WASHINGTON
A medida que Uber se introdujo agresivamente en los mercados de todo el mundo, el servicio de transporte cabildeó a los líderes políticos para que relajaran las leyes laborales y de taxis, utilizó un “interruptor de emergencia” para obstaculizar a los reguladores y a las fuerzas policiales, canalizó dinero a través de las Bermudas y otros paraísos fiscales, y sopesó la posibilidad de aprovechar las amenazas de violencia contra sus conductores por parte de otros taxistas como una forma de granjearse la simpatía del público, según un informe publicado el domingo.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, una red sin fines de lucro de reporteros de investigación, examinó textos internos de Uber, correos electrónicos, facturas y otros documentos para ofrecer lo que denominó es “una mirada sin precedentes a las formas en que Uber desafió las leyes de taxis y trastocó los derechos de los trabajadores”.
Los documentos fueron filtrados primero al periódico británico The Guardian, que los compartió con el consorcio.
En una declaración escrita, Jill Hazelbaker, portavoz de Uber, reconoció “errores? del pasado y dijo que al consejero delegado Dara Khosrowshahi, contratado en 2017, se le había “encomendado la tarea de transformar cada aspecto de cómo opera Uber… Cuando decimos que Uber es una empresa diferente hoy, lo decimos literalmente: El 90% de los empleados actuales de Uber ingresaron después de que Dara se convirtiera en director general”.
Fundada en 2009, Uber intentó evadir las normativas que regulan los taxis y ofrecer transporte barato a través de una aplicación. Los Archivos Uber del consorcio revelaron los extraordinarios intentos que efectuó la empresa para establecerse en casi 30 países.
Los cabilderos de la compañía —entre los que había ex asesores del presidente Barack Obama— presionaron a funcionarios gubernamentales para que abandonaran sus investigaciones, reescribieran las leyes laborales y de taxis y relajaran la comprobación de antecedentes de los conductores, muestran los documentos.
La investigación halló que Uber se valió de “tecnología furtiva” para eludir las investigaciones del gobierno. La empresa, por ejemplo, utilizó un “interruptor de emergencia” que cortó el acceso a los servidores de Uber e impidió que las autoridades obtuvieran pruebas durante redadas en al menos seis países. Durante una redada policial en Ámsterdam, según reportaron los Archivos Uber, el ex director general de Uber, Travis Kalanick, emitió personalmente una orden: “Por favor activen el interruptor de emergencia lo antes posible … Hay que cerrar el acceso en AMS (Ámsterdam)”.
El consorcio de periodistas también reportó que Kalanick consideraba las amenazas de violencia contra los conductores de Uber en Francia por parte de taxistas agraviados como una forma de granjearse apoyo del público. “La violencia garantiza el éxito”, les escribió Kalanick a colegas en un mensaje de texto.
En respuesta al consorcio, Devon Spurgeon, vocero de Kalanick, dijo que el ex director general “nunca insinuó que Uber debería aprovecharse de la violencia a expensas de la seguridad de los conductores”.
Los Archivos Uber dicen que la compañía recortó su declaración fiscal en millones de dólares al canalizar ganancias a través de las Bermudas y otros paraísos fiscales, y luego “buscó desviar la atención de sus pasivos fiscales ayudando a las autoridades a recaudar impuestos de sus conductores”.