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CIUDAD DE MÉXICO.- La aplicación de un impuesto de entre 2 y 5 por ciento a las grandes fortunas en México permitiría recaudar hasta 270 mil millones de pesos cada año, lo que sería suficiente para incrementar el actual gasto público en salud en casi 40 por ciento, afirmó Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México.
Al presentar el reporte “¿Quién paga la cuenta? Los mitos detrás de los impuestos a las grandes fortunas en México”, remarcó la urgencia de cambios en la política fiscal del país.
“Los impuestos a las grandes fortunas forman parte del pasado de México y son parte del futuro de América Latina. La desigualdad no es natural, es una decisión política.
“Si queremos continuar separando el poder económico del político, es fundamental una reforma fiscal progresiva”, señaló.
El reporte destaca que en México han existido múltiples impuestos a las grandes fortunas: el impuesto sobre las utilidades excedentes, a las ganancias extraordinarias y a las herencias y sucesiones, todos ellos eliminados entre 1953 y 1962 como concesión a las élites económicas.
En tanto, advierte, el dinero público no alcanza, aun sin corrupción.
“Contrario a lo que se cree, el Gobierno mexicano tiene poco margen de maniobra para responder ante las crisis debido a los pocos recursos públicos disponibles”, apunta.
“Esto se debe a las cada vez mayores obligaciones del gobierno mexicano, como las pensiones y el servicio de la deuda, pero también a que México es una anomalía fiscal: es una gran economía, con un nivel medio de desarrollo social y económico, pero se recaudan impuestos a niveles similares que en países de ingresos bajos”.
Oxfam reconoce que la actual administración federal ha emprendido importantes acciones para combatir la desigualdad extrema y aumentar la recaudación.
Sin embargo, advierte, aún no ha implementado una reforma fiscal progresiva que le permita aumentar sus ingresos y sigue ocupando la última posición entre las grandes economías de América Latina y el Caribe por recaudación de impuestos a la riqueza, con un monto que apenas alcanza el equivalente al 0.34 por ciento del PIB, frente al promedio latinoamericano de 2.57.
Y durante la pandemia de Covid-19, señala, se incrementó la inequidad.
“Por cada 100 pesos de riqueza que se crearon entre 2019 y 2021, 21 pesos se fueron al 1 por ciento más rico y apenas 0.40 pesos al 50 por ciento más pobre”, apunta.
“Solamente Carlos Slim, el hombre más rico de México y de América Latina y el Caribe, concentra más riqueza que la mitad de la población mexicana y ha visto crecer su riqueza en un 42 por ciento desde el principio de la pandemia, un monto equivalente a 1 millón de dólares por hora”.
Para reducir la inequidad y dotar de más recursos a las políticas públicas, Oxfam plantea establecer un impuesto federal progresivo a las grandes fortunas.
“Este impuesto debe tener una tasa del 2 por ciento para quienes posean más de 20 millones de pesos, del 3 por ciento para aquellas personas cuya fortuna se encuentre arriba de 100 millones de pesos, y del 5 por ciento para los milmillonarios, es decir, quienes tienen fortunas de más de 20 mil millones de pesos o mil millones de dólares”, detalla.
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