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CIUDAD DE MÉXICO.- “Al campo militar nadie entra”, esa fue la idea central para encubrir, proteger, simular y engañar sobre el papel central que tuvo el 27 Batallón de Infantería del Ejército, con base en Iguala, Guerrero, en la desaparición y muerte de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
El informe de la Comisión de la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa íntegro, sin testar, sin reservas, da cuenta del intercambio de mensajes capturados de los teléfonos de militares, funcionarios, políticos, delincuentes, que crearon una red para actuar en contra de los estudiantes.
Todos sabían del caso, del negocio, y todos fueron cómplices.
Todos sabían, pero todos callaban, particularmente los militares.
Todos estaban coludidos, de acuerdo con los mensajes con los que la Comisión de la Verdad documenta, sustenta e inculpa a los militares de ese Batallón, hoy presos.
Entre ellos el de más alto rango, el entonces Coronel y hoy General Brigadier preso, José Rodríguez Pérez, comandante del 27 Batallón, quien estaba al frente de esa zona militar de Iguala, en cuyo entorno tuvo lugar la desaparición y muerte de los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos.
Pero también están señalados y hay evidencias de colusión con los hechos criminales, del Capitán José Martínez Crespo, el subteniente Fabián Alejandro Pirita Ochoa y el soldado de Primera de Infantería Eduardo Mota Esquivel.
La serie de mensajes incluidos en el informe dan cuenta de su participación en la desaparición y muerte de los estudiantes, con omisiones y participaciones para apoyar, dejar hacer, y hasta ofrecer sus instalaciones para resguardar los cuerpos de los estudiantes.
Instalaciones blindadas para poder operar con la intención de no ser incriminados, hasta que se les acabó la protección.
Un mensaje documentado del 28 de septiembre de 2014, entre el Capitán Crespo, adscrito al Batallón, y uno de los líderes de Guerreros Unidos, David Cruz Hernández, “El Chino”, deja ver la estrecha relación que mantenían.
“Que no se apure negro, al campo militar nadie entra, ya al rato vemos donde los echamos, ya mandé limpiar algunas cosas”.
Era el momento cuando la mayoría de los estudiantes ya habían sido asesinados, y luego de una operación para deshacerse de sus cuerpos, el militar ofrecía las instalaciones del batallón para resguardarlos y luego decidir qué hacer.
Aparente nerviosismo, decisiones de liquidar días después a seis estudiantes que le atribuyen al entonces Coronel Rodríguez.
“Rodríguez está muy inquieto, mano, puede ser contraproducente y dice él que nos podemos ir todos entre las patas, yo pienso lo mismo tú y María ya tienen una salida”, dice un mensaje de José Luis Abarca, entonces Alcalde de Iguala.
Y sobre la desaparición de los seis estudiantes después de unos días, el Capitán Crespo le comenta a “El Chino” que ellos se encargarán de “limpiar todo” y que ya se encargaron de los seis estudiantes que estaban en la bodega.
Un blindaje militar que consideraron eterno, pero que tuvo un punto final cuando se dio la orden de abrir las instalaciones e integrar expedientes que hoy tiene presos a los mandos.
El informe reconstruye los hechos de los estudiantes de Iguala desde el 26 de septiembre. La presencia de los militares fue constante a lo largo de la descripción de los acontecimientos, y la red documentada de comunicaciones da cuenta de un contacto constante de líderes de Guerreros Unidos, militares, policías municipales y funcionarios de diferente nivel.
La sospecha de que en los autobuses en los que viajaban los estudiantes había “una carga” y la intención de recuperarlos fue otro de los elementos que se pusieron en el centro de la agresión a los jóvenes.
El informe da cuenta también de presuntos nexos del responsable del Batallón, el General Rodríguez, con los integrantes del crimen organizado, a partir de los mensajes intercambiados entre algunos de los participantes en los hechos.
Desde el informe público se señaló que “del análisis de estos mensajes se identifica la participación de elementos del 27 Batallón de Infantería”.
En las conversaciones entre “El Chino” y el “Coronel” (se presume que se hace referencia al Coronel José Rodríguez Pérez, quien estaba al mando del 27 Batallón de Infantería con sede en Iguala durante los hechos) se comenta que “El Negro” ya pactó con “El Coronel’ para que a él no le hagan nada.
El Chino indica: “pinche negro traicionero y pinche coronel tanto dinero ke recibió que to personalmente le llevé hasta el 27, pero son traicioneros” (sic).
Y es que cuando delincuentes, políticos y militares empezaron a intercambiar culpas y responsabilidades, luego de la desaparición y muerte de los estudiantes, las acusaciones y posibles delaciones se multiplicaron.
“El 29 de septiembre ‘El Chino’ comenta con ‘El Gordo’ que un halcón vio a ‘El Negro con el Coronel entrar al 27 batallón”. “Y que Iva como sin nada, me dijo el paletero que se metió al 27 y que el se aprontó a su casa y que no salió”, señala el mensaje de celular.
“El Capitán Crespo le confirma por mensaje a ‘El Chino’ que ya como quiera el Alcalde está al tanto de todo” (sic), con obvia alusión al José Luis Abarca.
Los mensajes dan cuenta de la familiaridad con la que intercambiaban comunicaciones militares y criminales.
“El Chino”, “La Gorda” y “El Negro” están en la lista de los 24 integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos mencionados en el informe como parte de esta operación en contra de los 43 estudiantes.
Las instalaciones y el 27 Batallón, al parecer, estaban blindadas hacia el exterior, pero no hacia el crimen organizado.
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