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BRASILIA, BRASIL.- El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años, prometió ayer “reconstruir” Brasil y reconciliar a sus compatriotas al acceder por tercera vez a la Presidencia, en una investidura marcada por la ausencia de su predecesor, Jair Bolsonaro, de 67 años.
Exactamente 20 años después de llegar al poder por primera vez, Lula fue proclamado Mandatario junto a su Vicepresidente, Geraldo Alckmin, al pronunciar su “compromiso constitucional” en el Congreso de Brasilia.
La ceremonia se inició con un minuto de silencio en recuerdo del ex astro brasileño Pelé y de Benedicto XVI, ambos fallecidos esta semana a los 82 y 95 años, respectivamente.
Vestido con traje y corbata azul, Lula prometió en su primer discurso “reconstruir” el país sobre las “ruinas” del legado del ultraderechista Bolsonaro, e hizo especial énfasis en la pobreza y hambre que sufre la nación.
“Vaciaron los recursos de salud, desmontaron la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología, destruyeron la protección del medio ambiente”, dijo el nuevo Mandatario.
También reafirmó su compromiso de reducir a cero la deforestación en la Amazonia.
“No hace falta derribar ningún árbol más”, subrayó Lula, asegurando que esto no impedirá apoyar al poderoso sector agrícola de Brasil.
Lula se dirigió a la mitad del electorado que no votó por él en la segunda vuelta del 30 de octubre (50.9 por ciento de los sufragios ante 49.1 por ciento para Bolsonaro), un resultado que dio cuenta de una nación partida en dos.
“No existen dos Brasiles. Somos un único país, un único pueblo”, dijo Lula.
“Voy a gobernar para los 215 millones de brasileños (…) mirando hacia nuestro futuro luminoso y no por el retrovisor de un pasado de división e intolerancia”.
A bordo del tradicional Rolls Royce negro descapotable, Lula se desplazó después junto a la Primera Dama, la socióloga Rosangela da Silva “Janja”, hasta el Palacio Presidencial de Planalto, donde le esperaba una marea de seguidores vestidos de rojo, el color de su Partido de los Trabajadores.
Ante sus partidarios, el izquierdista lanzó una amenaza velada a Bolsonaro, quien enfrenta crecientes riesgos legales por su retórica antidemocrática y su manejo de la pandemia ahora que ya no tiene inmunidad.
“No tenemos espíritu de venganza contra quienes intentaron subyugar a la nación a sus designios personales e ideológicos, pero garantizaremos el estado de derecho”, aseveró Lula, sin mencionar a su predecesor por el nombre.
“Quien erró responderá por sus errores”.
También acusó al Gobierno de Bolsonaro de cometer “genocidio” al no responder adecuadamente a la pandemia de Covid-19 que ha matado a más de 680 mil brasileños.
“Las responsabilidades por este genocidio deben ser investigadas y no deben quedar impunes”, agregó.
Desafíos inmediatos
Unos 30 millones de brasileños pasan hambre y la economía a duras penas logra recuperarse tras el golpe de la pandemia.
“En los primeros 100 días deberá demostrar qué rumbo tomará el Gobierno”, explicó Leandro Consentino, politólogo del instituto Insper de Sao Paulo.
“Nuestro mensaje para Brasil es de esperanza y reconstrucción. Este gran edificio de derechos, soberanía y desarrollo que esta nación construyó ha sido demolido sistemáticamente en años recientes. Vamos a encaminar todo nuestro empeño en volver a erigir este edificio”.
“Brasil ha vuelto a ser uno de los países más desiguales del mundo, hace tiempo que no se veía a tanta gente buscando alimentos en la basura o familias con hambre. Los niños deben estar en las escuelas los trabajadores no deben exhibir un cartón diciendo que necesitan ayuda”.
“Los que erraron responderán por sus errores, con amplios derechos para su defensa dentro del debido proceso jurídico”.
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