Por segundo año consecutivo, los habitantes de la selva amazónica brasileña se ven abrumados por las inundaciones, y cientos de miles de personas ya han sido afectadas por aguas cuyo nivel no deja de subir.
Las fuertes lluvias que han caído en la Amazonía en los dos últimos años están asociadas al fenómeno de La Niña, que se produce cuando las corrientes del océano Pacífico afectan los patrones climáticos globales y que, según los científicos, se intensifica por el cambio climático.
En Manaos, la ciudad más grande de la Amazonía brasileña, se empezó a llevar un registro de los niveles de las inundaciones desde 1902, y en la última década se han producido siete de las peores inundaciones, incluida la de este año.
“Desafortunadamente, las inundaciones severas han venido ocurriendo repetidas veces en la última década”, dijo en un mensaje de texto a The Associated Press Luna Gripp, una investigadora en geociencias que monitorea los niveles de los ríos de la Amazonía occidental para el Servicio Geológico de Brasil. “Es la confirmación de que los eventos climáticos extremos van en franco aumento”.
Tan sólo en el estado brasileño de Amazonas, se estima que 367.000 personas se vieron afectadas por la crecida de las aguas, según la autoridad de defensa civil del estado.
El río Negro alcanzó una profundidad de 29,37 metros (96 pies) el lunes en la estación de medición de Manaos, en comparación con el récord de 30,02 metros (98 pies) que se registró el año pasado.
“El año pasado enfrenté una inundación, y ahora estoy lidiando con la inundación de 2022”, dijo Raimundo Reis, un pescador que vive con su hijo en Iranduba, una ciudad frente a Manaos, al otro lado del río Negro.
Utiliza tablas de madera para improvisar un piso elevado dentro de su casa y mantenerse por encima del agua.
“La vida en el río es lo que ves: muchas dificultades y promesas incumplidas. Los políticos sólo vienen aquí en época de elecciones”, dice Reis, que no ha obtenido ninguna ayuda por parte del gobierno.
El punto máximo de las inundaciones en Manaos se produce normalmente a mediados de junio, y tarda semanas —a veces meses— en remitir.
El año pasado, el río Negro se mantuvo por encima de la línea de inundación de 29 metros (95 pies) durante 90 días.
Actualmente, los ríos Jurua, Purus, Madeira, Solimoes y Amazonas también se encuentran desbordados, lo que ha provocado que 35 municipios del estado de Amazonas hayan declarado estado de emergencia.
Las inundaciones ocasionan un daño significativo a la agricultura, que tradicionalmente se realiza en la Amazonía cerca de las riberas, donde el suelo es más fértil, dijo a AP por teléfono el jefe de la autoridad de defensa civil del estado, Charlis Barros. Eso hace que la distribución de alimentos sea una de las necesidades más urgentes que existen en este momento, señaló.