Ciudad de México.- La capital del país no está exenta de la presencia y acción de las bandas del crimen organizado. Son varios los cárteles que operan en la Ciudad de México, y cada vez que las autoridades desarticulan un grupo criminal, de éste surgen varios más en una atomización difícil de perseguir. Tras los confinamientos impuestos por la pandemia y al volver a la normalidad las actividades diarias, los delincuentes vuelven a atemorizar a la población con, entre otras cosas, el cobro de piso para locales comerciales tanto en Polanco como en la Zona Rosa o el Centro y con la extorsión a los transportes públicos en la periferia.
Ciudad de México (Proceso).- Sobrevivir al confinamiento y al cierre de actividades comerciales durante dos años, a causa de la pandemia, fue el menor de los males para Rodrigo –nombre con el que pidió ser identificado para exponer su caso–; con sus pocos ahorros pagó la renta de su establecimiento, cuentas pendientes y hasta el sueldo de los empleados de confianza del bar que tiene en las inmediaciones de Polanco.
Pero ahora que las actividades económicas están comenzando a reactivarse hay otra pandemia que afecta a los comerciantes de la Ciudad de México: la extorsión aplicada por la delincuencia organizada.
“Aquí no hay de otra: o trabajas con ellos o de plano te van desplazando. En Polanco hay que pagarle a La Unión de Tepito 10% de lo que vendes diario o te queman el lugar. En la Zona Rosa no te piden cuota, pero te dicen que los dejes vender; si aceptas, entonces el lugar es de ellos porque luego de un rato se creen dueños de todo”, explica el empresario que posee dos locales en Polanco, una zona exclusiva de la capital, y quien advierte que denunciar es inútil, porque los delincuentes se enteran de todo.
TRANSPORTE PÚBLICO
En otro punto de la Ciudad de México, Ramiro, un concesionario del transporte público que opera en Tláhuac, en los límites con el Valle de Chalco, vive una situación similar: entre asaltos constantes y la extorsión de la delincuencia organizada dice que su negocio está a punto de quebrar. Ha denunciado en dos ocasiones. Aunque las autoridades detienen a los responsables, los sospechosos regresan a sus actividades criminales a los pocos meses, ya que las víctimas tienen miedo de ratificar sus denuncias.