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CIUDAD DE MÉXICO.- El Protocolo de Sustentabilidad de la Banca, que busca institucionalizar las acciones del sector financiero para combatir el cambio climático y abonar al desarrollo sostenible y sustentable del país, ya está integrado por 40 bancos firmantes.
Estos 40 bancos representan el 87 por ciento de los activos de la banca comercial y casi la totalidad de la banca de desarrollo, de acuerdo con la Asociación de Bancos de México (ABM).
Actualmente, 58 por ciento de bancos ya financia o promueve proyectos con impactos ambientales y sociales, mientras que otro 79 por ciento de bancos implementó un área de sustentabilidad.
Otro 61 por ciento de bancos ya considera riesgos ambientales y sociales en sus decisiones de crédito e inversión y 57 por ciento de instituciones miden sus emisiones de carbono, de acuerdo con el organismo.
Por ahora, el Protocolo de Sustentabilidad de la Banca es un compromiso voluntario entre las instituciones financieras.
Se compone de cinco principios estratégicos: institucionalización de las políticas internas de sustentabilidad, gestión de riesgos ambientales y sociales en los procesos de inversión o crédito, inversión sustentable, uso eficiente de recursos en procesos internos y seguimiento y difusión de las prácticas y políticas de sustentabilidad del gremio.
Según el Protocolo de Sustentabilidad de la Banca, implementar un sistema para analizar los riesgos ambientales y sociales derivados de las actividades comerciales de los clientes permite a las instituciones financieras evaluar —previo a otorgar financiamiento— los riesgos de crédito, prendarios y de imagen asociados a los impactos negativos que dichas actividades puedan generar.
Actualmente, es creciente el reconocimiento en la comunidad financiera de que un adecuado análisis de los riesgos ambientales y sociales en las decisiones de inversión es fundamental para evaluar el rendimiento de una inversión en el mediano y largo plazo, de tal manera que la cartera crediticia sea más sana.
El Protocolo de Sustentabilidad de la Banca califica de “crítico” que el sector financiero opere de manera estable y sustentable por su papel en la sociedad: proporcionar un acceso seguro y conveniente a sistemas de ahorro e inversión, así como facilitar la asignación de los recursos económicos para favorecer el crecimiento.
La sustentabilidad se define como la búsqueda del bienestar ambiental, social y económico para las presentes generaciones, sin afectar las necesidades de sus contrapartes futuras.
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