El director Tim Burton imaginó en Mars Attack (1996) a un extraterrestre desfilando por los pasillos del Capitolio para dirigir unas palabras a los congresistas de Estados Unidos. El embajador de otro planeta subía al estrado para después eliminar a todos los legisladores presentes con un rayo láser. Casi 30 años después de aquella ficción, en los salones de ese mismo lugar y frente a hombres de gafas y corbatas muy parecidos a los ideados por el cineasta, el Gobierno de Estados Unidos ha admitido que hay secretos en los cielos que no es capaz de explicar. Funcionarios de inteligencia han comparecido este martes en el Capitolio para compartir con los congresistas la información recabada en los últimos años sobre los objetos voladores no identificados.
Scott Bray, subdirector de inteligencia de la Armada, ha contado a los integrantes del subcomité de Inteligencia de la Cámara de Representantes que recientemente había recibido la llamada de un veterano piloto naval. Este, con más de 2.000 horas de experiencia surcando los cielos, le contactó recién aterrizado para informarle personalmente de un avistamiento de un ovni. “El mensaje es claro: si ves algo tienes que informarlo”, ha dicho Bray.
El funcionario ha relatado que desde comienzos del siglo XXI se ha registrado un aumento significativo de presencia de objetos voladores no identificados o no autorizados en las zonas de maniobras militares. “Los avistamientos han sido frecuentes y continuos”, ha asegurado Bray.
5 categorías de fenómenos sin respuesta
– En la primera entran globos meteorológicos, aves, vehículos recreativos y otros desechos.
– La segunda son los fenómenos atmosféricos como cristales de hielo, humedad o fluctuaciones térmicas
– En la tercera entrarían objetos desarrollados por la Administración o la industria privada armamentística
– En la cuarta estarían este mismo tipo de sistemas, pero desarrollados por potencias rivales como China y Rusia
– En la quinta categoría entra casi todo lo que no tiene explicación, es decir, aquello que sigue siendo un misterio, como vuelos con patrones irregulares, confiando que los avances científicos permitan clasificarlos mejor en un futuro. Los militares crearon, desde agosto de 2020, equipos multidisciplinarios con físicos, ópticos, meteorólogos y expertos en metales que ayudan a descifrar esos misterios.