DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos
Para Enas Taleb, el titular fue como un insulto
Preguntaba “¿por qué las mujeres son más obesas que los hombres en el mundo árabe” e iba acompañado de una foto de una actriz iraquí que saludaba al público en un festival artístico.
El artículo de The Economist analizó una serie de posibles explicaciones para la brecha de diez puntos porcentuales que hay entre los índices de obesidad de hombres y mujeres en el Medio Oriente y luego señaló que muchos iraquíes consideran las curvas de Taleb como un ideal de belleza.
La crónica repetía varias veces la palabra “fat”, o gorda, que es tabú en buena parte de los medios occidentales.
Las reacciones no se hicieron esperar en las redes sociales. Los usuarios de Twitter describieron el artículo como misógino. Algunas organizaciones lo denunciaron. Varios escritores se mostraron escandalizados ante lo que consideraron estereotipos degradantes de las mujeres árabes.
Taleb, quien tiene 42 años, dijo que está demandando a la revista de Londres por difamación
Si bien los analistas admiten que hay una epidemia de obesidad en el mundo árabe, relacionada con la pobreza y la discriminación de género, el caso de Taleb y el revuelo que se armó ponen sobre el tapete el tema de las burlas por el físico de una persona, muy arraigadas en la región y del que se habla muy poco.
“Si hay una estudiante que va a la escuela y escucha cosas hirientes y sus compañeros la hostigan por ser gorda, ¿cómo se sentirá?”, preguntó Taleb en una entrevista con la Associated Press desde Bagdad. “Este artículo es un insulto no solo hacia mí. También es una violación de los derechos de todas las mujeres iraquíes y árabes”.
The Economist no respondió a varios pedidos de comentarios
El artículo dijo que en el Medio Oriente prefieren las mujeres carnosas, lo que puede explicar por qué hay tanta obesidad. Pero las airadas reacciones que provocó la crónica y el malestar de Taleb al ver que una foto suya ilustraba una nota sobre la obesidad de las mujeres árabes contradice la creencia generalizada de que la gordura es considerada un signo de riqueza y fertilidad en la región.
La globalización de los ideales de belleza occidentales a través de la televisión, la publicidad y las redes sociales dio paso a parámetros poco realistas que ignoran las expectativas de sí mismas que tienen las mujeres y otros en el mundo árabe, según varios estudios.
En un informe de próxima publicación en Egipto, Joan Costa-Font, de la London School of Economics, dice que comprobó que, si bien algunas mujeres mayores de zonas rurales siguen considerando a las mujeres rellenas como pudienets, “en Egipto no es cierto que un exceso de peso sea un signo de belleza. Priman más los patrones occidentales”.
La demanda de cirugías cosméticas se disparó en el Líbano. Un 75% de las estudiantes de los Emiratos dicen no estar satisfechas con sus cuerpos y un 25% tienden a padecer trastornos alimenticios, según un estudio del 2010 de la Universidad Zayed de Dubái.
A pesar de todo, dicen muchos, las burlas por un exceso de kilos siguen siendo frecuentes, y hasta aceptadas, en la región, comparado con lo que sucede en Europa y Estados Unidos, donde movimientos de autoestima alientan la aceptación de la obesidad.
“Nuestros políticos en el Líbano siguen haciendo estos comentarios horribles, sexistas, sobre los cuerpos de las mujeres”, expresó Joumana Haddad, autora libanesa y defensora de los derechos humanos.
Haddad sostuvo que cuando las mujeres levantan su voz, la sociedad patriarcal del Líbano responde con “discursos reaccionarios y malestar”. Agregó que incluso los comentarios inocentes sobre el peso de una mujer pueden resultar muy dolorosos para jóvenes que combaten la inseguridad y una necesidad patológica de cambiar sus cuerpos para verse más lindas.
“Soy una feminista molesta, curtida, de 51 años, y sin embargo todos los días me peso”, dijo Haddad. “Se imaginan lo duro que es esto para las personas menos privilegiadas”.
Ameni Esseibi, una tunecina que superó los estigmas sociales y es una de las primeras modelos de ropa para obesas, dijo que la visión positiva del cuerpo sigue siendo tabú en el Medio Oriente a pesar de que la población gana peso.
Esseibi declaró que en “una sociedad muy criticona” como la del Medio Oriente, “no se enseña a las mujeres a tener confianza. Siempre queremos ser delgadas, atractivas, casarnos con el hombre más poderoso”.
Indicó, no obstante, que las mujeres están empezando a tomar conciencia y a expresar su malestar por las burlas en las redes sociales.
La noción de que los hombres “encierran a las mujeres en la casa” para que sigan siendo “rubenescas”, expresada en el artículo de The Economist, metió el dedo en la llaga.
La Fundación Heya (Ella) de Bagdad dijo que el artículo era una forma de “bullying” y exigió una disculpa para Taleb.
La Fundación Musawah de Malasia, que promueve la igualdad en el mundo árabe, dijo que el malestar generado por el artículo revela que “las mujeres de la región están elaborando una postura colectiva que rechaza el racismo, denuncia el sexismo, así como las expresiones gordofóbicas y su legado colonial”.
Taleb, conductora de un talk show y protagonista de exitosos programas televisivos, dijo que se sentía obligada a alzar su voz.
“Usaron mi foto en un contexto dañino, de una forma negativa”, declaró. “Estoy en contra del uso del cuerpo para fijar el valor de un ser humano”.
Taleb dijo que esperaba que su demanda por difamación aliente a las mujeres a decir “me quiero a mí misma, soy fuerte y puedo hacer frente a estas dificultades”.
Es un mensaje fuerte en una región donde las mujeres llevan siempre las de perder, apegada a la tradición, con leyes discriminatorias y disparidades en los sueldos, además de rígidos patrones de belleza, que conspiran contra el progreso de la mujer.