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Durante más de un decenio, el sargazo ha sido arrastrado a las costas del mar Caribe en cantidades cada vez mayores. Fácilmente identificables por su color marrón y un fuerte hedor, estas algas en volúmenes tan aumentados están dañando gravemente el turismo en las comunidades insulares, las capturas en las industrias pesqueras y las economías en general.
Las líneas costeras que se extienden de Trinidad y Tabago a Anguila, así como las playas de Belice y el sur de México, se han visto afectadas por la invasión de estas algas. Lo que resulta incluso peor es que nadie sabe cuándo llegará el sargazo cada año o qué cantidad puede alcanzar la costa.
El sargazo flota en una gran masa en la superficie del océano. Puede proporcionar alimento y refugio a peces, aves, cangrejos, camarones y otros organismos marinos. En cantidades limitadas, el sargazo arrastrado a la costa también desempeña una función en el mantenimiento de los ecosistemas costeros del Atlántico y el Caribe, pues proporciona nutrientes vitales como el carbono, el nitrógeno y el fósforo a los ecosistemas costeros y reduce la erosión de la costa.
No obstante, desde 2011, hasta el triple de la cantidad normal de sargazo ha sido arrastrado a la costa del Caribe, y en ocasiones estas algas tenían una profundidad de hasta un metro.
La proliferación masiva de algas marinas daña las artes de pesca, los motores de las embarcaciones y otros activos pesqueros y ha obstruido puertos de pesca y lugares de amarre en el este del Caribe. Esto repercute directamente en la pesca, ya que reduce los desembarques de especies importantes porque los pescadores simplemente no pueden acceder a sus capturas habituales.
“El sargazo invade nuestro océano y nuestras costas cada año”, afirma Roger Kennedy, un pescador de Delaford Bay, en la isla de Tabago. Roger, como muchos pescadores de su comunidad, ha dedicado toda su vida a la pesca y ahora observa que el enorme e impredecible aumento del sargazo está afectando a su vida y medios de subsistencia.
“Cuando invade la costa en grandes cantidades, los demás pescadores y yo no podemos acceder a nuestras embarcaciones. Y cuando estamos en el mar, mis sedales se enredan en las algas y eso afecta gravemente a mis capturas de ese día”.
Ahora, a través del Proyecto de adaptación al cambio climático en el sector pesquero del Caribe oriental (CC4FISH), la FAO está trabajando con pescadores, responsables de formular políticas y científicos del Centro para la Gestión de Recursos y Estudios Ambientales de la Universidad de las Indias Occidentales para incrementar la resiliencia de las comunidades costeras y reducir su vulnerabilidad a los efectos perjudiciales del sargazo.
“El sargazo ha estado presente desde siempre. Cristóbal Colón lo vio en el mar de los Sargazos, que se denominó así por el sargazo, cuando cruzó el Atlántico”, declara Iris Monnereau, experta en pesca de la FAO en Barbados. “Solía limitarse a esa zona, pero desde 2011 ha llegado de una nueva zona entre África y el Brasil y afecta a la región del Caribe”.
La incidencia y el tamaño de las proliferaciones de algas en el Caribe y África occidental han ido aumentando debido al incremento de la temperatura del agua, el vertido de fertilizantes al océano y el aumento de las nubes de polvo en el Sáhara, que estimulan el crecimiento de las algas.
Las invasiones de sargazo están causando un daño cada vez mayor al medio ambiente, la biodiversidad y los ecosistemas costeros. Por ejemplo, el sargazo en descomposición puede ahogar a los arrecifes de coral y limitar el oxígeno vital para los peces en las zonas costeras. Los mamíferos marinos y las tortugas se ahogan a menudo cuando se enredan en las algas.
El sargazo también puede afectar negativamente a la salud humana. “Aparte de su importante repercusión en los medios de vida de los pescadores, el sargazo puede causar dolor de cabeza, náuseas y dificultad respiratoria porque libera gases tóxicos cuando se descompone a lo largo de la costa”, afirma Monnereau.
Medios de vida perdidos
Barbados, Belice y Trinidad y Tabago se encuentran entre los países más afectados. Los pescadores se han visto obligados a cambiar sus técnicas de pesca y sus especies objetivo en los años de abundancia de sargazo.
Antonio Horsford, un pescador de 44 años de la comunidad costera de Buccoo, en Tabago, se ha dedicado a la pesca durante más de 20 años. “El sargazo es una plaga. Capturo peces voladores como medio de vida y el sargazo los ahuyenta. He tenido que cambiar dos motores porque las algas los invadieron. Resulta costoso para un pescador”.
Según la investigación de la FAO, la cantidad de peces voladores ha disminuido un 50 % solo en Barbados, mientras que la lampuga ha caído un 37 %. Una menor cantidad de peces implica menos puestos de trabajo a lo largo de la cadena de valor.
“Naturalmente, eso afecta a los pescadores, pero también repercute en los actores de las etapas posteriores porque, si hay menos peces, los precios suben y hay menos trabajo”, afirma Monnereau. “Por tanto, el sargazo afecta al consumidor, pero también a los comerciantes de los mercados, porque tienen menos pescado para vender”.
A través del proyecto CC4FISH, la FAO está ayudando a comunidades de varias islas del Caribe mediante una gestión adaptativa. Eso significa ayudarlos a mejorar las previsiones, el seguimiento y la detección del sargazo, así como crear capacidad y proporcionar equipos y asesoramiento para ayudar a limpiar las playas cuando aparece el sargazo.
Suzan Lakhan-Baptiste, Directora Gerente de la organización sin fines de lucro Nature Seekers, afirma que el apoyo y el equipo proporcionados por la FAO permitieron a su grupo eliminar capas de sargazo y preparar un espacio de anidamiento limpio para las tortugas marinas, que son una popular atracción para los turistas en Trinidad y Tabago. No obstante, declara que las algas siguen siendo un enorme problema.
Gestión del sargazo como primer paso
La mejora de la gestión del sargazo resulta esencial. La FAO no solo apoya la aplicación de mejores prácticas para la limpieza y eliminación del sargazo, sino que también está trabajando con los gobiernos y las comunidades para elaborar políticas, normas e incentivos que permitan proteger la salud pública y ambiental.
Mediante la elaboración de una guía de usos del sargazo, la FAO está promoviendo también formas de otorgar una nueva función al sargazo, convirtiéndolo en productos comercialmente viables para proporcionar empleos e ingresos adicionales. De hecho, el sargazo ya está siendo utilizado por pequeñas y medianas empresas para producir ladrillos, suelas de zapatos, jabones, estimulantes vegetales y papel. Otras empresas de mayor tamaño están considerando convertir el sargazo en energía renovable, bioplásticos y compost.
Ya se han realizado avances importantes a la hora de ayudar a los pescadores a detectar de manera más adecuada el sargazo y adaptarse a él en el Caribe. Actualmente, las iniciativas para convertir la proliferación de algas en un activo pueden crear nuevas oportunidades de empleo y cadenas de valor sostenibles en el futuro.