. Desde la colonia Las Presitas en León, existen más de 273 tabiqueros, entre ellos está el señor Juan, quien por más de 40 años ha practicado el oficio, mismo que le ayudó a sacar adelante a sus ocho hijos.
“Mil 300 pesos es lo que gano a la semana un promedio, apenas nos alcanza para sobrevivir está difícil ya la vida, todo cada día está más caro y el sueldo no incrementa, sabe cuántos años llevamos ya con este sueldo, ya van los precios al triple y el precio del trabajo nunca aumenta”, dijo uno de los tabiqueros de León.
Entre sus brazos, el señor Juan carga diariamente arcilla para realizar los ladrillos que tardan hasta 16 horas en cocinarse y poder estar a la venta, con un molde para 4 tabiques se apoya para dar forma al producto que conoce desde que tenía ocho años, cuando comenzó a seguir los pasos de su papá.
Desde los cinco años el señor Juan llegó de San Luis de la Paz a León, debido a que su padre comenzó a trabajar de tabiquero en la colonia Las Presitas, oficio que heredó y a los ocho años comenzó a trabajar en las ladrilleras de dicha colonia.
Cuando creció decidió casarse con su esposa Valeria, quien ya tenía 6 hijos pequeños, como de 5 a 7 años, por lo que decidió tener 2 hijos más con ella y en total criaron y educaron a 8 menores; sin embargo, debido a una fuerte enfermedad su acompañante de vida falleció y el señor Juan tuvo que sacar a los pequeños adelante.
De los 8 hijos por los que trabajó, solo su hijo el más pequeño siguió sus pasos, a quien ha guiado en el oficio de tabiquero como su padre hizo con él desde que era un niño. Los demás hijos crecieron e hicieron su vida, mientras que una de sus hijas se dedicó a otros giros económicos.
“Siempre fue complicado mantener a los hijos, eran muchos los niños, ella falleció y los dejó a la mayoría chiquitos, en total eran ocho y yo me hice cargo de ellos, ahorita ellos ya crecieron ya no se dedicaron a esto, nada más este niño”, mencionó.
Si bien el oficio de tabiquero no es muy bien remunerado, para el señor Juan no existe de momento otra alternativa, debido a que no cuenta con los requisitos que otros trabajos solicitan, además que hacer ladrillos es lo único que sabe hacer.
En caso de que alguna vez le dieran trabajo, le gustaría dedicarse a la vigilancia o ser parte del aseo público, actividades que considera más sencillas de realizar, debido al trabajo tan extenuante que realiza diariamente.
“Como uno ya está grande, podría ser velador o ahí barriendo las calles, todo eso, pero ahorita seguiré dedicándome a esto”, comentó.
El señor Juan explicó que su trabajo es muy cambiante, no tienen un horario fijo de trabajo, hay días en los que puede entrar a las 6 de la mañana, otros a las 8 de la mañana, dependiendo de la carga de tabiques que se requieran por el patrón, quien vende el producto a particulares y constructoras.
Afortunadamente el señor Juan dijo que no se ha contagiado de Covid-19 afortunadamente, ya que ha estado concentrado en trabajar y que al menos en su zona de trabajo con 273 compañeros no se ha registrado algún caso sospechoso.
También platicó que por cada mil tabiques el precio puede variar de los 2 mil 500 a 3 mil pesos; sin embargo, son horas de trabajo las que se requieren para sacar adelante el producto, pues el ladrillo se cocina hasta en 16 horas y las jornadas pueden ir de 8 hasta 10 horas, dependiendo de la carga.