica (y burocrática) cruzada de las visitas domiciliarias

Ah, el Día Internacional de la Enfermería. Ese momento del año en que los políticos recuerdan que existen personas que hacen el trabajo real en el sistema de salud. La presidenta Claudia Sheinbaum, en un arrebato de entusiasmo estadístico, anunció con bombo y platillo que su programa Salud Casa por Casa ya ha invadido—perdón, visitado—a 8.5 millones de adultos mayores y personas con discapacidad. ¿Cómo lo lograron? Simple: con la delicadeza de un elefante en una tienda de porcelana y el ritmo de un caracol con sueño. Media hora por casa, a veces una hora, porque claro, ¿quién podría resistirse a una encuesta gubernamental entre el té y los recuerdos de juventud?

Y no contentos con recolectar datos como si fueran Pokémon (“¡Gotta catch ‘em all!”), el personal sanitario ahora también juega a ser médicos, psicólogos y repartidores de recetas. Las Farmacias del Bienestar—que suenan tan idílicas como una aldea de Heidi—prometen surtir medicamentos, aunque todavía no sabemos si incluirán una máquina de burocracia para trámites adicionales. Por supuesto, si el abuelito tiene un problema mental, lo remitirán a un especialista… siempre y cuando el teléfono del centro de salud no esté ocupado con llamadas de otros 8.5 millones de personas.

Los números que (quizá) importan

El secretario de Salud, David Kershenobich (nombre que parece sacado de un tratado médico del siglo XIX), presumió la contratación de 20 mil enfermeros para esta misión. ¿20 mil? Suena a ejército, pero en realidad es como si cada uno tuviera que visitar 425 casas. ¡Ánimo, soldados de la jeringa! Mientras tanto, la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, nos deleitó con una clasificación de beneficiarios que parece sacada de un juego de rol: desde los “sanos y felices” (35%) hasta los “dependientes totales” (1.4%). ¿Premio al grupo más numeroso? Una palmadita en la espalda y la promesa de que alguien, en algún momento, les hará seguimiento.

Y no podía faltar el acto de entrega de reconocimientos, porque ¿qué sería de un gobierno sin su dosis anual de medallitas y fotos para el archivo? Las enfermeras galardonadas—Juana, Yolanda y Sandra—recibieron sus diplomas entre aplausos, mientras los titulares de las instituciones competían por quién tenía más personal bajo su mando. El IMSS: 121 mil enfermeros. El ISSSTE: 32 mil. ¿Y el premio al discurso más cursi? Para el director del IMSS Bienestar, que declaró que sus enfermeros son “la columna vertebral y el corazón” de la institución. Qué bonito. Ojalá también les paguen como si fueran órganos vitales.

¿La meta final? Encuestar a 13.7 millones de personas. Por ahora van al 62.3%. Es decir, si mantienen el ritmo, para cuando terminen, algunos de esos adultos mayores ya habrán alcanzado la inmortalidad… o al menos eso esperamos.

¿Te gustó esta joya de la administración pública? Compártela en redes y únete al debate: ¿visita médica o censo disfrazado? Y si quieres más dosis de realidad con un toque de sarcasmo, ¡explora nuestro contenido!

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La Corte exige igualar licencias de paternidad y maternidad

La justicia tumba una reforma por perpetuar roles anticuados: ¿ahora los papás podrán cambiar pañales sin prisa?

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La justicia se pone los guantes contra los estereotipos (y no, no es un reality show)

En un giro que dejó a más de un burócrata sudcaliforniano con la boca abierta —y quizá a algún jefe rezando para que no le suban la cuota de café—, el Pleno de la Corte decidió que 10 días de licencia de paternidad son tan ridículos como pretender armar un mueble de IKEA sin instrucciones. Por nueve votos contra uno (¿adivinen quién fue el alma de la fiesta?), tumbaron una reforma de 2023 que, en teoría, era un “avance”… si vivimos en 1950.

¿La razón? La Corte no traga cuentos de hadas patriarcales

Los ministros —con una claridad que brilla más que el título de “mejor empleado del mes” en una oficina gris— sentenciaron que dar tres meses a las madres y solo 10 días a los padres es como repartir un pastel: un trozo gigante para ella y una migaja para él, mientras le dices: “Tú solo vigila que no se le caiga el bebé”. Según la Corte, esto no solo refuerza estereotipos, sino que convierte a las mujeres en superheroínas domésticas… sin capa, pero con agotamiento crónico.

“La norma perpetúa que los hombres miren el cuidado de sus hijos como si fuera un Netflix que pueden pausar cuando quieran”, podría haber sido la cita informal. Pero en realidad, la Corte fue más elegante: “Reproduce la idea de que las mujeres son las únicas aptas para limpiar, cocinar y criar, mientras los papás se limitan a… ¿firmar el cuaderno de notas?”. Ah, y no olvidemos el detalle de que, oh sorpresa, las madres también necesitan recuperarse del parto. Algo que, al parecer, algunos legisladores pensaban que se resolvía con dos aspirinas y un “ánimo, mi reina”.

Las empresas, en modo “pero esto no estaba en el contrato”

Javier Láynez, el ministro que seguramente se ganó miradas asesinas en algún club de golf empresarial, soltó la bomba: ¿sabían que discriminar por licencias es la excusa perfecta para no promover a mujeres? ¡Qué novedad! Las empresas prefieren contratar a hombres porque, claro, ellos solo “se ausentan” 10 días, mientras que ellas… bueno, “se toman vacaciones pagadas de tres meses” (sarcasmo nivel experto).

Y aquí viene lo mejor: esta sentencia abrirá la puerta a más demandas. Imaginen el panorama: papás exigiendo tiempo para ver los primeros pasos de sus hijos sin tener que pedir permiso como si fueran adolescentes pidiendo el carro prestado. Revolucionario, ¿no?

Moraleja: Si tu jefe te dice que “los hombres no necesitan tanto tiempo”, ahora puedes soltarle un “la Corte dice que sí, ¿quiere que le muestre el fallo?” mientras te reclinas en tu silla. Eso sí, con cuidado: que la igualdad no significa tirar el café encima del teclado.

¿Te gustó esta joya de justicia con sátira? Compártela y sigue explorando cómo las leyes intentan ponerse al día con la vida real… aunque a veces parezca que van en reversa.

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México acelera entrega de agua a EU bajo presión diplomática

Una entrega récord de agua en solo siete días marca el pulso de las tensiones diplomáticas entre México y Estados Unidos.

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Un Torrente de Tensión y Diplomacia

En un giro que sacudió los cimientos de la diplomacia binacional, México liberó un diluvio de 90 millones de metros cúbicos de agua hacia Estados Unidos en apenas siete días. Una cifra que, por sí sola, casi iguala todo lo entregado en 2024. El reloj corre, y el fantasma de las sanciones comerciales, esgrimido por el mismísimo Donald Trump, flota sobre la mesa como una espada de Damocles.

La Cuenta Regresiva del Líquido Vital

El tratado de 1944, ese pacto cincelado en el mármol de la historia, exige a México entregar 2,158.6 millones de metros cúbicos cada lustro. Pero octubre se acerca, y las presas murmuran su agonía: La Amistad, ese coloso fronterizo, apenas alberga un 19% de su capacidad. Los tributarios mexicanos del Bravo, esos hilos de plata que tejen la geografía, languidecen al 18.8%. Solo la presa Luis L. León resiste, con un 51% que brilla como un faro en la tormenta.

Las cifras bailan entre informes cruzados: 745 millones entregados al 3 de mayo, 654.6 una semana antes. ¿Podrá México cumplir antes del 24 de octubre? Las secretarías mexicanas calculan entre 400 y 518 millones adicionales, pero las lluvias, esas caprichosas diosas, tendrán la última palabra.

El Juego de las Presiones

Trump, ese titán de la negociación abrupta, amenazó con sofocar económicamente a su vecino. La respuesta fue este “abono exprés” de agua, un movimiento audaz que mezcla urgencia y estrategia. El líquido fluye desde La Amistad, los seis tributarios, y —en un gesto extraordinario— desde el río San Juan. Cada gota, un acto de equilibrio entre la supervivencia agrícola y el cumplimiento diplomático.

Mientras, los reportes se desfasan: la CILA mexicana guarda silencio, mientras la estadounidense actualiza datos con precisión de relojería. ¿Qué ocultan las aguas turbias de la burocracia? El misterio se espesa como la niebla sobre el Bravo al amanecer.

El Futuro en la Mira

Este no es solo un conflicto por recursos hídricos; es un pulso geopolítico donde cada metro cúbico cuenta como un round. Las presas, esos gigantes de concreto, son ahora piezas en un tablero que abarca desde Texas hasta Chihuahua. Y mientras los técnicos analizan nubarrones y caudales, los agricultores de ambos lados contienen la respiración.

¿Será suficiente este torrente acelerado para calmar las aguas políticas? Solo el tiempo —y las lluvias— lo dirán. Pero una cosa es clara: el tratado de 1944, esa reliquia del siglo pasado, sigue escribiendo su drama con letras de agua y arena.

¡Comparte este torbellino de diplomacia y recursos naturales! ¿Quieres más análisis sobre cómo los tratados internacionales moldean nuestra vida cotidiana? Explora nuestra sección de geopolítica y medioambiente.

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