La situación de inseguridad alimentaria empeoró drásticamente en el mundo durante 2023, con casi 282 millones de personas requiriendo ayuda de emergencia debido a conflictos, crisis económicas y eventos climáticos extremos, según un informe presentado recientemente. Este alarmante incremento de 24 millones en comparación con el año anterior es motivo de gran preocupación para las 16 agencias de la ONU y organizaciones humanitarias que elaboraron el informe.
Entre los casos más destacados se encuentran Haití, donde la violencia y la inestabilidad política han dejado a 1.8 millones de personas en extrema vulnerabilidad alimentaria, y Gaza y Sudán, donde la crisis se ha agravado debido a conflictos prolongados y la peor crisis de refugiados mundial, respectivamente.
“Hay un claro deterioro en el contexto de crisis alimentarias clave como Sudán y la Franja de Gaza”, explicó Fleur Wouterse, directora adjunta de la oficina de urgencia y resiliencia de la FAO.
Desde el lanzamiento del informe en 2016 por parte de la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias, el número de personas en situación de inseguridad alimentaria ha aumentado dramáticamente de 108 millones a 282 millones, lo que representa un aumento alarmante en la prevalencia del 11% al 22%.
La crisis alimentaria persiste en diversas regiones del mundo, incluyendo Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria, Siria y Yemen. En América Latina, la constante llegada de migrantes y refugiados a países como Colombia, Perú y Ecuador, junto con el impacto del fenómeno climático El Niño, agrava aún más la situación.
A pesar de los esfuerzos para aumentar la producción de alimentos, la inflación sigue siendo un gran problema en países como Venezuela, donde el precio de la cesta básica sigue siendo inalcanzable para la mayoría de la población.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, lamentó esta situación, señalando que “en un mundo de abundancia, los niños mueren de hambre”. Instó a los gobiernos a fortalecer los recursos disponibles para el desarrollo sostenible, especialmente en un momento en que los costos de distribución de la ayuda humanitaria están en aumento.
El futuro desarrollo dependerá en gran medida del cese de las hostilidades en lugares como Gaza y Sudán, donde el acceso humanitario es crucial para mitigar rápidamente la crisis alimentaria.
