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TEPOZTLÁN, MORELOS.- La experiencia de vivir en un Pueblo Mágico no siempre es placentera, en particular durante los fines de semana.
Con una población que aumentó casi un tercio en la última década, al pasar de 42 mil a 55 mil habitantes, el municipio de Tepoztlán enfrenta crecientes presiones en materia de servicios públicos, seguridad y conflictos.
Uno de ellos provocado por lo que vecinos no dudan en calificar de plaga: la proliferación de jardines y salones de eventos, con clientela preferencial para bodas, que hacen retumbar con música a alto volumen las faldas del Tepozteco, congestionan el tráfico vehicular en diversas zonas y amenazan las fuentes de agua.
Entre los más afectados se encuentran los habitantes del Barrio de Santo Domingo, del que forma parte el área residencial de Valle de Atongo.
De acuerdo con el Programa de Manejo del Parque Nacional El Tepozteco, publicado en mayo de 2011, se trata de una Subzona de Uso Tradicional en la que no está permitido “usar altavoces, radios o cualquier aparato de sonido que altere el comportamiento de las poblaciones u organismos de las especies silvestres”.
No obstante, operan ahí alrededor de 12 establecimientos que ofrecen espacio y servicios para la realización de bodas, fiestas de 15 años y otros eventos.
La Alianza de Vecinos de Valle de Atongo planteó la suscripción de Acuerdos de Convivencia Vecinal que, en el caso de casas rentadas en forma directa o mediante la plataforma Airbnb y salones de eventos, incluyeran evitar ruido excesivo, iluminar el cerro, usar fuegos artificiales y bloquear calles con vehículos estacionados.
“El sábado pasado había ruido en por lo menos 5 o 6 lugares, uno El Suspiro, en la entrada del pueblo, y otro Rincón Meztitla, que está aquí muy cerca de la reserva de los venados de cola blanca, que tienen oídos muy sensibles. Ellos terminaron a la 01:52 de la mañana, con niveles de 100 decibeles o más”, comenta David Byles, presidente de la Alianza.
Remarca que los vecinos no están en contra de la realización de fiestas, pero sí demandan que se apeguen a los ordenamientos legales.
Byles explica que desde febrero de este año se inició un proceso de diálogo entre vecinos, los órganos de representación del barrio, autoridades municipales y dueños de establecimientos que se tradujo en una propuesta de pacto de convivencia.
Varios de los sitios de eventos, destaca, aceptaron suscribirlo, en el entendido de que les facilitaría la renovación de permisos.
Sin embargo, lamenta, Rincón Meztitla, el establecimiento que ha generado mayor número de quejas, se ha negado a aceptar el pacto, mientras que la Alcaldía, encabezada por David Demesa (del partido Movimiento Ciudadano), ha desconocido acuerdos y no ha cumplido con la obligación de cerrar el lugar ante el incumplimiento de horarios y límites de ruido.
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