El servicio de seguridad FSB de Rusia anunció la detención de tres personas adicionales sospechosas de estar involucradas en el tiroteo masivo del mes pasado en una sala de conciertos cerca de Moscú. Según informes de Interfax citando un comunicado del FSB, un ciudadano ruso y dos ciudadanos extranjeros, todos originarios de Asia Central, fueron detenidos en Moscú, Ekaterimburgo y Omsk.
Al menos 144 personas perdieron la vida en el ataque del 22 de marzo en el Crocus City Hall, convirtiéndolo en el más mortífero en Rusia en 20 años.
Aunque el grupo militante Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad, Rusia ha sugerido, sin presentar pruebas, que Ucrania podría estar detrás de la masacre. El presidente Vladimir Putin afirmó el jueves que Rusia “no puede ser el objetivo de ataques terroristas por parte de fundamentalistas islámicos” debido a su ejemplo único de armonía interreligiosa.
Putin no mencionó a Ucrania en sus comentarios más recientes, pero anteriormente insinuó que Kiev se beneficiaría del ataque. Afirmó que los cuatro presuntos pistoleros se dirigían hacia la frontera con Ucrania, donde según él alguien había preparado una “ventana” para que cruzaran en el momento de su detención en Rusia occidental.
Ucrania ha negado su participación, y Estados Unidos ha calificado los intentos de Moscú de culpar a Kiev como propaganda. Hasta el momento, diez sospechosos, en su mayoría del estado de Tayikistán, en Asia Central, han sido puestos formalmente bajo custodia preventiva.
El FSB declaró que dos de los tres últimos detenidos transfirieron dinero para la compra de armas de fuego y vehículos utilizados en el ataque, mientras que el tercero estuvo directamente involucrado en el reclutamiento de cómplices y la financiación de los perpetradores. Medios estatales publicaron un vídeo del FSB que muestra los arrestos, donde los sospechosos fueron detenidos en la calle y trasladados en furgonetas sin identificación.
