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A medida que nos acercamos a las elecciones de 2024 en México, los desafíos y estrategias en torno a las leyes electorales se vuelven cada vez más relevantes. Actualmente, los partidos políticos buscan adaptarse a estas leyes para alinearlas con sus intereses, a menudo recurriendo a simulaciones y ajustes estratégicos.
Las leyes electorales actuales son excesivamente restrictivas, y su aplicación suele ser un proceso de ensayo y error por parte de los partidos políticos. En este contexto, el financiamiento y el respeto a los tiempos electorales juegan un papel crucial. Los partidos políticos, incluyendo Morena y el PAN, así como la probable alianza o candidatura única con el PRI y el PRD, ya han comenzado sus campañas, aunque de manera más discreta y ajustada a las normativas actuales.
La legislación electoral actual sirve para que los equipos ajusten sus estrategias y también para las negociaciones. Por ejemplo, en el PAN aún no está claro si habrá una alianza abierta con el PRI y el PRD. Mientras el PRI se tarda en generar una postura oficial y formal, se observa una fuga de miembros y equipos de trabajo hacia opciones que les garantizan mayor éxito y espacios en el gobierno.
Este período también sirve para generar alianzas, estructuras y para afinar estrategias. Aunque oficialmente hay un tiempo de silencio electoral, se espera que los eventos y la actividad en redes sociales continúen, aunque de manera más privada y discreta.
En resumen, el camino hacia las elecciones de 2024 está marcado por una serie de desafíos legales y estratégicos que los partidos y candidatos deben navegar para asegurar su éxito en las urnas.