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CIUDAD DE MÉXICO.- Alrededor de 56.5 millones de habitantes de México han sufrido este siglo alguna afectación directa o indirecta en su vida, ya sea por la pérdida de su patrimonio o de sus medios de vida, por el impacto de algún fenómeno de origen natural o provocado por actividades humanas, revelan estimaciones del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Los desastres en el periodo de 2000 a 2020 dejaron un saldo de 10 mil 627 decesos y pérdidas por 576 millones 391 mil pesos.
En términos de daños al patrimonio e infraestructura, se contabilizaron 1 millón 846 mil 931 viviendas, 41 mil 287 escuelas, y 2 mil 965 centros de salud y hospitales afectados.
Las cifras son retomadas en el Programa Nacional de Protección Civil (PNPC) 2022-2024, publicado el lunes en el Diario Oficial de la Federación.
El documento reconoce principales debilidades, la falta de planes a nivel estatal y municipal, el escaso ordenamiento territorial, la carencia de análisis de riesgo para la construcción de infraestructura, un marco regulatorio desactualizado, un débil sistema de sanciones por incumplimiento de disposiciones y la inclinación hacia las medidas reactivas sobre las acciones preventivas.
Alerta sobre la vulnerabilidad de los asentamientos humanos en el territorio nacional ante diversos riesgos, tanto naturales como derivados de un crecimiento desordenado.
“México, al ser uno de los países con mayor extensión territorial y el undécimo país más poblado del mundo, se encuentra expuesto a múltiples riesgos y amenazas, como el cambio climático, fenómenos perturbadores, colapso de instalaciones estratégicas o de infraestructura crítica de la información y problemas en la frontera sur y norte”, señala.
“La vulnerabilidad tiene su origen en las relaciones entre tres factores: el peligro de ocurrencia de fenómenos de diversa naturaleza, la existencia de asentamientos humanos en zonas de riesgo y la presencia de infraestructura pública y privada no resiliente”.
El PNPC defiende la decisión de extinguir el Fondo Nacional de Desastres (Fonden) y destaca que la atención de emergencias y desastres quedó concentrada en un programa presupuestario específico.
Plantea entre las estrategias prioritarias las de promover la investigación científica y tecnológica para la generación de conocimiento y herramientas sobre el riesgo y los desastres, consolidar un sistema nacional de alertas y profesionalizar al personal responsable de protección civil.
Establece también como objetivo prioritario el de generar condiciones de reconstrucción sustentable de las comunidades afectadas por el impacto de fenómenos de origen natural perturbador.
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