El presidente francés presidió el sábado un importante acto de campaña en Marsella, una ciudad multicultural en la costa del Mediterráneo. Emmanuel Macron ostentó sus acciones y planes ambientales y del clima, en un intento por atraer a votantes jóvenes que respaldaron a candidatos políticamente extremos en la primera ronda de la elección presidencial.
En la primera ronda del 10 de abril, los ciudadanos en Marsella, y especialmente los millenials, apoyaron al candidato de extrema izquierda Jean-Luc Melenchon en lugar del centrista Macron. Los votantes jóvenes en Marsella, que se inclinaron mayormente a la extrema izquierda o la extrema derecha, están particularmente interesados en asuntos del clima: un punto que Macron esperaba aprovechar con un animado discurso al borde del mar.
Macron se enfrentará en la segunda vuelta del 24 de abril con la candidata ultraderechista Maine Le Pen, luego de que otros 10 candidatos, incluso Melenchon, fueron eliminados.
Las credenciales climáticas de Macron son mixtas y algo que él espera mejorar.
Aunque Macron fue asociado con el lema “Hagamos grande el planeta de nuevo” —una frase similar al eslogan de la campaña de Donald Trump de “Make America Great Again” (Hagamos grande a Estados Unidos otra vez)—, en su primer término de cinco años capituló ante furiosos manifestantes conocidos como “chalecos amarillos” y eliminó los aumentos de impuestos a los combustibles.
El presidente dijo el sábado en medio de vítores que su próximo primer ministro sería colocado a cargo de la “planificación ecológica”, de cara a un plan para que Francia se vuelva neutral en emisiones de carbono para 2050. También prometió más transporte público en todo el país para reducir la dependencia hacia los automóviles.
Aunque Macron ganó la primera ronda, el mandatario de 44 años ha reconocido que “nada está decidido” en una contienda cada vez más apretada por la presidencia. En Marsella, atacó a su rival Le Pen, que ha ganado respaldo en semanas recientes. “La ultraderecha representa un peligro para nuestro país. No se limiten a abuchearla, derríbenla”, afirmó, mencionando el peligro de que votantes excesivamente confiados se abstengan de votar en una crucial segunda vuelta.