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EFE).- La nueva política de Estados Unidos para expulsar de inmediato a venezolanos que lleguen por tierra, con el consentimiento del Gobierno mexicano, inquieta a migrantes y activistas en la frontera norte de México, donde los albergues ya están saturados.
Venezolanos y directores de albergues en Ciudad Juárez y Matamoros expresaron su incertidumbre por lo que ocurrirá después de que el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense (DHS, en inglés) anunció el miércoles la deportación de los venezolanos que lleguen a la frontera bajo el Título 42.
“Lo primero que se tiene que meditar es si conocen la realidad de la frontera, los albergues no están solos, esos acuerdos están entre Estados Unidos y México cuando hay una crisis migratoria”, declaró el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante de Juárez, fronteriza con El Paso, Texas.
El sacerdote expresó que está la duda de quién apoyará con los gastos a los indocumentados que devuelvan a Juárez, donde espera que los tres niveles de Gobierno ayuden con esta problemática.
“Parece que no les interesan los migrantes. La pregunta es qué pasará con todos los venezolanos. Fue un acuerdo entre los Gobiernos, ojalá y haya una acción de ellos”, remarcó.
Venezolanos y directores de albergues en Ciudad Juárez y Matamoros expresaron su incertidumbre por lo que ocurrirá después de que el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense (DHS, en inglés) anunció el miércoles la deportación de los venezolanos que lleguen a la frontera bajo el Título 42.
“Lo primero que se tiene que meditar es si conocen la realidad de la frontera, los albergues no están solos, esos acuerdos están entre Estados Unidos y México cuando hay una crisis migratoria”, declaró el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante de Juárez, fronteriza con El Paso, Texas.
El sacerdote expresó que está la duda de quién apoyará con los gastos a los indocumentados que devuelvan a Juárez, donde espera que los tres niveles de Gobierno ayuden con esta problemática.
“Parece que no les interesan los migrantes. La pregunta es qué pasará con todos los venezolanos. Fue un acuerdo entre los Gobiernos, ojalá y haya una acción de ellos”, remarcó.
Ante la crisis de Venezuela, Washington otorgará 24,000 permisos a ciudadanos de ese país que lleguen por vía área y tengan un patrocinador en Estados Unidos, un programa similar al que ofreció para Ucrania.
Pero eso excluye a los venezolanos en México, como Henry Esurrico, quien no logró cumplir su “sueño americano” por esta nueva medida.
“Estoy desilusionado, sin nadie aquí, sin tener dónde dormir. Quisiera que me llevaran a Venezuela”, expresó desde Ciudad Juárez.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, en inglés) reportó hasta un promedio de 1,962 encuentros diarios en la última semana.
Con base en estos datos, las deportaciones pueden poner en jaque a Ciudad Juárez, donde los albergues están al 80 % de su ocupación, de acuerdo con la oficina local de la Organización Internacional para las Migraciones.
Henry narró que se vino con cinco amigos, quienes también fueron deportados y aún no encuentran un refugio.
En Matamoros, activistas de diversas organizaciones, mexicanas y estadounidenses, sostuvieron una reunión de urgencia para coordinar acciones que les permitan enfrentar la crisis migratoria que ha provocado la deportación de cientos de venezolanos desde el pasado jueves.
En el encuentro se abordó la capacidad de los albergues para dar alojo a los que deseen quedarse en el norteño Matamoros, Tamaulipas, ya que también se ha facilitado transporte hacia la Ciudad de México, capital del país, para que puedan continuar con su trámite ante el Gobierno norteamericano.
“Para esta población venezolana que está siendo deportada se estima que van a ser al menos 140 por día. No se quieren ir (de Matamoros) porque los separaron”, declaró la coordinadora de la asociación “Ayudándoles a Triunfar”, Paula Juárez.
Los grupos de asistencia se han comprometido a dar solución a las necesidades básicas de los retornados por el Puente Nuevo, que une a las regiones de Matamoros, Tamaulipas, con Brownsville, Texas, así como canalizarlos a algún albergue para evitar que se instalen en la zona y se origine un campamento como sucedió años atrás.
Ayudándoles a Triunfar”, ubicada en la zona del cruce internacional, se ha convertido en los últimos días en un punto donde convergen las personas después de ser liberadas por las autoridades estadounidenses y aunque se les brindan algunos servicios, hay escasez de ropa para hombre y alimentos.
“Cubrir esas necesidades básicas de ropa, calzado, muchos de ellos los tuvieron en detenciones migratorias desde 9 a 15 días sin poder bañarse”, señaló Juárez.
El Gobierno estadounidense regresó a venezolanas que esperan en territorio nacional, lo que les ha causado miedo, al encontrarse en una región que desconocen y distanciadas de sus compatriotas.
“Tuve mucho miedo, nos metieron a cuatro retenes y nos sabíamos qué hacer. Nos dijeron que nos iban a liberar hasta que nos cruzaron hasta aquí”, señaló la venezolana Gloria Sánchez.
Las deportadas subieron a las camionetas del Instituto Nacional de Migración (INM) para ser conducidas a la Casa del Migrante “San Juan Diego” donde se les prestaría la asistencia necesaria para tranquilizarlas.
Los venezolanos siguen sin comprender cómo el decreto entra en vigor este lunes 17 de octubre y ellos fueron expulsados antes si explicación previa y bajo violaciones a sus derechos humanos, según denunciaron.
“No entendemos cómo donde nos dijeron que estaba la antorcha de la libertad fue la antorcha del infierno para todos, nos devolvieron injustamente”, argumentó Tarrael José Machado.
La desconfianza se ha propagado entre los que han sido devueltos a México, aunque algunos decidieron bajarse de los autobuses que el Gobierno mexicano dispuso para llevarlos a la capital del país.
Una parte de los migrantes planea quedarse en el norte de Tamaulipas a la espera que haya algún anuncio que les devuelva la esperanza de acceder a los Estados Unidos.