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CIUDAD DE MÉXICO.- Investigadores y académicos condenaron ayer los ataques contra María Amparo Casar y los calificaron de abuso de poder.
En la conferencia matutina, el Presidente Andrés Manuel López Obrador la acusó de mentir en la causa de muerte de su esposo en 2004, con el fin de cobrar un seguro de vida y la pensión de viudez de Pemex.
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El director de Pemex, Octavio Romero, acusó que Casar usó sus influencias para cambiar el acta de defunción de su esposo, Carlos Fernando Márquez Padilla, entonces directivo de Pemex, porque su caída de la Torre central fue suicidio y no un accidente.
Más tarde, el Gobierno federal difundió una liga con el expediente Márquez Padilla, con información personal del finado, de Casar y de sus hijos.
En un desplegado llamado “Ya basta”, José Woldenberg, Jacqueline Peschard, Ciro Murayama, Rubén Álvarez Mendiola, Raúl Trajo Delarbre, Rubén Álvarez Mendiola y Francisco Báez, entre otros, condenaron la publicación de la información personal de Casar y de su familia.
“En su afán para tomar venganza personal contra una ciudadana que ha analizado con seriedad y ánimo crítico numerosos abusos del actual Gobierno, el Presidente quebranta varias leyes, enrarece aún más el debate público a menos de un mes de las elecciones y lastima a una familia”, reprocharon.
“El poder no es ni debe ser absoluto, caprichoso, ni vengativo. Las agresiones de la presidencia a los ciudadanos deben cesar”.
La organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad calificó el ataque contra Casar como uno de los actos más viles que ha habido contra el periodismo.
El equipo de MCCI acusó que hay un ataque frontal e ilegal contra la presidenta de esta organización.
“La exposición mediática en la mañanera, seguida de la difusión ilegal de datos personales de ella y su familia desde cuentas y sitios del Gobierno, sumada al ataque coordinado por los funcionarios y operadores de esta administración, son una de las acciones más viles que hemos visto en contra de la libertad de expresión, el periodismo, la sociedad civil y, más importante aún, la seguridad de una mujer con una carrera profesional y personal sin igual”, señaló.
“En una sociedad democrática no debería haber miedo por alzar la voz y hablarle con la verdad al poder, mucho menos por sólo hacer nuestro trabajo desde el periodismo de investigación y la sociedad civil organizada”.
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