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CIUDAD DE MÉXICO.- Cerca de 50 mil posibles coincidencias han surgido del cruce masivo de registros entre bases de datos gubernamentales y el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), destacó Javier Yankelevich, funcionario de la Comisión Nacional de Búsqueda.
En ocasiones, acotó, más de un indicio corresponde a la misma persona.
Es un trabajo casi arqueológico, comentó el titular de la Dirección de Operaciones de Búsqueda en una entrevista difundida por el proyecto “A dónde van los desaparecidos”, en el que se excava entre muy variados registros de vida y de muerte, y que comienza a dar resultados.
“Creo que es muy importante entender que una parte del problema de la desaparición en México es un problema de datos”, remarcó.
Existen, advirtió Yankelevich, diversas dificultades para el cotejo de la información en las bases de datos.
Muchas bases de datos que podrían contener información sobre las personas desaparecidas, explicó, no tienen diccionario —un documento clave para entender qué incluye el registro— y no están estandarizadas, por lo que no se pueden compartir fácilmente entre instituciones.
Además, indicó el funcionario, en muchas ocasiones el personal que recopila la información no cuenta con una capacitación adecuada para manejar bases de datos a las que tienen acceso.
El equipo encabezado por Yankelevich, de apenas 10 personas, consulta múltiples fuentes y bases de datos —que incluyen desde papeles garabateados por sepultureros hasta sistemas informáticos institucionales con millones de registros— con el objetivo de encontrar personas desaparecidas, con vida o sin vida.
Los indicios han surgido de diferentes fuentes.
Desde su creación en 2020, explica el proyecto, el Módulo de Fosas Comunes ha sido cruzado con el RNPDNO en siete ocasiones y así se han identificado más de 800 coincidencias. Este sólo es el inicio, acota, de un proceso de evaluación caso por caso para verificar cada una.
Hasta el 8 de diciembre de 2022 se había logrado devolver siete cuerpos a sus familias, mientras que en otros 42 están en proceso de confirmar que se trata de la misma persona, se está buscando a su familia para notificarle el hallazgo o se está a la espera de que el cadáver sea desenterrado, explica, según datos obtenidos mediante una solicitud de información.
En tanto, la Dirección de Operaciones de Búsqueda ha logrado encontrar algunos indicios —que después se han materializado en decenas de localizaciones— a través del registro de ingresos a los albergues de los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) de la Ciudad de México, a los Semefos de Chihuahua, Nuevo León, Ciudad de México, Guerrero y Jalisco, e incluso a los psiquiátricos federales.
“Cada indicio genera una línea de búsqueda distinta. Significa recorrer un laberinto burocrático en sentido inverso, desde esa última pista hasta su paradero actual”, comentó Yankelevich.
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